Los sueños cumplidos de una pionera del baloncesto alavés

Lo dice desde el corazón. Cuando en el colegio San Prudencio empezó a sentir el tacto del balón naranja, nunca imaginó que ese sería su destino en esta parte de su trayecto vital. Un año en San Viator fue la transición perfecta hacia tierras catalanas, donde dirigió sus pasos a la mejor fábrica de jugadoras de este país: el club Segle XXI. En la residencia Blume y a más de 600 kilómetros de su casa y de los suyos, hizo ese trasvase de niña a mujer en ese tiempo récord que apremia a todo deportista de élite.

En 2006 debutó en la Liga Femenina 2. No pasaron desapercibidas su cualidades para el tiro, velocidad en la pista y una extraordinaria lectura del juego. Porque a la canasta se juega con las piernas y la cabeza.

Ese mismo año logró el oro europeo con la U16 en Kosice (Eslovaquia). Suponía la apertura del camino a las categorías de formación de la selección española, con la que colecciona, además, una plata mundial en 2009, donde compartió vestuario con ilustres como Marta Xargay, Cristina Ouviña o Leonor Rodríguez. Ese mismo año fue convocada con la U20 para disputar el Europeo de Gydinia, donde una jovencísima Alba Torrens sería elegida la MVP del torneo, aunque España se conformó con la plata, el mismo metal que también lograría en 2010 en el Europeo de Letonia.

Marta no es de contar hazañas, ni de lucir las medallas. Pero sin saberlo abrió un camino como única alavesa profesional pasando hasta por ocho clubes diferentes en España: Segle XXI, Ferrol, Bembibre, Al-Qâzeres, Campus Promete, Araski, Ensino Lugo y el Jairis de Murcia, donde puso el broche. Tuvo su momento europeo en la temporada 2018-19 tras fichar por el campeón alemán, Rutronik Stars, con quien disputó la Eurocup. Su otra experiencia internacional la llevó a Argentina, al Unión Florida, con el que se proclamó campeona de la SúperLiga en los años 2015 y 2017 y donde exhibió sus mejores dotes para este deporte. Ha cumplido todos sus sueños. Cuando Vitoria tuvo su equipo en la máxima categoría no dudó en regresar. En el Araski disfrutó de dos temporadas, una primera inolvidable, disputando las semifinales de la Copa de la Reina y el playoff por el título. Aquel equipo novato enamoró al mundo del baloncesto, necesitado de cierta savia nueva y fresca que aportó la entidad alavesa.

En Alicante ha encontrado su nuevo hogar y el amor. Desde hace casi dos años, comparte su vida sentimental con el árbitro Fran Zafra, Junto a él emprende una nueva vida con un horizonte profesional ilusionante. Graduada en Podología y actualmente en el último curso de la titulación de Nutrición, emprende un nuevo rumbo, eso que para otros se convierte en un abismo pero que la vitoriana ha sabido forjarse con horas de estudio entre entrenamientos y viajes. Constancia y trabajo la definen.