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Eduardo Aguinaco (Vitoria, 1963) vigila a través de una aplicación en el móvil las tormentas que amenazan Álava a pocas semanas del inicio de la vendimia. «Hay que cruzar los dedos para que el trabajo de todo el año no se vaya al traste», afirma.
– ¿Cómo se presenta la vendimia?
– Las expectativas son magníficas, pero septiembre será clave para redondearlas. La uva cuenta con una sanidad magnífica y se va a cubrir la producción que ampara el Consejo Regulador, aunque puede haber viñedos afectados por las tormentas de junio y otros que sufran estrés hídrico por un verano bastante seco. Nuestra previsión es que desde luego vamos a tener excelentes vinos en Rioja Alavesa en esta añada.
– En julio y agosto apenas ha llovido en la comarca.
– Las precipitaciones de esta semana han sido oro molido caído del cielo. Esto ha contribuido a limpiar la cepa y el racimo está suelto, ahora hacen falta días soleados con brisa suave y noches frescas para que las uvas vayan logrando las condiciones normales de maduración. Toca cruzar los dedos y es que, por mucho seguro que exista, el agricultor quiere tener su viñedo en las mejores condiciones.
– ¿Se ha avanzado en el seguro de las viñas?
– No hay ninguna zona vitícola en el Estado con un nivel de aseguramiento cercano al que ahora tiene Rioja Alavesa. Estamos en torno a 10.000 hectáreas sobre 13.300 y cuando accedimos al gobierno en 2015 apenas había 3.500. ¿Qué ha contribuido a ese espectacular desarrollo? Las ayudas de la Diputación, pero también que el agricultor ha entendido que no puede arriesgar la renta de su explotación a un componente climatológico que cada día es más variable.
– ¿El repliegue de la quinta ola hará que las medidas 'anticovid' sean más flexibles este año?
– Los protocolos del pasado año se van a mantener. Seguirán siendo necesarios los geles, las mascarillas y la distancia de seguridad para vendimiar, algo que tampoco es tan complicado de respetar por la estructura lineal de las viñas. El polideportivo de Laguardia se va a habilitar de nuevo para hacer PCR y vacunar con la monodosis de Janssen a aquellos temporeros que lleguen, pero no sabemos cuántos serán exactamente porque a muchos ya se les ha inoculado en las campañas agrarias de Cataluña y Murcia.
– ¿Será obligatoria esa PCR?
– Los temporeros de UAGA (el sindicato agroganadero) van a pasar por un test, pero a diferencia del pasado año muchos vendrán con una inmunidad relativa gracias a la vacuna. Esperamos que sea una campaña tranquila al contar con la exitosa experiencia de 2020, aunque también hubo episodios de covid como en casi cualquier ámbito.
– El cierre de fronteras con Marruecos por segundo año consecutivo, ¿afectará a la campaña?
– Es cierto que el año pasado se dio una situación de falta de mano de obra sobre todo en primavera, durante el confinamiento domiciliario, para la espergura y desniete. Para la vendimia no hubo tal problema y ahora esperamos que tampoco lo haya.
– ¿Pagan las grandes bodegas un precio digno por la uva?
– Tenemos que ser claros y hacer un llamamiento a la responsabilidad colectiva en Rioja Alavesa. El agricultor ha restado este año un 5% de su cosecha para ajustarse a lo que marca el Consejo Regulador y esa clase de esfuerzos deberían verse correspondidos por las grandes bodegas porque la calidad de la uva es muy buena y eso no es fruto de la casualidad o del tiempo, sino del trabajo. Este no es un negocio especulativo porque en la comarca ha habido y seguirá habiendo vendimias, por lo que se debe pagar ese esfuerzo cubriendo los costes de producción y reconociendo la calidad de los racimos.
– ¿Ya se está recuperando la venta de vino con la vuelta de la actividad hostelera?
– Aún sin datos oficiales, las pequeñas bodegas ya nos trasladan que este verano ha sido muy bueno comercialmente, pero ahora hay ganas de consumir y eso es una oportunidad para trabajar hacia la diferenciación y en los pequeños proyectos que identifican al modelo de Rioja Alavesa.
– Aún queda camino para llegar a cifras 'precovid'.
– Se ha visto un incremento paulatino de las ventas internas y las exportaciones, aunque no se nos puede olvidar que hasta mayo hubo limitaciones importantísimas en la hostelería en todo el Estado. Ahora estamos en muy buenas condiciones para volver a la normalidad y la esperanza es que el año que viene volvamos a cifras de ventas 'precovid'.
