«No soy muy conciso. No soy muy de titulares», avisa José Alipio Morejón (1961, Madrid), director de la Fundación Raíces de Europa, una asociación «ciudadana y eminentemente europeísta» que busca fomentar la cultura a través de diferentes propuestas como charlas, congresos y viajes. Antes ... de ponerse al mando de esta asociación, Morejón trabajó como profesor de de arte en Madrid y en los cursos de historia del arte de la Fundación Asmoz, creada en el seno de Eusko Ikaskuntza. Lleva desde el año 96 viviendo en Vitoria. «Estoy muy a gusto. Me siento vitoriano», dice desde su despacho donde se rodea de catálogos -del Prado, de la sala Amárica, del Guggenheim...-. Tras el primer aviso, divaga; luego repasa y recorre culturalmente la ciudad en la conversación. Está convencido: «Vitoria puede hacer grandes cosas».
- ¿Cómo ve la ciudad culturalmente?
- Por una parte pienso que Vitoria es una ciudad con mucha actividad cultural. Creo que es bueno partir de que hay una realidad cultural rica. Cualquier visitante lo nota.
- Pero...
- Ahora bien, también pienso que Vitoria tiene aproximadamente 250.000 habitantes y creo que es bueno soñar y tener aspiraciones altas. La Florencia del siglo XIV y XV alcanzó como máximo 150.000 habitantes y había una vitalidad cultural que la convirtió en una ciudad que todos admiramos. Todo salía de una ciudad más pequeña que Vitoria y sin los adelantos técnicos que hay ahora. Vitoria tiene que seguir creciendo y soñar muy alto porque se pueden hacer cosas muy grandes.
- ¿Qué hay en ese sueño? Si piensa en la Vitoria que desea en 2050...
- Me imagino una Vitoria que sea un motor de la integración europea, de una Europa amante y promotora de la libertad, igualdad de oportunidades, justicia, creación cultural, solidaridad, paz… Me la imagino con un buen auditorio, un teatro reformado, museos en los que se incorporase obra y se hiciesen acuerdos con El Prado, el Bellas Artes de Bilbao, el San Telmo de San Sebastián. Con exposiciones conjuntas que pudieran pasar de un centro a otro. También con algunos otros cines que proyectasen películas no solamente comerciales, también en versión original.
- Artium trabaja ahora con un comité de asesoramiento entre los que se encuentra Borja-Villel, director del Reina Sofía. ¿Ese diálogo con otros museos era necesario?
- Claro que era necesario. Las sinergias son necesarias desde los comienzos. Para potenciar la ciudad hay que sumar fuerzas. Yo por naturaleza soy optimista y pienso que Vitoria tiene unos cimientos muy buenos para crecer. Tenemos a veces un poco de complejo, puede ser...
- ¿Han faltado exposiciones de mayor relieve en Vitoria para que luzca el actractivo de los tres Ribera en el Museo de Arte Sacro o la colección de Artium?
- Es verdad que la gente respondemos más a la novedad, a los titulares y a las exposiciones temporales. En ese sentido hay que tener una sensibilidad especial para preparar exposiciones más grandes. Incluso aprovechando mucho de lo que ya hay y que haga más apetecible lo que hay. Hay que ver cómo podemos hacer exposiciones que puedan tener un reclamo con lo que ya tenemos.
- ¿Recuerda alguna exposición temporal llamativa en el último lustro?
- ...No hemos tenido.
- Y pasada la crisis...
- Se podría haber hecho una mayor exposición, por ejemplo con el caso de los tres Ribera, aprovechando su restauración y algunas joyas que ya tenemos. No hemos tenido una disposición potente y podríamos haber hecho una con una presencia y una fuerza casi internacional atrayendo a más gente. En cualquiera de los museos.
- ¿Eso puede tener que ver con algún complejo respecto a las otras capitales?
- Entiendo que para todo gran proyecto de ciudad se necesita sumar todas las fuerzas y todos tienen que remar en la misma dirección. Y también cuesta dinero. Lo primero es que la ciudadanía tenga iniciativas en todo sus ámbitos (sociedades intermedias, fundaciones, asociaciones culturales, institutos, colegios) y las instituciones tienen que tener la sensibilidad para apoyar, empujar esas iniciativas que nacen de la ciudadanía.
«Pensemos en Vitoria dentro de 12 o 50 años, con un auditorio que programe música muy buena y se llene de jóvenes»
- ¿Ve complejos?
- No lo sé... Desde luego el complejo y el miedo no sirven para nada. La amplitud de miras, la ilusión y una cierta valentía ayudan. Vitoria puede hacer cosas grandes, además tiene más población que San Sebastián. Es una ciudad que podría ser el punto de residencia, una base de operaciones para trasladarse a San Sebastián y a Bilbao. Aumentaría días de hospedaje y eso sería muy bonito.
- ¿Es posible que los proyectos fallidos hayan hecho mella en el sector cultural? Krea, el auditorio…
- Ahora está el proyecto de la restauración del Principal que evidentemente es muy necesario. Pero los fracasos siempre generan un punto de desánimo. No podemos quedarnos en el desánimo. En cuanto a audiciones hay algunos salones de centros cívicos, iglesias… Y sería bueno que se retomara el proyecto del auditorio. Debería haber cabida y público.
- ¿Habría público?
- Es costoso. Habría que insistir mucho en la formación musical. En los colegios se crea un caldo de cultivo de afición a diferentes disciplinas. Hay que pensar también a largo plazo. Tenemos buenos músicos, directores cinematográficos, pero podríamos tener más. La cultura tendría que ser una ilusión de la ciudad en la que todos tienen que remar a la misma dirección. Creo que se puede hacer más.
- ¿Qué ve necesario?
