Acosta atesora un gran recorrido en espectáculos circenses, teatrales y en cine. Alberto Bravo
Ortzi Acosta | Artista y gimnasta

«Sigo en forma y disfrutando como nunca de los espectáculos de calle»

El vitoriano presenta en el centro cívico de Hegoalde 'Urbasa', un espectáculo de acrobacias junto a los txalapartaris Hutsun

Lunes, 20 de julio 2020, 23:59

La capacidad de adaptación es una de las cualidades más útiles que puede tener una persona. Ortzi Acosta (Vitoria, 1976) es un ejemplo de ello ya que ha probado varias profesiones. El vitoriano ha sido gimnasta, artista en el Circo del Sol y actor y ... productor de teatro, cine y televisión. Una carrera polifacética en la que el acróbata señala dos cualidades necesarias: «Ilusión y mantener fresca esa niñez que llevamos dentro». Y con esas ganas habituales, el artista ofrecerá hoy a las 20.00 horas su espectáculo 'Urbasa' en el exterior del Centro Cívico de Hegoalde junto a los txalapartaris Hutsun.

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Su carrera como gimnasta empezó desde bien pequeño: «Mis aitas me apuntaron a unas clases de juegos y gimnasia en la Fundación Estadio que impartía Cecilio Ugarte. Él habló con mis padres y les sugirió que hiciera gimnasia y ellos dijeron que sí». Compitió durante quince años en los que consiguió hasta nueve campeonatos de España entre anillas, potro y suelo. Sin embargo, en el 97 se truncó su carrera: «Me rompí el ligamento cruzado anterior de una rodilla a dos semanas de mi primer torneo del mundo» y un mal diagnóstico médico le hizo tropezar. «Dijeron que tenía un esguince y no iba a tirar por la borda todo ese esfuerzo por un esguince y luché para ir al mMundial». La exigencia de sus actuaciones era tan alta que su cuerpo no pudo soportar la carga y «en el propio Campeonato del Mundo me rompí el otro ligamento de la otra rodilla».

«Cuando pagas una entrada vas con prejuicios a ver si el espectáculo vale lo que se paga»

entrada gratuita

Tras ese revés deportivo, Acosta tuvo que reinventarse: «A raíz de esa lesión me puse en modo esponja y descubrí el mundo del cine y del espectáculo. Ese año trabajé como especialista y como acróbata en un musical de Barcelona». Pero el vitoriano no teme a los nuevos retos y se aventuró a cruzar el Atlántico en busca de nuevas oportunidades: «Me compré un billete de avión y me marché a Los Ángeles a ver qué pasaba». Una decisión que más tarde se mostró acertada, ya que tras entregar currículos y realizar varios castings le llamaron por primera vez del Circo del Sol. Tras finalizar su gira por Japón, Acosta decidió probar suerte en el mundo de la gran pantalla y colaboró en varias grabaciones hasta que volvieron a llamarle desde El Circo del Sol. «Me ofrecieron un nuevo proyecto, 'The Beatles LOVE' y me metí de cabeza», cuenta. A diferencia de su experiencia anterior, este espectáculo fue creado desde sus inicios y «durante esos días estuve con la cabeza muy activa pensando en diferentes ideas para el espectáculo». «Fue muy bonito», recuerda.

«La comunicación con el público es fría, pero mejor pecar de precavidos y dar tiempo a la ciencia»

con restricciones

Cuando acabó, volvió a Vitoria para formar una familia. «No me veía con la educación de mis pequeños en EE UU y preferí volver a casa. Una nueva experiencia en mi vida y de momento está siendo lo más gratificante y bonito», explica. Pero las oportunidades laborales no son las mismas y el vitoriano tuvo que volver a adaptarse. Dejó los grandes escenarios y de actuar ante miles de espectadores para hacerlo a una escala más modesta. Las diferencias van más allá de un decorado o el maquillaje y el acróbata explica que «si tú pagas una entrada vas con prejuicios, a ver si el espectáculo vale lo que he pagado». En cambio, «en la calle te puedes ir perfectamente sin ofender ni nada y me pareció muy sano».

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«Hacer la gorra»

Acosta lo descubrió «haciendo la gorra con una estructura de hierro para hacer verticales en San Sebastián. Una situación «chocante» para un artista acostumbrado a grandes escenarios: «Me acuerdo que me pregunté a mí mismo qué estaba haciendo». Sin embargo, eso se convirtió en un gran descubrimiento: «Tenía mis prejuicios a la hora de actuar en la calle, pero fue una de las experiencias más naturales y bonitas que he vivido». El propio Acosta está satisfecho con su profesión y todavía no piensa en retirarse: «Sigo con los espectáculos en calle porque me sigo manteniendo en forma y lo disfruto como nunca. Ya veremos hasta cuándo, pero es una experiencia que me gusta vivir».

Asimismo, el polifacético artista califica de «surrealista» la situación que estamos viviendo con la pandemia. «Organizamos un evento en la calle y se toman todas las medidas de higiene y distancia, pero justo detrás de esa valla hay un parque de niños o un bar donde la gente se comporta como si nada pasase», lamenta. Además, Acosta añade que esas medidas de seguridad dificultan el trabajo de los artistas y señala que «ese tipo de distribución hace que la respuesta del público frente a los artistas sea demasiado fría». Aún así, el vitoriano lo tiene claro y explica que «mejor pecar de precavidos y darle tiempo a la ciencia y a los investigadores para que nos den la solución y poder tener el día de mañana a tu gente cerca».

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