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Son un soplo de aire fresco en el barrio de Coronación. Medio centenar de nuevos vitorianos que vinieron a sumar forman la asociación Ibn Battuta. « ... Hay pintores, albañiles... Sólo nos falta un arquitecto», bromea Ridouan, uno de sus directivos. Desde 2016, este colectivo celebra el Ramadán solidario. Cada atardecer de este mes sagrado para los musulmanes –que acaba este fin de semana– reparten 200 raciones gratis para desfavorecidos al margen de su credo. EL CORREO premia este espíritu solidario con el premio Alavés del mes, recogido por su presidente, Mohamed Oualmostapha.
– Explique al alavés no musulmán qué es el Ramadán.
– Para nosotros es el mes sagrado (acaba a finales de este mes), el más valioso, donde se ve lo que es una persona musulmana. Todo lo que dice vuestra Biblia lo apunta el Ramadán en pocas palabras; un mes de ayudar a otra persona, da igual su origen, raza o religión.
– ¿Cómo nació esta iniciativa?
– En 2016 nació la asociación Ibn Battuta. Empezamos a hablar de montar algo. Sobre todo mis compañeros, porque yo no estaba aún entre ellos. Cuando nació la asociación coincidió con el Ramadán y dijimos 'por qué no ayudamos a la gente'. El primer año costó económicamente y, en especial, a nivel organizativo. Te está hablando una persona que lleva más de veinte años en la hostelería y sabe organizar una mesa, una boda o un catering. Pero esto es complicado porque das comida a 200-240 personas en cuestión de unos minutos. Todos a la misma hora. Cada año va a más.
– Este fin de semana acaba el Ramadán y ustedes han ido al día en cuanto a presupuesto.
– Lo pagamos todo nosotros y la gente que nos ayuda. El año pasado llegamos al ecuador con un presupuesto cero, o incluso menos porque teníamos a proveedores pendientes de pagar, como el panadero. Son 50 barras al día. Vamos día a día.
– ¿Son conscientes de que su idea, al margen de la connotación religiosa, hace barrio?
– Sentimos que los vecinos nos apoyan. No tenemos denuncias, respetamos las normas y la gente lo ve. Conozco la calle Julián de Apraiz desde que montamos la asociación y le hemos dado vida. Te cuento una anécdota. Hace un año dimos de comer a una persona indocumentada. Ya está regularizado y trabajando. El otro día nos trajo una cantidad económica bastante considerable en agradecimiento, para ayudar a que sigamos adelante. Eso te emociona.
– ¿Por qué las mujeres y los hombres comen por separado en su Ramadán solidario?
– Es por respeto al Islam. En las casas o en las bodas se hace igual. Algunos lo tachan de machismo, pero lo hemos decidido como muestra de respeto hacia la mujer. Vienen pocas, ocho, ojalá que sean más. Si les mezclamos, al día siguiente no vendría ninguna. Están en una zona privada, sin límite de tiempo como ellos, que son alrededor de 200 varones y comen en pocos minutos. Lo hacemos por su comodidad.
– ¿Ustedes serían la casa regional marroquí en Vitoria?
– De momento no, pero esa es nuestra idea. O una casa árabe. Queremos ampliarla y aumentar los servicios, como asesorar a los recién llegados, pero siempre desde la legalidad. Incluso empadronar a los más necesitados. En Alemania o Holanda este modelo está arraigado. Algunas tienen edificios de tres o cuatro plantas. Hay mezquita, escuela... Allí están en la tercera generación y aquí acabamos de empezar.
– ¿Cuándo llegó usted?
– En 2007. Me costó integrarme más a un marroquí aquí que a un vitoriano. Estaba la crisis. Primero buscabas la documentación. O trabajabas o no había papeles y no había trabajo. Acuérdate. Tres millones y medio de parados. Fue complicado, pero llegué por la mañana y a la tarde ya estaba trabajando en un bar, el Sagartoki. Luego está la integración linguística. O te adaptas y te integras o coges tu pasaporte y te vas.
– ¿Se ha sentido siempre bien recibido?
– Siempre. Me acuerdo de Carlos, funcionario ya jubilado del Ayuntamiento. Me ayudó muchísimo. Mis jefes en La Escotilla me dijeron que la primera vez que me vieron en la barra les chocó. Hoy es más habitual.
– ¿Qué saben en su país de Álava o del País Vasco?
– Me siento muy identificado con el País Vasco porque vengo del Riff, donde tenemos nuestro dialecto. Y no te lo tomes mal, pero he sido siempre del Athletic porque tengo una tía que lleva 50 años en Bilbao.
– Al menos será del Baskonia.
– Desde que los conozco. Son un orgullo para la ciudad.
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