Los 50 años del pionero 'Sanvi'

«El año pasado, la pandemia nos impidió celebrar todos los actos que teníamos programados. Los niños no estaban ni acudiendo a clase presencialmente, así que la celebración se ha trasladado a este 2021», explica Miriam Zuazola, actual directora del centro. Aquella academia del Casco Viejo pronto se quedó pequeña y las instalaciones se ampliaron primero a la calle del Arca y después, a la calle La Paz bajo el nombre de San José (edificio que actualmente ocupa Dendaraba). Nuevamente, los espacios se quedaron insuficientes y hubo que buscar otra ubicación. La elegida fue una parcela en Txagorritxu, entre las calles Bolivia y Argentina, con 21.630 metros cuadrados de superficie.

La inauguración de San Viator, dividida entre los días 19 y 20 de diciembre de 1970, fue todo un acontecimiento social según se desprende de las crónicas publicadas en la prensa de la época. No faltaron las autoridades religiosas ni civiles y en el salón de actos cantó la coral Manuel Iradier. En los comedores se ofreció un lunch para 200 personas. Y un dato curioso: esa Navidad del 70-71 trajo consigo un récord. Fue el famoso invierno de los 22º bajo cero en Vitoria y los sistemas de calefacción del colegio recién abierto resistieron perfectamente. No fue la norma general en la ciudad, porque aquellos días las tuberías reventadas por la congelación del agua protagonizaron la mayoría de conversaciones.

El salón de actos de 'Sanvi' pronto se convirtió en sala de cine para todo el barrio las tardes de los sábados, al que también acudían espectadores de otros puntos de la ciudad. 'El planeta de los simios' fue la primera película proyectada y después vinieron muchas más. «Recuerdo ir con mi cuadrilla de amigos por 5 pesetas y ver 'Sor Citroën'», rememora Elixabete Sagasta, antigua alumna y actual profesora. «San Viator siempre ha sido de los colegios más modernos de la ciudad y pionero en muchas cosas: en el tema del euskera, en ver la religión desde otro punto de vista, en aceptar chicas...», agrega.

Las primeras alumnas llegaron en el curso 1977-78, seis adolescentes de la Presentación de María que entraron para estudiar COU. Los estudiantes de aquellos cursos contaban con un aula que servía de lugar de reunión y narra una de aquellas primeras estudiantes que de allí salieron bastantes parejas, algunas incluso terminaron en matrimonio. El único recuerdo negativo tiene que ver con los días de nieve. A ellas les hacían un 'paseíllo' a la entrada para lanzarles bolas. Para esquivar tan incómoda situación, la dirección les dio permiso de acceso a las aulas cinco minutos después de que sonara el timbre y evitar así la 'emboscada'.

Desde los orígenes se forjó una estrecha relación entre las familias y el colegio gracias a iniciativas como la Escuela de Padres que se puso en marcha en el curso 1971-72 con gran éxito. «Se apuntaron cerca de 80 padres y madres, algo que a día de hoy sería impensable. En grupos pequeños comentábamos temas de educación o de relaciones en la familia», explica Alberto Elgoibar, antiguo director. La aportación económica de las familias siempre fue también muy importante y gracias a ellas se construyó el viejo cobertizo para hacer deporte a cubierto. En 2007 fue sustituido por el actual polideportivo, y tantas generaciones se despidieron -muchos deportistas sin ninguna pena- de aquel chamizo en el que habían jugado partidos de baloncesto bajo cero pues estaba abierto por un lado.

Otro de los cambios más visuales en San Viator llegó antes, con el nuevo siglo. El patio se remodeló y desapareció el campo de fútbol con piso de arena que tantos quebraderos dio a las familias y a sus lavadoras y al personal de limpieza del centro. En 2001 se inauguró el de césped artificial, el primero en un colegio de la capital.

Más allá de curiosidades e infraestructuras, San Viator ha destacado por su calidad educativa. Fue pionero en implantar aulas de refuerzo para los alumnos con más dificultades antes de que se convirtieran en obligatorias por ley. Y en 2010, después de un largo proceso de preparación, el centro logró la Q de oro en Educación, premio a la gestión de calidad.

En estos 50 años han pasado por las aulas del edificio amarillo cerca de 9.000 alumnos. Entre ellos nombres conocidos como el capitán del Alavés Manu García, el entrenador de baloncesto Pablo Laso, los dos últimos alcaldes de Vitoria, Gorka Urtaran y Javier Maroto; la escritora y premio Planeta Eva García Sáenz de Urturi, el director de cine Juanma Bajo Ulloa, la soprano Lorena García, la investigadora Laura Valle, la magistrada Susana Junquera y la campeona del mundo de gimnasia rítmica Beatriz Nogales.