Los sindicatos de las residencias forales denuncian ritmos de trabajo «endemoniados» que lastran la calidad

La junta de personal del Instituto -un equivalente a un comité de empresa- aseguró que lleva quince años denunciando unas carencias que el covid ha dejado en evidencia durante los dos últimos ejercicios. «Nuestro esfuerzo es ofrecer calidad en los servicios sociales en Álava y eso pasa por calidad laboral, la ausencia de esa calidad nos ha llevado a denunciar una vez más la presión existente y que repercute directamente en la calidad de las prestaciones que ejecutamos», afirmaron en la comisión de Juntas.

«No estamos centradas en las personas sino en el cumplimiento de tareas», denunciaron los representantes de las centrales que aseguraron estar cansados. «No podemos más», remataron. Porque el covid les ha sumado a sus tareas habituales estar pendientes de los protocolos y medidas para frenar la situación epidemiológica, las pruebas PCR o antígenos, y la necesidad de repartir a los internos en distintos turnos de comidas para evitar concentraciones.

Los sindicatos llevan varios meses concentrándose para evidenciar cuál es su situación y el «maltrato institucional» al que, según sus representantes, están sometidos. Unas deficiencias que, dicen , ya han trasladado a los cargos del Departamento de Políticas Sociales sin obtener respuesta. Así, las auxiliares de enfermería «que son las que trabajan cuerpo a cuerpo con las personas con gran dependencia» superan en su jornada laboral «movilizaciones de 700 kilogramos».