Fiel a la balconada en la Bajada de Celedón, David Ostos cumplirá este viernes 4 de agosto sus bodas de plata festivas. Antes quemaba la noche, ahora se abona al vermú y al «corte de troncos»
Es el sevillano más vitoriano. O el vitoriano más sevillano. Depende de por dónde pise. David Ostos, 49 'primaveras', abogado, experto paellero y con más fiestas de La Virgen Blanca a cuestas que muchos babazorros. El viernes cumplirá 25. Y cuando su compadre Gorka ... Ortiz de Urbina enfile su último baile como Celedón, este andaluz de verbo fácil y aguante maratoniano le observará desde la Balconada de San Miguel. Gracias a su arte siempre logra un asiento privilegiado en esta tribuna VIP para el acontecimiento más especial de Vitoria.
Estaría mal que en su visita número 25 consecutiva se lo perdiera. ¿Pero por qué un sevillano sin lazos sanguíneos con Álava va a marcar semejante gesta? Su hermano Mariano, siete años mayor, guarda la llave de esta historia. «Cuando era adolescente, él tenía unos amigos vitorianos que se traía a nuestra casa para la Feria (de abril). Y ellos correspondían invitándole a La Blanca». Esas idas y venidas jaraneras alumbraron su interés.
Tuvo que aguardar hasta los 24 años para subir al norte. «Cuando acabé la carrera y conseguí trabajo, pude costeármelo». Y ahí se le abrió un nuevo mundo. Por la puerta grande además. Corría el año 1999. Uno de aquellos compinches de su hermano se había convertido en alcalde. Respondía al nombre de Alfonso Alonso. «Al verle por la calle fui a darle un abrazo grande y un escolta me pegó un viaje tan grande que me dejó desguazado, jaja. Hoy somos íntimos».
Le picó un veneno que continúa muy activo. Repitió. Y así hasta 24 incursiones consecutivas, incluidas las dos nofiestas (2020 y 21) en las que lo mismo cocinó una paella en la extinta La Regadera para los comensales congregados que visitó Rioja Alavesa.
Su hermano dejó de venir regularmente, como sus dos acompañantes más fieles; 'El abuelo' y Juan Ignacio. Este trío calavera formó en la desaparecida cuadrilla Gartsuak Kaskarrak. De aquel grupo de blusas destacaba 'Zimbabwe', como bautizaron por aquí a un africano alto, de rizos rubios y ojos azules. No hablaba castellano, pero desató pasiones.
«Empecé a traerme a mis amigos que fueron cambiando lógicamente, pero yo continúe». Cuando conoció a Gorka hubo 'match'. «Hicimos amistad y empezó la tradición de verle en Celedón», enfatiza David Ostos, sobrino de Jaime, torero y celebriti fallecido el año pasado.
Como el anuncio de Heineken
«Me siento medio vitoriano. Esta ciudad me encanta. Es elegante, green, afable. La gente es majísima. Soy el primero que canta 'Celedón ha hecho una casa nueva'», repasa. Valga como prueba el enorme cuadro con el aldeano de Zalduondo de su salón. En su casa paterna aún se guarda el uniforme blusa de su hermano mayor.
En esos primeros agostos, David apenas dormía. «¿Te acuerdas del anuncio de Heineken del tipo que se desliza por la barra de un bar?Lo hice antes en el Juke Box (actual Berenjenal). Ahora es impensable. Me levanto pronto. Me encanta ver cómo cortan los troncos y levantan las piedras. Incluso bajo al sótano (de Fueros) para jugar a los bolos con los mayores», ilustra. «Antes amanecíamos todos los días. Ahora el día que más tarde llegas será a la una», asume con entereza.
Lo que poca gente conoce es que Ostos anduvo cerca de cargarse la carrera política de Alfonso Alonso. «Como te he comentado, mi hermano se llama Mariano. Un día estaba con Alfonso tomando un café. Bueno, creo que sería una copa. Le llaman y responde '¿qué hay Mariano?'. Le quito el móvil y le suelto 'Mariano, dónde te metes, eres un hijo de ....'. Alfonso me lo quita asustado y me dice 'quillo, que es Mariano Rajoy'». Al recibir la explicación, el gallego se lo tomó a risa.
Cuenta las horas David para retornar a su segundo hogar. Se le espera el jueves. «Fijo que iremos a la berenjena (como denomina al Berenjenal) a recordar el Juke Box con Maribel, que es la actual dueña y es un encanto». Una vez cubierto ese plan dejará fluir. «Me llevarán al Toloño y de ahí subimos donde sea. Me dejo llevar. Con los nombres vascos me sigo liando, pero sé dónde están todos los bares».
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