Tania Calvo, un talento sobre ruedas

Con 28 años es joven, aunque parezca que lleva toda la vida en los velódromos. Cuenta las medallas y títulos en campeonatos de España por decenas. Su época dorada llegó entre 2014 y 2016, con una plata y un bronce en velocidad individual y otra plata por equipos en campeonatos de Europa. Junto con la catalana Helena Casas formó un tándem con subidas y bajadas. Llegaron a ser campeonas de la Copa de Europa y añadieron el diploma olímpico con una meritoria séptima plaza en los juegos de Río de Janeiro. Luego vino el declive. No había feeling entre ellas. Y se notó en los resultados deportivos. Tania Calvo sentía que necesitaba un cambio. Los resultados no llegaban, las marcas no eran del todo malas, pero las nuevas generaciones de pistards internacionales -alemanas, belgas, holandesas y británicas fundamentalmente- eran extremadamente competitivas.

Tras el último mundial de Berlín donde perdió el tren olímpico, se replanteó todo. Se tomó una pausa, obligada también por la pandemia. Y ahuyentó los fantasmas de la retirada. Se dejó asesorar, sobre todo por su entrenador y amigo Javier Sola, que siempre ha visto en ella un potencial extraordinario. Quienes la conocen, saben que no abandona tan fácil, pero cuando se pierde la ilusión poco o nada tiene sentido. Hasta que decidió probarse. Un par de competiciones en verano por Italia le dieron la pauta para su reconversión a las pruebas de fondo.

«Necesito readaptar mi cuerpo, pero vuelvo a divertirme encima de la bici», reconoció tras colgarse un oro en scratch y dos platas en eliminación y puntuación en los pasados estatales celebrados en Tafalla. La sombra de Tania Calvo es muy alargada. Tanto como el temor de sus rivales a enfrentarse a ella. Al punto de velocidad que lleva de serie y ha entrenado durante tantos años, se une ahora un trabajo de resistencia y cualidades innatas. Solo ella sabe dónde está su límite.

Por ahora, su primer objetivo es competir en el Europeo que se disputa en Bulgaria en noviembre. Después, soñar con volver a ser olímpica. ¡Qué mejor que en París! Lo haría con 32 años, en plena madurez. Aunque Calvo siempre ha tenido de eso en exceso. Será porque desde bien joven supo manejarse lejos del calor de la familia y amigos que dejo en Vitoria. Todo pesa y ahora vuelve a casa. Entre mudanzas y recuerdos, el cambio en su vida es total. «Cuando tomo decisiones» -recalca- «lo hago con todas las consecuencias».

Expectante por el regreso a su ciudad natal, lo que más ilusión le hace es recorrerla con su bicicleta tuneada de color morado. Es otra de sus aficiones que practica en el poco tiempo libre del que dispone y le dejan su entrenamientos y estudios de psicología por la Uned. Ha decidido no dejarse dominar por la dictadura delas redes sociales. Se ha alejado del teléfono móvil como terapia y por salud mental. Lo sufren sus cercanos, que ya saben que Tania contesta al teléfono días después. La próxima llamada será la de su nuevo equipo de carretera, con el que entrenará sobre el asfalto. No descarta incluso volver al barro de alguna prueba de ciclocross. Es la nueva Tania Calvo.