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Dos semana. Ha sido el escaso plazo de tiempo en el que la vida política de Javier Martínez, alcalde de Iruña de Oca, ha quedado definitivamente dinamitada. Una sentencia que hace temblar las arcas locales, un accidente de tráfico tras el que dio positivo ... en alcoholemia y un tenso pleno municipal en el que el PNV, su principal soporte, le consideró amortizado tuvieron este viernes su epílogo final con el anuncio de su dimisión. Se va el único regidor socialista de Álava, que acumulaba 16 años en el cargo. Se resistió hasta el último momento a entregar su acta de concejal y creía posible reconducir la situación, pero los dirigentes de su partido le convencieron de que no existía otra alternativa, que era ceder o llevar al municipio al «desgobierno». En el pleno del pasado miércoles, toda la oposición -menos el único concejal del PP, que se abstuvo- apoyó una moción en la que le reclamaba que diera un paso atrás. Estaba solo y en minoría.
Iruña de Oca, con 'capital' en Nanclares, arrancó el año 2020 con varios sobresaltos que culminan en la salida del alcalde. Primero se conoció una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que obliga al pueblo a pagar 840.000 euros a una serie de propietarios por unos acuerdos urbanísticos que, al parecer, el Ayuntamiento incumplió. La cantidad es muy importante para una localidad de estas características, dado que asciende a prácticamente una cuarta parte de su presupuesto anual.
Prácticamente el mismo día, un nuevo episodio emborronaba la trayectoria del alcalde. Después de pasar la tarde en Vitoria, al llegar al pueblo y muy cerca ya de su casa, su coche chocó contra el de un vecino. Las versiones difieren, pero la Ertzaintza tuvo que buscar a Martínez en su casa para poder hacerle la prueba de la alcoholemia, en la que dio positivo. La Fiscalía ha abierto una investigación para aclarar lo que sucedió.
Y en este agitado escenario llegó el tercer movimiento. Un pleno municipal en el que perdió todo apoyo. Eludió asumir cualquier responsabilidad en lo sucedido y ello empujó al PNV a fijarle un ultimátum. «No tenemos ningún problema con el PSE, pero el mandato de Javier Martínez ha llegado a su fin», subrayaron. El alcalde saliente jamás ha sido del gusto de los jeltzales -aún no olvidan que les arrebató el poder en 2004 tras una moción de censura- pero su abstención permitía al socialista gobernar hasta el momento.
Existen pocas dudas de que su relevo será Mitxel Montes, el actual 'número dos', ya que los nacionalistas no tienen intención de bloquear su investidura y permitir que el Ayuntamiento recupere la actividad. En cualquier caso, su postura será esencial por el reparto de fuerzas: el PSE dispone de cuatro ediles; el PNV, tres y EH Bildu, dos, mientras que el PP y Elkarrekin Podemos cuentan con uno. «No quiero ser un obstáculo que impida llegar a acuerdos para que desde el encuentro se pueda transitar hacia el futuro», afirmó el alcalde al anunciar su salida en la sede vitoriana del PSE.
Javier Martínez -que en el pasado compitió con Cristina González por la secretaría general del PSE alavés- mantuvo que su salida responde a una 'vendetta' personal y responsabilizó a quienes «han permanecido escondidos, y han aprovechado diferentes hechos, incluso al margen de la gestión municipal, para sacar a relucir sus navajas de envidia y afán por ocupar el sillón». Sin mencionar a ningún partido político en concreto les acusó de orquestar un «envenenamiento público» para deteriorar su prestigio político y de ceñirse a defender «exclusivamente sus intereses particulares».
No hubo la oportunidad de saber a quién se refería, ya que no aceptó preguntas. El único que salió al paso fue Davide di Paola, portavoz de EH Bildu en Iruña de Oca. «Aparece en su fin de ciclo herido y humillado, hablando de desgobierno y de apuñalamientos. Que revise su trayectoria con sus luces y sus sombras».
Mitxel Montes será en varias semanas el nuevo alcalde de Iruña de Oca. Asumir el relevo de Javier Martínez no supondrá adentrarse en un lugar desconocido, ya que maneja las teclas del Ayuntamiento desde un segundo plano. Trabaja de operario de almacén en una empresa local y es el titular de Hacienda. «Pero en un municipio del tamaño del nuestro hay que saber hacer de todo y, por ejemplo, cuando las retransmisiones por 'streaming' del pleno fallan, saca su alma de informático», comentan algunos corporativos. Reside en Nanclares y pasa numerosas horas en la Casa Consistorial para que ningún problema le pille desprevenido. Fiel al alcalde saliente, miembros de la oposición recalcan que es una persona cercana.
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