Solo una empresa opta a diseñar el nuevo Teatro Principal de Vitoria

Después de barajar varios estudios de alternativas, tras llegar a poner encima de la mesa un ambicioso plan, frustrado, que consistía en un demoler el teatro para unirlo con el vecino edificio Ópera, el Ayuntamiento decidió encarrilar la necesaria reforma de la bombonera vitoriana con un plan, más modesto, que se limitaba a solucionar sus carencias de confort, accesibilidad y seguridad. El contrato se sacó a concurso el pasado 19 de mayo con un periodo previsto de cinco semanas para elaborar las propuestas.

Ayer, 24 horas después de que expirara el plazo para optar al contrato de remodelación del teatro, la Plataforma de Contratación Pública en Euskadi informaba de que ninguna empresa había presentado propuesta alguna. Sin embargo, fuentes de Territorio -el departamento municipal que, en la práctica, está liderando el proyecto de reforma del teatro- aseguraban tener constancia de que una empresa había participado en el proceso de contratación. Solo una.

Todo apunta a que el aspecto económico no es en este caso el factor fundamental que explica la falta de interés de más firmas a la hora de optar a realizar el proyecto. Es más, según fuentes del sector consultadas, los 550.000 euros (665.500 con IVA) presupuestados para realizar el proyecto y la dirección facultativa lo convertían en un contrato «muy jugoso, una de las licitaciones más atractivas de los últimos tiempos en Vitoria».

Los mismos medios apuntan a la «indefinición del pliego, a la falta de garantías y, sobre todo, a unos plazos tremendamente ajustados» como las razones principales que explicarían por qué una única firma participa en el proceso de contratación. Y subrayan un detalle en absoluto baladí: la única visita prevista al teatro para que los interesados en acometer la remodelación pudieran conocer 'in situ' sus características se programó el 13 de junio (después de que el servicio municipal de arquitectura cancelara la programada el día 9), solo diez días antes de que se cerrara el plazo para presentar candidaturas.

El reloj empezará a correr los próximos días. Una vez que se elija a la adjudicataria, se establece un plazo máximo de seis meses para que redacte los estudios previos, el proyecto de ejecución y los proyectos de desarrollo de instalaciones. Si se cumple el guion previsto, a comienzos de 2023, Vitoria tendría que tener atado el proyecto para acometer unos trabajos que tienen un coste fijado (con honorarios y una partida de imprevistos ya contemplada en el 10%) de 8,6 millones de euros.

El pliego recoge las necesidades básicas del equipamiento cultural y su coste estimado. Así, el sistema de climatización (1,083 millones de euros) y el cambio del equipamiento escénico (1,78 millones) se llevan las partidas más abultadas del presupuesto. Para la sustitución de las butacas, que aspira a solventar los problemas de comodidad, se reservan 895.875 euros y el resto de partidas se destinan a aspectos que pasarán desapercibidos al espectador pero que resultan fundamentales para el funcionamiento del teatro como la actualización de la instalación eléctrica, el reemplazo del peine o la adecuación de los vestuarios, en los que está previsto acometer una profunda remodelación.