En tierra de Edipo

La escenografía delimita con claridad dos espacios al integrar por un lado un banquillo de baloncesto y por otro una mesa junto a una pizarra que sirve como pantalla para proyecciones. Su funcional diseño permite un interesante juego de perspectivas, al dejar que se observen las espaldas de los actores y, a la vez, sus primeros planos capturados en vivo, creando una conexión polifónica con la acción. Por su parte, la efectiva iluminación hace que las transiciones entre el ensayo y la prisión fluyan.

A lo largo de los encuentros entre el creador y el parricida, la culpa, el dolor y la crueldad de un padre hacia su hijo se entrelazan con la resonancia del mito de Edipo, dotando a la obra de una profundidad inquietante. En el plano actoral hay compromiso con los personajes aunque se percibe falta de riesgo en el viaje emocional que atraviesan Lautaro y Martín dejando que tanto los momentos de furia como de fragilidad queden algo templados. A pesar de ello, Gerardo Otero sobresale con su nítido desdoblamiento entre Martín y el actor que lo encarna. 'Tebas Land' es uno de esos textos que conmueve, desafía y permanece.