La reconversión que persigue Vitoria para Gamarra y Betoño quiere cambiar el ruidoso paso de los camiones, las parcelas contaminadas y las grandes naves de almacenamiento por empresas tecnológicas y estudios de diseño, entre otras actividades. Ese es, a grandes rasgos, el boceto que tienen ... diseñado el Ayuntamiento y la Diputación de Álava para una transformación a «largo plazo». El informe, al que ha tenido acceso EL CORREO, reserva la condición productiva de los polígonos industriales más antiguos a sus zonas interiores, mientras que apuesta por crear un nuevo ecosistema digital y artístico en la manzana sur de Betoño. Es el sueño de la Vitoria del futuro.
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La de Betoño es, sin duda, la principal metamorfosis que se plantea en el Distrito Industrial Norte de la ciudad, con permiso de la transformación de Portal de Gamarra, donde ya se han realizado algunas primeras actuaciones y se han instalado otros servicios. El informe, elaborado por Álava Agencia de Desarrollo, destaca el potencial de Betoño por estar «rodeada de ciudad». El estudio se centra en una manzana de unos 145.000 metros cuadrados que se sitúa cerca de Salburua y Aranbizkarra, entre las calles Betoño, Zaramaga, Elgoibar y Eskoriaza. «En la actualidad alberga un tejido heterogéneo de usos productivos a pequeña escala con gran potencial de transformación», recoge.
145.000 metros cuadrados tiene la manzana sur de Betoño donde se proyecta el plan.
Gamarra, Betoño y Larragana Ayuntamiento, Diputación y Gobierno vasco acaban de sellar un acuerdo para transformar los polígonos
El planteamiento de las instituciones pasa por reconvertir los almacenes y las diferentes industrias pequeñas en torno al edificio de Krea, ahora sede de ID Arte, Escuela de Arte y Superior de Diseño. El inmueble actuaría a modo de imán de ese tipo de actividad. En concreto, las propuestas recogen «espacios para artistas y artesanos» o actividades «ligadas a la innovación, tecnología y la digitalización». Alrededor de estas empresas también se propiciaría el desarrollo de nuevos espacios de trabajo y 'coworking'. Es decir, oficinas de encuentro entre empleados de diferentes compañías, como sucede, por ejemplo, en 'start ups' informáticas.
La intervención persigue suavizar así la 'frontera' entre el Betoño industrial y las viviendas. Algo similar sucede con Portal de Gamarra, que se presenta como el «escaparate» de la actividad secundaria. Es decir, donde comenzaría esta actividad, pero con una predominante «mezcla de usos». En esta zona se plantea una transición entre la trama urbana y el ámbito productivo con un 'ecobulevar', con una apuesta más decidida por la «movilidad ciclista» y, sobre todo, una oferta amplia del sector servicios. Es decir, «hoteles, restaurantes, bares y terrazas». Estos usos coexistirían con comercios, como los que ya existen. Se trataría, por tanto, de reforzar el 'mix' que ya existe tras la llegada de supermercados y algunos restaurantes.
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La manzana de Betoño y la zona de Gamarra se presentan como las principales transformaciones desde el punto de vista de la atracción de la «industria limpia», mientras que «la Avenida del Cantábrico y su prolongación en Portal de Zurbano (hacia el Buesa Arena) se concibe como el remate por el Norte». El informe, de hecho, le otorga «un alto potencial de mejora urbana», desde el punto de vista del espacio público, la conexión con el ámbito rural y la movilidad ligera.
No obstante, los planes de las instituciones incluyen una mejora de la relación del polígono con el río Alegría y su acceso al Anillo Verde. En este aspecto, plantea un «rediseño» y una «nueva relación abierta con el parque fluvial del río Alegría», con la modificación de las propias manzanas. El área donde se actuaría comprende las calles Kapelamendi, Miraballes y Concejo. «El objetivo es posibilitar la apertura y diseñar recorridos peatonales y ciclistas». La intervención persigue «atraer actividades económicas sofisticadas y de alto valor añadido, orientadas a la innovación, energías renovables e industrias medioambientales».
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El proyecto, sin embargo, no plantea la eliminación de la «vocación productiva» de los distritos industriales del norte de la ciudad, que estarían reservados para el eje Artapadura-Barratxi, que se encuentran en la zona central del polígono de Gamarra.
El ambicioso proyecto, sin embargo, debe complementarse con la reactivación de los polígonos que plantean las instituciones. Este plan pasa por realizar un estudio de las parcelas que se podrían adquirir desde las Administraciones y ponerlas en uso tras su descontaminación. Y es que existe un amplio número de zonas que se encuentran abandonadas por la falta de rentabilidad que ven sus propietarios, en su mayoría privados. Los próximos pasos irían destinados a detectar esas parcelas que podrían actuar como motores de toda una zona.
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En este sentido, el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno vasco acaban de sellar un acuerdo de colaboración para llevar a cabo el análisis y las primeras intervenciones. En el caso del equipo de gobierno municipal (PNV-PSE), el último avance fue la aprobación de una partida de 3 millones de euros del presupuesto extraordinario de este año. La velocidad que tome el ambicioso proyecto, que llevará «décadas», tal y como reconocen los departamentos de Territorio y Promoción Económica, dependerá también de su capacidad de atraer financiación europea. «Es un proyecto ilusionante pero a muy largo plazo», admite la teniente de alcalde Maider Etxebarria (PSE).
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