Gorka Urtaran (PNV) no quiere oír hablar de la llegada del TAV en superficie bajo ningún concepto, ni siquiera con el compromiso expreso de que el soterramiento llegará tarde o temprano. Para el alcalde de Vitoria, existe una «tentación» por parte del Gobierno central para ... tumbar el gran proyecto llamado a transformar la capital alavesa.
–Solo tardó unas horas en rechazar la solución «provisional» de que el TAV llegue a Vitoria en superficie. ¿Por qué?
–Lo que se está poniendo sobre la mesa es una línea discursiva que no había existido ni se ha tratado en ninguna reunión interinstitucional. Incluso va en contra de lo que se presentó aquí en enero de 2019. El alcalde de Bilbao (Juan Mari Aburto, PNV) y yo estamos en plena sintonía porque tenemos el mismo temor. Esa alternativa que se nos quiere vender como una solución provisional se convertirá en la única y definitiva. No puedo mostrar más que mi total desacuerdo.
–Pero los socialistas mantienen que el «compromiso por el soterramiento es firme», también si se activa el plan B. ¿Qué le ha hecho saltar la alarma?
–Siempre hay una tentación en los gobiernos españoles, esté quien esté, de traer la alta velocidad en superficie. Ya se hizo en 2015, cuando la ministra Ana Pastor (PP) vino a Vitoria a presentar una solución que fue aceptada por el anterior alcalde (Javier Maroto, del PP). Es un error. Hay que abordar cuanto antes la aprobación del estudio informativo del soterramiento, la redacción del proyecto constructivo e iniciar las obras del mismo. Esos trabajos deben ser simultáneos con el nudo de Arkaute y el tramo Burgos-Vitoria.
«El tramo de Burgos tenía mucho más retraso que la integración soterrada. ¿Por qué tanta demora?»
–Si todas las instituciones se comprometen a realizar el soterramiento, pero optaran por poner el servicio antes para evitar retrasos más allá de 2027, ¿lo estudiaría?
–No, porque cuesta lo mismo. No nos pueden decir que ahora la solución en superficie tarda menos. Hay margen suficiente. Es un proyecto que lleva varias décadas en la agenda de esta ciudad. No se trata de un capricho, ni de una obra megalómana, sino de lo que va a conectar a la ciudad con la península y con Europa. Pido respeto a los vitorianos, que no se nos trate como a ciudadanos de segunda con una solución provisional que todos sabemos... Bueno, al menos yo sé que se puede convertir claramente en definitiva.
–La respuesta del PNV fue coordinada a todos los niveles.
–Está claro que para el PNV es un proyecto estratégico, tanto la 'Y' vasca como a conexión con el corredor ferroviario atlántico. Pero hoy no represento al PNV, sino a la ciudad. Llevamos muchos años mareando la perdiz. La alta velocidad está a punto de entrar en Vitoria, prácticamente la tenemos en Durana. Se nos dijo que para octubre de 2020 el estudio informativo estaría aprobado. Han pasado con creces los plazos establecidos y no tenemos concreción.
–Cuando habla con el consejero Arriola, que puso el debate sobre la mesa, ¿qué le dice?
–Le he trasladado mi preocupación en más de una ocasión. Están cambiando las reglas del juego en mitad de la partida. Y también el discurso de un proyecto que no contempla otra alternativa. La integración bajo tierra es el único objetivo que tiene la sociedad del soterramiento. No entiendo por qué se plantea, deprisa y corriendo, una solución provisional en superficie cuando los gobiernos de Madrid han estado durante años sin desarrollar este proyecto. Tampoco quiero cargar contra el resto de administraciones, porque vamos a seguir trabajando desde la lealtad institucional, pero pido la consideración que merece un proyecto estratégico que ya tiene un acuerdo.
«Hasta 2027 hay seis años, tiempo suficiente para hacer la obra. No hay excusas ni plan B»
–Pero el Burgos-Vitoria ya está más avanzado que la 'Y' vasca.
–Ese tramo tenía muchísimo más retraso.
–Pero a día de hoy...
–Me pregunto por qué existe tanta demora en el estudio informativo. Es cierto que tiene una complejidad medioambiental en el nudo de Arkaute y que ya ha sido resuelta. ¿A qué esperamos?
«A Vitoria le corresponde pagar 80 millones en 25 años; está perfectamente capacitada»
–Si en 2027 el TAV llega a las puertas de Vitoria y los tramos no van al mismo ritmo, ¿cómo explicará a la ciudadanía que no puede viajar en alta velocidad?
–Hasta 2027 hay seis años, tiempo suficiente para hacer la obra. No hay excusas ni plan B. Solo hay una opción.
–Se llegó a poner en duda la capacidad económica de las instituciones alavesas.
–Hablamos de unos 515 millones de euros de obra en el corredor ferroviario de 3,6 kilómetros. A Vitoria le corresponderían en torno a 80 millones a pagar en 25-30 años. Está perfectamente capacitada para abordarlo. Tendríamos que recurrir a deuda, y parte de ella se compensaría con ejercicios presupuestarios o aprovechamientos urbanísticos. No digo que se pudieran materializar en su totalidad o que vayamos a contar con todos ellos. Pero ayudaría a aliviar esa deuda. Es uno de los proyectos más importantes de la última década y no podemos dejar pasar la oportunidad. Murcia ha realizado el soterramiento y nadie ha cuestionado que tenga que llegar en superficie. ¿Por qué aquí sí?
La gran esperanza de eliminar la 'cicatriz' en el corazónde la ciudad
El debate sobre la llegada de la alta velocidad se ha centrado tanto en el propio tren, que la transformación que le espera a Vitoria parece haber pasado a un segundo plano. El soterramiento está llamado a darle a la capital alavesa las dos grandes ventajas que resultan casi siempre incompatibles en cuanto a infraestructura ferroviaria. Por un lado, mantendría la estación en pleno centro de la ciudad, que ya supone una especie de lujo en cuestión de movilidad; y, por otro, apenas lo percibiría en la vida cotidiana por el casco urbano. La eliminación de la 'cicatriz' del ferrocarril, de hecho, apunta a convertirse en la transformación «del siglo», tal y como se ha repetido en los últimos años desde el Ayuntamiento y la Diputación.
Ese radical cambio de imagen que experimentaría la capital alavesa, que pasaría de tener una cremallera que divide el casco urbano a un extenso corredor con viviendas y zonas verdes, fue el principal reclamo de la visita del ministro Ábalos en enero de 2019, cuando la alta velocidad parecía al fin despegar y contar con una estación que combinaría su toque clásico con un gran hall acristalado en la calle Dato.
El último plan, en pie a la espera de que se resuelvan las alegaciones, contempla la entrada del tren por el Este de Arkaute y su paso soterrado por el Ensanche; en concreto, por un vial subterráneo de 3,6 kilómetros entre el Bulevar de Salburua y Pedro Asúa. Pero la revolución afectaría también a varias calles 'olvidadas', como Manuel Iradier y Florida, que serían al fin peatonales al soterrar su tráfico. Así lo prevé el plan de Movilidad. De la misma forma estaba vinculado el tranvia a Zabalgana, aunque las administraciones se decantaron por otra alternativa para dejar de depender de la obra más esperada. El hecho de desligar ambos trazados alimentó el escepticismo sobre la llegada del soterramiento y favoreció el nuevo debate de la integración provisional en superficie.
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