75 años de la Manuel Iradier

La Excursionista de los grandes

Porque la Manuel Iradier, la decana del montañismo en Álava en activo, es mucho más que un club alpino. Según relata Juanjo Galdos, un grupo de vitorianos con inquietudies intelectuales y amor por la cultura vasca y alavesa son los que impulsaron hace ya 75 años la creación de esta «excursionista» en la que desde el principio tuvieron cabida los deportes de montaña, claro, pero también -y agárrense que vienen curvas- la arqueología, el arte, la fotografía, exposiciones, conferencias, publicaciones, etnografía, toponimia, historia, espeleología, ciencias naturales, paleontología, mineralogía, micología, filatelia, folklore, teatro y cine.

¿Se puede abarcar tanto? Por supuesto. Al principio la Manuel Iradier se convirtió en un refugio donde compartir tertulias y aficiones en unos tiempos en los que fuera de las iglesias no se podía reunir nadie, recuerdan Galdos e Iñaki de Aguirre, socio veterano. «Había que pedir permiso al gobernador». Para cada charla, cada conferencia, cada actividad... Pero había «muchas ganas» y con eso valía, dice De Aguirre, que a sus 88 años, sigue hollando cimas y disfrutando de esas salidas que él llama «de bota y tortilla».

Tiene anécdotas para dar y regalar este hijo y hermano de fundadores, socio de la Manuel Iradier desde los 17 años y transmisor del «orgullo» de formar parte de una gran familia, que en sus mejores tiempos llegó a tener 2.000 'hijos'. Hoy son 694, sin contar los honoríficos, entre los que destacan personajes de la talla de Julio Caro Baroja, José Miguel de Barandiarán, Micaela Portilla, Martín Fiz y Juanito Oiarzabal.

Pero volvamos la vista atrás. Entre 1950 y 1960, la asociación se centró en la actividad montañera y en el conocimiento de las cimas y cordilleras vascas a las que se acercaban en tren, autobús, bicicleta y a pie desde Vitoria, pero siempre dejando hueco al arte, la arqueología, la espeleología o las ciencias naturales. De hecho, algunas de sus secciones fueron germen del Consejo Cultural de la Diputación y nutrieron al Instituto Alavés de Arqueología, al de Naturaleza, al Grupo Espeleológico Alavés o al Instituto de Etnografía.

En 1963, más o menos para cuando Iñaki y sus amigos, que se codeaban con Aita Barandiaran, ya habían conseguido sus primeras botas de montaña hechas a medida de sus plantillas en Barcelona - «nos costaron 500 pesetas»- , sus buenos ventisqueros y habían fracasado en el uso de unos esquís de carpintero, la asociación organizó su primera Euskal Jaia en las cuevas de Mairuelegorreta. Allí, entre estalagtitas y estalagmitas, en la conocida como 'plaza de toros' y con ayuda de los espeleólogos, los euskaltzales disfrutaban con la ezpata dantza y la danza del oso representada por los socios y con las actuaciones de conocidos cantautores vascos. Fueron citas míticas y arrastraban a tanta gente hasta el vientre del Gorbea que hubo un año en que les desbordó, con más de 20.000 personas haciendo turnos para entrar. «No cabían más de 6.000 a la vez», detalla Galdos.

Mantuvieron la fiesta de final del verano hasta 1983. Para entonces uno de sus socios, el oftalmólogo vitoriano Juan Ignacio Lorente, ya había coronado el Everest y no faltaba mucho para que la asociación sumara a su labor la colocación de 44 buzones, cruces y 'mugarris' en las cimas.

La excursionista, de donde salieron los grupos de danzas Oldarki, Gaztetxu y el Taller de Danza Manuel Iradier, abrió su abanico a la micología -quién no conoce sus sabios consejos sobre setas- y, atención, al atletismo. Llega pues el momento de hablar de 'Los tres grandes' o la 'Hiru Handiak'. Aquellas «correrías de los montes» tomaron forma. Lo que hoy se llama trail empezó a fraguarse cuando a un grupo de amigos que habían corrido la maratón de Nueva York en 1982 les dio por montar la 'media de Vitoria' y varias carreras populares, detallan Galdos y Josemari Cossío. Si se tiene en cuenta que el amor por la montaña «lo impregnaba todo» pues blanco y en botella. «A Eloy Corres le tiraba el monte y cada vez subía más rápido y oyó que un grupo hecho las tres cimas de una tacada y ahí empezó». En 1987 se organiza la primera 'Hiru Handiak'». «Al principo algunos se indignaban porque dejábamos que la gente corriera por el monte», recuerda Cossío, que ha organizado decenas de veces esta popular marcha que recorre ahora cada dos años el Gorbea, el Anboto y el Aizkorri. También se ocupa de la de los Montes de Vitoria y la Vitoria-Estíbaliz (por cierto es hoy).

Y en un abrir y cerrar de ojos han pasado 75 años de actividad frenética. En su sede de la Pintorería los 98 dantzaris y músicos del grupo Jare han ensayado mucho estos días para poder hacer el sábado (ayer) la exhibición de danzas tradicionales por el centro de Vitoria como preludio de las fiesta patronales. Askoa Ramírez de la Peciña está emocionada. Es una de las socias más jóvenes. Heredó la pasión por la excursionista de su ama. «La gente no sabe la suerte que es pertenecer a esta sociedad», resume la dantzari.