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Catorce horas de vuelo separan el valle del Baztán de Nueva Orleans. Allí se ambienta la última novela de Dolores Redondo (San Sebastián, 1969), una precuela de su reconocida trilogía acerca de las investigaciones de la inspectora Amaia Salazar. 'La cara norte del corazón', editada ... por Destino, transcurre en el verano de 2005, mucho antes de los crímenes que conmocionaron el valle navarro, se teje entre ritos de vudú y un asesino en serie que aprovecha la ola de vandalismo posterior al huracán Katrina. Más de 300.000 ejemplares ha vendido la novela de Redondo, quien la presentará en el Aula de EL CORREO. El acto tendrá lugar mañana en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, a las 20.00 horas.
- Es su quinto libro publicado en seis años. A ese ritmo, la rutina tiene que ser esencial.
- El tiempo que no estoy escribiendo, estoy promocionando las novelas y he viajado en estos últimos años más que en toda mi vida. Aparte de la propia parte creativa de desarrollo de la novela, hay un trabajo de documentación y lecturas que para mí son casi ocio.
- En 'La cara norte del corazón' recupera a Amaia Salazar en Nueva Orleans. ¿Ha visitado los escenarios de su novela?
- Sí. El huracán llegó a Nueva Orleans en agosto de 2005 y todavía no había publicado ni 'El guardián invisible' (2013). Pero la historia de lo que pasaba allí me interesaba. Más que el huracán, por lo que pasó inmediatamente después: el abandono al que se vio sometida la ciudad durante cinco días sin que haya una justificación más allá del racismo y clasismo. Me conmovió la historia. En ese estado de caos hubo una gran criminalidad. Cuando tuve ocasión fui a Nueva Orleans y comencé a escribir la novela allí. Ya había querido contar la historia y por eso en toda la trilogía del Baztán ya aparecen algunos de los personajes de esta novela, como el lugar al que Amaia va y de donde procede su amigo Dupree.
- ¿El personaje Amaia Salazar se le aparece en pesadillas y sueños?
- Cuando escribo una novela, los personajes están tan vivos como si recordase a personas que conozco. Es como estar rememorando vidas y acciones de personas que no están en ese instante delante de mí, pero los veo con la misma claridad y escucho su voz... Y es verdad que en los momentos más intensos de escritura vives para esto. No es solamente que tengas muy vivos a los personajes y los veas ya como seres reales, sino que sus emociones te afectan. Es imposible que no sientas sus duelos y no llores las lágrimas que los personajes sienten.
- ¿Tiene Salazar la cara de la actriz Marta Etura, protagonista de la adaptación al cine?
- (risas) En algunos momentos, sí. En otras es un poco distinta mi Amaia. Pero en algunos momentos, sí.
- En más de una ocasión ha comentado que mandó 'El guardián invisible' a editoriales y hubo quienes la rechazaron. ¿Costó mucho encontrar editor?
- Me costó precisamente por los aspectos que distinguen la novela. En este tiempo me he dado cuenta de que hay dos tipos de editores: el que busca repetir un éxito que hay en el mercado. Y la otra clase de editor es el que va buscando una nueva voz. Yo tuve la suerte de encontrar esa editora, Silvia Sesé (ahora directora de Anagrama), y ella vio todas esas diferencias, vio el potencial de la mitología mezclada con el crimen, que todavía no era común. Eran peculiaridades que algunos pensaban que limitaba su proyección a la zona norte. Sin embargo, se ha visto que no. Está en 36 idiomas y funciona porque la mitología es la explicación más popular de los miedos del mundo.
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