Retrato de una madre

La columna vertebral consigue nitidez al girar en torno a la reflexión sobre la sociedad patriarcal en la que ella vive y la violencia que sufre por parte de los hombres de su vida. Vito Rogado ofrece entrega en su interpretación de la madre, mostrando los matices de una mujer apagada con el paso de los años que sueña con poder ser libre.

Fernando Bernués apuesta por generar un espacio íntimo de cara a establecer la conexión con la historia y sus personajes. Para ello, saca a los espectadores del patio de butacas y en el propio escenario del Principal establece una pasarela a cuyos lados se sienta el público. Con todo esto, se adquiere cercanía física con los actores. No obstante, no se consigue llegar a una cercanía emocional con la historia. El peso de la producción recae en gran medida en el personaje de Édouard Louis al contarse todo desde su perspectiva y al trabajo de Eneko Sagardoy le falta conciencia del espacio. Un lugar tan próximo al espectador pide una actuación más precisa, más respirada y sutil para poder entrar a fondo en la crudeza que él narra. Sin esto el aspecto confesional de la pieza no termina de resonar.

El dinamismo intrínseco en este tipo de escenario de travesía insufla movimiento a los largos monólogos pero sin la profundidad necesaria, la energía de la pieza cae y 'Lucha y metamorfosis de una mujer' se convierte en una producción bastante tibia.