Los sindicatos rechazan el plan para feminizar la Ertzaintza por ser «un postureo»

«Lo más urgente a día de hoy pasa por equiparar nuestros sueldos con el resto de policías vascas, para que la Ertzaintza sea la opción número 1 y vengan los mejores. No que sea atractivo para las mujeres, los hombres, los bajos o los altos. Para todos», abre Sergio Gómez de Segura, secretario general de Erne, la central mayoritaria en el cuerpo. «No terminamos de entender las cuotas. En todos los sitios, lo que queremos es que esté el mejor o la mejor en cada trabajo. Ni más ni menos», solicita.

Durante más de un año y con la supervisión de un bufete de abogados vizcaíno, un equipo de ertzainas y de la academia de Arkaute seleccionados por Seguridad han elaborado un listado con medio centenar de órdenes a aplicar a corto plazo. Ninguna central ha sido consultada por el departamento que dirige Josu Erkoreka.

«La igualdad de oportunidades debe alejarse del postureo. Las mujeres no necesitamos tutela ninguna. El hecho de ser mujer parece en muchas ocasiones que se eleva a una especie de incapacidad alejada absolutamente de la realidad. Es decir, detrás de la supuesta ansia de facilitar se extiende un micromachismo rampante donde se nos sitúa como incapaces de lograr el éxito», traza Usune Garai, delegada de Esan, la segunda fuerza social en la Ertzaintza. «Exigimos que se facilite ya la conciliación familiar y que no tengamos que llevar a juicio los procesos de ascenso por estar embarazada, por ejemplo».

A día de hoy, el 16,5% de la plantilla es mujer; 1.200 agentes frente a 6.083 compañeros masculinos. «Es una medida que refleja la incapacidad del departamento para conseguir la igualdad de cara a sus estadísticas, que nada tiene que ver con la real. Las medidas deben de tener el objetivo de buscar mujeres capaces, no mujeres por ser mujer, puesto que ello conlleva a una infravaloración escondida de sus capacidades reales. El paternalismo es algo machista, no igualitario y no se debe confundir», esgrime Txutxi Castelo, presidente de Euspel.

Desde el Sipe, Juan Carlos Sáenz, su secretario de organización, tilda el proyecto como «aberrante, vergonzoso y que viene de una persona que no asume su cargo (en referencia a la directora Victoria Landa) como lo que es, una ertzaina que debería buscar auténticos profesionales. Sin embargo nos regala una imagen de incoherencia».