Poco a poco se despejan las incógnitas de la trágica colisión que se produjo la noche del pasado 12 de enero, cuando los jóvenes Cristian e Izaro fallecieron después de que su vehículo (un Volkswagen Polo) sufriera la «brutal colisión frontolateral» de otro coche ( ... un BMW) que participaba en una carrera ilegal. Tras varios días de gran secretismo y de avances a cuentagotas, que han permitido detener a los dos conductores que competían en sus BMW (están en libertad con cargos), la Policía Local de Vitoria ha llevado a cabo un «reconstrucción fidedigna» de lo que sucedió durante la madrugada del viernes al sábado 13. Así se produjo paso a paso el trágico accidente en el primer polígono industrial de Euskadi, según ha relatado el concejal de Seguridad, Iñaki Gurtubai.
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La Policía Local acude al polígono industrial de Júndiz y a la calle con el mismo nombre para vigilar posibles quedadas o carreras. Se trata de una medida que aplica de forma habitual, ante la constatación de que esta práctica es regular, sobre todo entre los jóvenes. Hay cerca de medio centenar de vehículos en el área industrial que, ante la presencia de la Guardia urbana, no comete ningún acto delictivo.
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David González
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Los jóvenes que se han dado cita en la calle Júndiz comienzan a abandonar el polígono industrial vitoriano, probablemente disuadidos ante las miradas de la Guardia urbana.
La Policía Local abandona el lugar después de que la práctica totalidad de los vehículos se haya marchado. Sin embargo, un coche vuelve y confirma que la Guardia urbana ya no está presente. En ese momento, avisa a sus amigos a través de una aplicación de mensajería y algunos vuelven. En concreto, de los cerca de 50 que se habían dado cita inicialmente, aparecen «entre ocho y diez».
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Tras varios minutos de trompos, derrapes y «algunas carreras ilegales», dos BMWs, uno azul oscuro y otro gris, se retan a llevar a cabo una competición de velocidad. «La velocidad es altísima», reconoce el edil responsable de Seguridad. A falta de una concreción más exacta, era «mucho más alta que los 50 kilómetros por hora» a la que está limitada en el polígono industrial. Es más, según las mediciones policiales, el BMW azul habría arrastrado al Polo «unos 33 metros» tras el impacto.
A lo largo de la carrera, el Volkswagen Polo que ocupaban cuatro personas, entre las que se encontraban Cristian e Izaro, se incorpora a la vía. «No sabemos si lo hace para marcharse o si era para cambiarse de lado», señala Gurtubai, aunque según la versión de una de las supervivientes era para tener una mejor perspectiva. En cualquier caso, se produce una colisión «brutal» que acaba con la vida de los dos jóvenes. El conductor es desencarcelado por los Bomberos de Vitoria, mientras que la copiloto, que ahora se recupera, logra salir del coche por su propio pie, pero queda «muy traumatizada» por lo ocurrido. Cristian fallece en el acto y su novia, unos minutos después.
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En la reconstrucción también ha resultado clave la revisión de las cámaras de seguridad de las fábricas del entorno y de una gasolinera, al parecer muy frecuentada por quienes se acercaban a las quedadas. Los conductores de los dos BMW (el que no sufrió la colisión fue detenido la semana pasada) fueron puestos el sábado en libertad con cargos. Se les imputa «conducción temeraria con manifiesto desprecio hacia la vida de otras personas y homicidio imprudente». Además, se les ha retirado el carné de conducir y el pasaporte. Deberán acudir cada semana al juzgado.
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