- Un convencimiento por parte de las universidades, de centros escolares, de las instituciones. No se pueden poner parches que duren poco. No seamos cortoplacistas. Pensemos en Vitoria dentro de 8, 12 o 50 años. En una preciosa ciudad que tenga un auditorio con conciertos muy buenos de música contemporánea y clásica a la que vaya mucha gente joven.
-Desde el 96 reside en Vitoria. ¿La ciudad ha vivido momentos anteriores de mayor ebullición cultural?
- Sí, muchos. Cuando se decide crear el Artium, el museo de Arte Sacro, el proyecto de sacar adelante el BIBAT, o el nacimiento del festival Azkena Rock porque el Festival de Jazz es algo que está más que asentado. Ahora se conoce a la ciudad sobre todo por Alavés y por el Baskonia… Pero mucha gente la conoce por proyectos culturales. Me gustaría que fuera motor cultural de Europa, puestos a soñar. Vitoria tiene que tener su personalidad y su alma. Para eso es importante invertir más en cultura y no desligarla de los grandes valores de acogida, solidaridad y libertad.
«Hay que tener una sensibilidad especial para preparar exposiciones más grandes en los museos»
- ¿Qué deben aportar los intelectuales al debate sobre la ciudad?
- No soy quién para decir eso... Entiendo que se debe pulsar qué es lo mejor para la ciudad y la provincia.
- Dígame nombres propios...
- Me vienen nombres de profesores. Y también de referentes culturales como Juanjo Mena, Carlos Mena, Imma Shara, Sabin Salaberria, Bernardo Atxaga, Iñigo Silva y Maite Ruiz de Austri…. Me viene también el nombre de Santi de Pablo, el abogado Fernando Salazar y Fernández de Carranza, que fue presidente de la Sociedad Landázuri. También talentos jóvenes como Eduardo Alsasua. Seguro que me dejo a muchos en el tintero. Sería interesante que se organizaran encuentros en los que compartieran impresiones junto a instituciones y con la gente.
- Con dos campañas electorales por delante, ¿cómo se explica la desafección hacia la política?
- Esto se detecta, es verdad. Ramón Jáuregui vino a darnos una conferencia hace ya tiempo a Raíces de Europa y nos contó que percibía un rechazo hacia la política. Y son ciudadanos que se complican la vida para mejorar la vida de todos. Habría que pensarlo. Es verdad que a la ciudadanía no le gusta cuando en un partido hay una opinión sobre algo y ya por decirlo el contrario lo rechaza. Me gustaría que todos dialogasen y llegasen a más acuerdos.
- ¿Le sorprende el ascenso de Vox?
- Sigo poco los telediarios y el mundo de la política. No puedo decir mucho. Creo que las sociedades democráticas no pueden ser solo sociedades que se manifiesten el día de las elecciones, las sociedades se construyen día a día. Me gusta que no se caiga en los insultos y descalificaciones por tener otro modo de pensar o porque vengan de otro país o seas viejo, alto o de tal sitio. No entiendo el rechazo. Una sociedad para que crezca tiene que tener mucha libertad.
«Es razonable que para 2022 podamos ver la obra de Antonio López»
ntre las numerosas actividades de Raíces de Europa se encuentra la entrega de un premio quinquenal a reconocidas figuras de la cultura. Los galardonados en 2015 fueron Miguel Zugaza, entonces director de El Prado, y el artista Antonio López. Fue en una conversación entonces, entre Alipio y el maestro realista, cuando se despertó su interés por tallar una escultura de un Cristo crucificado para el altar de la catedral María Inmaculada. «Le pregunté si tenía obra religiosa y me dijo que no. Le pregunté si le gustaría realizar alguna y no dudó», asegura el director de la asociación, que a partir de ese momento empezó a promover su realización.
- ¿Habrá una escultura de Cristo Crucificado de Antonio López para la catedral nueva?
- Claro. En Raíces de Europa pensamos que es la mejor iniciativa que hemos tenido. Poder tener una obra icónica en Vitoria de uno de los grandes artistas de la segunda mitad del siglo XX es una maravilla que nos llena de orgullo.Y será una obra distinta a todas las que ha hecho -en el Artium hay una escultura muy bonita de su mujer, 'Mari', y un cuadro de un paisaje de Tomelloso- porque Antonio López no tiene ninguna obra religiosa. Fijarán la vista en ella grandes instituciones culturales de todo el mundo (Estados Unidos, Japón, México, China) donde hay muchísimo interés en su figura…
- Hay un contrato por 132.000 euros que abonarán la Diputación, el Ayuntamiento, el Obispado, la Fundación Vital y Raíces de Europa. ¿Está todo firmado?
- Está casi todo firmado. Las instituciones nos han apoyado desde el principio. Lo más importante está hecho. Está la ilusión del artista y en el tema económico no hay problema. También se está trabajando los derechos de imagen ya que está la SGAE y todo esto tiene que quedar cerrado. Además, Antonio López ha tenido recientemente dos operaciones de cataratas de las que ha salido fenomenal. Eso es muy bueno para la obra porque dice que ahora ve como cuando era joven. Está muy motivado.
-¿Cuándo se cierra el acuerdo?
- Para mediados de abril esperamos que estampe la firma.
- Y a partir de ahí, un plazo de dos años para su realización…
- Sí, porque tiene una cierta complejidad. Es mucho trabajo: primero el dibujo, luego hacer en arcilla, pasarla a madera, policromarla…
- Habrá quien dude de los plazos y piense en los 20 años...
- De pintar el retrato de la Familia Real, ¿no? (risas) Eso lo hemos hablado con Antonio y siempre le hemos dado libertad, pero también cuidando los márgenes. Para él no es un encargo más, es algo único. Es razonable pensar que para 2021 o 2022 podamos ver una obra excepcional.
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