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Jornada determinante en el juicio por el asesinato de Sophia Lösche, la joven alemana que apareció muerta cerca de la localidad alavesa de Egino hace ahora trece meses. Este miércoles tocó el turno a las dos forenses que practicaron la autopsia al cuerpo de ... la activista en los sótanos del Palacio de Justicia de Vitoria. Su declaración aportó grandes novedades al caso, que ha levantado una enorme expectación en su país de origen.
«El cuerpo fue envuelto en plástico, lo que ralentizó la descomposición externa, pero el estudio interno nos lleva a señalar el día 14 de junio –cuando se subió al camión del acusado– como fecha de la muerte», indicaron ambas por videoconferencia ya que la vista oral se celebra en Bayreuth, al este de Alemania. El cadáver se encontró el 21 de junio del año pasado.
Sin embargo, según la estimación de las expertas, «Sophia murió a las pocas horas» de emprender ese viaje en compañía de Boujemaa L, súbdito marroquí que se enfrenta a 15 años de cárcel. Ella hacía autostop en una estación de servicio para volver a su hogar paterno. Después de obtener negativas de otros conductores, este camionero se ofreció a llevarla.
Tras matarla presuntamente en Alemania, este hombre recorrió más de 1.600 kilómetros por carretera. Pasó la frontera cerca de Estrasburgo, cruzó todo Francia sin mayores problemas y, al alcanzar España tras atravesar el paso de Biriatou sin revés alguno, paró en una estación de la servicio cercana a Egino. En total se detuvo trece veces en territorio germano y otras tantas en el resto del trayecto. El GPS de su camión y el uso de su tarjeta de crédito ha permitido a las autoridades trazar su ruta casi al milímetro.
Tras abandonar el cuerpo en Egino, aún le dio tiempo de llegar hasta Jaén. Allí, con el ferry de Algeciras a tiro de piedra para escapar de la Justicia europea, su traíler se averió e incendió. La Guardia Civil le detuvo al identificarle. Hacía días que le buscaban como único sospechoso tras la denuncia presentada por la familia Lösche. Ellos fueron los que obtuvieron las imágenes del momento en que Sophia subió al camión. Gracias a eso, se supo con quién; Boujemaa L., el encausado.
Sobre la suposición de un delito sexual, hipótesis esgrimida por la familia de la víctima, las expertas no se pronunciaron. El mal estado del cuerpo, apareció una semana después de su muerte violenta, no permitió resolver ese enigma. Sophia murió «de un golpe en la cabeza» con un objeto romo. Se cree que una tubería de hierro, que nunca ha aparecido.
Las forenses apuntaron asimismo que el procesado «quemó parte del cuerpo» al abandonarlo en Álava. Ertzainas lo hallaron desnudo, atado de manos y piernas.
Boujemaa L., en la jornada inaugural del juicio, pidió perdón a la familia de Sophia, que no se ha perdido ninguna sesión. Según su versión, ella le acusó de robarle un trozo de hachís. A partir de ahí se puso «violenta, me agredió y la golpeé». Los Lösche consideran que esta versión sólo buscar una condena más tibia.
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