![Garayo, el pintor silencioso](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/10/18/ala-sfumato-garayo-pintor-silencioso-1-kTdD-U2104572874688dF-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Cuentan, o eso dicen, que el escepticismo es una categoría intelectual y un síntoma de sabiduría. Quizá sea también un lugar de refugio para gente comedida y prudente. Una estrategia para evitar sinsabores evitando ponerse al alcance de los demás. Pero en este tipo de ... voluntades el principal damnificado acostumbra a ser el propio interesado que se repliega reservadamente sobre sí mismo. Cierto es que tampoco se puede estar siempre en el centro del escenario. Así pues, con el silencio tronante -bonito oxímoron- de estos últimos tiempos, sobrio, austero y trabajando en soledad desde su estudio madrileño, hoy miércoles ha alcanzado los 80 años de edad José María Moreno García de Garayo.
Posee el pintor vitoriano Garayo -con este apellido se le identifica- una trayectoria profesional incontrovertible. De las de mayor alcance en el panorama local desde hace más de medio siglo. Pocos de sus paisanos colegas le igualan en méritos, tal como está leyendo ahora mismo el lector. Invito desde aquí a quien no conozca a Garayo que investigue sobre él y su recorrido, pero que no busque en las redes sociales. Ahí no se le hallará. Pertenece a la promoción de 1965 cuando termina brillantemente sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando muy próximo a Antonio López, quien era ya entonces figura mitificada. Y en Madrid trabajará este vitoriano como profesor de pintura y catedrático de dibujo hasta su jubilación; acometerá innumerables exposiciones muchas de ellas con salidas al extranjero bajo los auspicios protectores del Ministerio de Cultura.
Con la etiqueta 'Realismo Español Contemporáneo', afronta una confirmación vocacional que es profesión. Se exhibe su obra en museos y galerías principalmente de Francia, Italia y Alemania, en Bruselas, Nueva York y Chicago; otro tanto de lo mismo en ciudades brasileñas y en Caracas y la República Dominicana; igualmente, galerías de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valladolid, las de más relumbre, acogen sus cuadros, y aquí, en su ciudad natal, en la capital vitoriana, había irrumpido tempranamente, en junio de 1960, a la edad de dieciséis años, con su primera muestra individual en los Salones de Olaguíbel. Alcanzará con el tiempo la cúspide en los certámenes locales y provinciales. Conseguirá todos o casi todos los premios. Y además sin hacer demasiado ruido.
Garayo a lo suyo, sin molestar. ¿No se intuye acaso la modesta y admirable personalidad de este hombre? Trabaja y no estorba. Aquí expuso en sus últimas comparecencias, ya en 2005, en la sala Luis de Ajuria, y un año después, en junio, en la galería de Raquel Recio. Con un silencio tan estruendoso que casi lo envuelve todo. Con espacios llenos y vacíos. Un silencio elocuente que requiere cierta sabiduría para entenderlo. Como los silencios musicales de Bach.
Eminentemente figurativo con acentos surreales, paciente y reposado, sus cuadros son metáforas de la vida cotidiana que se convierten en lugares pictóricos interiorizados; retiene instantes con presencias humanas y objetos sencillos y humildes casi de andar por casa; un universo plástico muy original que tiende cada vez más hacia una mayor síntesis. No hay acontecimientos reseñables en sus obras. A Garayo le basta únicamente con percibir ese tránsito de lo que una obra dice, expone y calla. Con una austeridad casi monacal. Eso sí; siempre la luz. Sin luz no hay visión. La luz como misterio ambiental.
José María Garayo, un pintor vitoriano que en sus años más activos fue capaz de darse a conocer lejos de las fronteras provinciales con una obra espectacular y que hoy recuperamos con motivo de su ochenta aniversario. Como punto de partida, ojalá, para despertar algunas curiosidades sobre una trayectoria artística cimentada con autoridad. Acaso, sí, demasiado silenciosamente.
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