La superficie de viñedo no crecerá en Rioja mientras Ribera sumará 235 hectáreas

La superficie disponible para autorizaciones de nueva plantación se limita, de hecho, a «un máximo de 0,1 hectáreas» para este próximo año. Esta medida obedece al delicado equilibrio que vive el sector, con mucho vino en las bodegas, precios más que ajustados -según los sindicatos agrarios precios que muchas veces no cubren los costes de producción- y ciertos problemas en la comercialización, que no ha explotado como se esperaba. De esta manera, la congelación de superficie cultivada se planteaba por el Consejo Regulador como una medida de control más.

Sin embargo, uno de los competidores más directos de Rioja en los mercados sí que opta por crecer. El Ministerio de Agricultura ha dado el visto bueno a la petición del pleno del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Ribera de Duero, que en su momento solicitó a la Junta de Castilla y León un total de 235 hectáreas de nuevas plantaciones para 2023.

«El estudio justificativo presentado avala que la limitación propuesta por la DO garantiza un crecimiento sostenible, pues genera un volumen de uva y vinos que pueden ser absorbidos por el mercado, evitando distorsiones con posibles riesgos de oferta excesiva, que en caso contrario podrían provocar una devaluación significativa de Ribera del Duero», manifestó la Junta.

Rueda, por su parte, optó también por la opción de Rioja de contener el crecimiento de la masa vegetal en 2023 pero lo prolonga también a 2024 y 2025.