«La sensibilidad urbana con los pueblos es escasa, estoy quejoso»

Marta Peciña

Lunes, 1 de junio 2020, 01:32

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Su Ayuntamiento es enorme. Sus casi 120 kilómetros cuadrados albergan a algo menos de 800 vecinos repartidos en 25 pueblos. Se los conoce todos al dedillo porque trabaja como taxista desde hace años.

–¿Qué datos sanitarios maneja en su municipio?

–No llevamos registros. He visto que hay nueve personas, pero serán acumulados. Un señor de 83 años se nos murió al principio. Estaba bien, pero fue fulminante y tampoco ha habido problemas en la residencia. Teníamos un centro social abierto lunes, miércoles y viernes, pero lo cerramos.

–¿Cómo está el Ayuntamiento?

–Bien. El personal ha ido rotando y ahora están todos. Hemos puesto un mostrador, geles y mascarillas.

–¿Quién les ha ayudado?

–Los bomberos y la Cuadrilla. De los pueblos no se suele acordar nadie, aunque ahora lo han hecho más que nunca. Parece que somos apetecibles porque somos ricos en espacio, aunque el urbanita no lo suele valorar. Es un territorio precioso e infrautilizado cuando estamos a quince minutos de Vitoria.

–¿Cómo se atiende a tantas localidades con gente mayor?

–Si alguien necesita algo, pedimos que nos lo diga. He llevado a gente a hacer compras, les he devuelto a casa y ya está. No ha sido necesaria la red de voluntariado. La gente no se queja, es dura.

–¿Le ha tocado el virus?

–Tengo los nietos a 50 metros de casa y hasta hace días sólo nos podíamos ver por la ventana. Ahora ya he podido estar un poco más de cerca. Si no hay males mayores, no nos rasgamos las vestiduras. Ya hay teléfono. Somos poco peliculeros. Si hay que acometer una situación, se acomete y seguimos.

–¿Ha usado las nuevas tecnologías estos días?

–Me llevo mal con ellas. Sé andar con el teléfono y para las reuniones con el diputado general, con un ordenador desde el Ayuntamiento. De momento no hemos celebrado plenos. Esperamos a dentro de unos días.

–¿Qué tal se lleva con las mascarillas y los geles?

–Los llevo en la furgoneta, todo lo que haga falta. Y alcohol para los guantes y manos. Tengo que desinfectar el taxi en cada viaje. Una vez que se baja el cliente hay que coger el alcohol y limpiar el cinto, las manillas y donde se ponen las manos, al asiento, cualquier sitio donde haya habido roce, pero la verdad es que habido poco movimiento.

–¿Habrá tenido más trabajo como alcalde?

–He ido cuando había que hacer algo, pero no más que antes.

–¿Cómo afectará el recorte al presupuesto?

–Haremos lo que hay que hacer. No podemos andar para atrás. Soy autónomo y mi vida es caminar, y eso lo traslado como alcalde. No se puede correr, pero tampoco parar.

–Pero les influirá.

–No importa. Nos ajustaremos a lo que haya. Si una cosa la íbamos a hacer en dos fases, ahora habrá que hacerla en tres.

–¿Hay alguna inversión fundamental para ustedes?

–No se va a parar el comercio de cercanía y un museo en los bajos del edificio, frente al Ayuntamiento.Cuesta 800.000 euros, pero no es para un año.

–¿Van a renunciar a algo que no sea prioritario?

–No se va a parar nada. No hacemos obras que no podamos mantener.

–¿Qué necesitan en Ribera Alta?

–La sensibilidad urbana con los pueblos es escasa, y eso que soy una persona positiva. Estoy quejoso por la poca sensibilidad que demuestran con nosotros.