– Algunas bodegas tienen hasta dos cosechas sin vender.
– Aquellas que están muy expuestas a la hostelería de barra, que las hay, han sufrido una merma en las ventas. Muchas se están teniendo que reinventar para buscar canales alternativos y sacar poco a poco ese 'stock'.
– Parece imposible apostar por la exportación cuando aún sigue siendo complicado que los vizcaínos y guipuzcoanos pidan un vino de Rioja Alavesa.
– Ochenta millones de kilos de uva necesitan un 'mix' comercial. Tenemos un gran reto en el mercado más cercano y esta es una labor de lluvia fina. Hay una serie de acciones de promoción dirigidas a la restauración para profundizar en el conocimiento sobre el origen de los vinos de Rioja Alavesa y abarcar cada vez más mercados. Pero es necesario concienciar, que los consumidores valoren el producto local y las pequeñas bodegas. Vamos a realizar una formación de la hostelería, ya que son los principales prescriptores de sus clientes para que sepan identificar que no todo Rioja es lo mismo.
– Hablando de diferenciación, ¿cuándo se podrá comprar un vino con la denominación de origen 'Viñedos de Álava' que impulsa ABRA?
– No lo sé. La directiva europea establece que, una vez que el expediente llegue a Bruselas, aquella bodega que lo desee puede operar en España de forma provisional bajo esa marca. El Ministerio tiene obligación de dar trámite a la UE y no sé si lo acompañará de algún tipo de informe. Luego serán las autoridades comunitarias quienes decidan si 'Viñedos de Álava' cumple o no con la normativa.
– ¿Se empezará a comercializar 'Viñedos de Álava' antes del visto bueno definitivo de Bruselas?
– Las bodegas de ABRA que apoyan esta demanda imagino que utilizarán las posibilidades que les ofrezca la normativa comunitaria. Ellos lo decidirán.
– ¿Sabe cuántas bodegas hay detrás de esta iniciativa rupturista?
– No. ABRA nunca lo ha querido aclarar. Ni a la Prensa, ni a este diputado.
– Ustedes, mientras tanto, piden crear una subdenominación de origen Rioja Alavesa bajo el paraguas de Rioja, lo que requiere de una modificación de la Ley del vino. ¿La pandemia ha dejado este asunto en 'stand by'?
– Esto tiene un procedimiento y unos plazos en el Congreso de los diputados que parece que se han ralentizado por el covid. Cuando toque se tratará. La propuesta se ha presentado y, según nuestro punto de vista, cumple normativa comunitaria. Este es un proyecto que no es especulativo, sino para que los pueblos sigan teniendo agricultores y viticultores y que la riqueza que se genere esté bien distribuida como ha pasado hasta el momento.
– ¿Álava está dejando de ser un territorio patatero y de remolachas?
– Son sectores con un peso importante y que en los dos últimos años se mantienen, aunque no cabe duda de que la política de precios marca su continuidad. Nosotros les apoyamos con ayudas porque estos cultivos de regadío aportan un mayor valor añadido, exigen dedicación y con el lúpulo y los nogales complementan la agricultura más tradicional de Álava.
– Ahora se suma la amenaza de los proyectos fotovoltaicos que quieren ocupar cientos de hectáreas agrícolas.
– Yo he visto muchos proyectos en los periódicos, pero ninguno ha dado un paso real para su desarrollo. Los trámites que les esperan son muy, muy exigentes. Somos un territorio que necesita energía, pero habrá que identificar las ubicaciones idóneas menos productivas para la actividad agraria y las defenderemos como hacemos en el caso de los polígonos industriales, usos residenciales, infraestructuras...
– Todo esto hace que el sector agroganadero asegure que está en peligro de extinción.
– Hay que tener en cuenta que muchas explotaciones que son rentables cierran porque no disponen de relevo. Los hijos no quieren continuar con el negocio familiar. Nuestra obligación es apoyar para que se mantenga el mayor número posible porque generan vida en la zona rural y transmiten valores a la comarca. Con la mecanización se puede conseguir que con menos activos agrarios se puedan desarrollar explotaciones, pero aquí sobre todo desaparecen explotaciones sin relevo porque sus hijos prefieren otras opciones de vida.
– ¿Y cómo se convence a esos jóvenes para trabajar la tierra?
– La Diputación invierte 700.000 euros anuales para incentivar la incorporación de jóvenes y mujeres priorizando la producción ecológica y los cultivos no tradicionales, como puede ser el huevo de gallina campera o las razas autóctonas.
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