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Tiene seis siglos de historia y, tal vez por eso, quienes la visitan conocen de primera mano la necesidad de revitalizar los rostros de caseríos y cuadras. Un año más como viene haciendo desde 1395, la capital de la Llanada Alavesa se ha transformado este ... martes en la gran feria de ganado de Salvatierra. La calle Zapatari se convirtió en una gran granja llena de rediles y los ganaderos más veteranos observaron con satisfacción como su oficio tiene el relevo garantizado.
«¡El sueño de mi vida es ser ganadero!», gritó con fuerza Iñaki Beltrán, hijo de Ignacio Beltrán, al recoger el premio con el que quiso reconocerse la trayectoria de esta explotación, una reproducción del dolmen de Sorginenetxe. «Esta es una feria castiza, de las que tienen antigüedad, apenas quedan como esta y tiene una gran organización», aplaudían Raúl y su amigo Jorge, llegados desde Alsasua. El próximo día 20 acogerán su propio festejo, pero para Raúl, nacido en Salvatierra, la jornada de este martes tiene un sabor especial. «Es una maravilla ver estos animales tan bien cuidados, son ejemplares hermosos», valoraba.
Los orgullosos dueños de yeguas, caballos y potrillos los hicieron desfilar ante el jurado con la esperanza de resultar premiados en las categorías rústicas y cárnicas. Los criadores, armados con sus varas, compartían una piel bañada por el sol tras largas jornadas al aire libre, una amplia experiencia y, a menudo, rostros jóvenes entre el personal de sus ganaderías. Unos metros más allá, el sonido de los cencerros era sustituido por el rugido de lo que parecía una gran concentración de moteros.
«Parece mentira que con una herramienta tan ruda como la motosierra se puedan conseguir figuras tan bonitas», exclamaba Mari desde el público. La escalinata de la iglesia de Santa María acogió el II Concurso de talla con motosierra de Álava —organizado por Eziolaza Amalur distribuidor de Stihl en Álava— mientras los asistentes pudieron observar cómo, en apenas tres horas, cinco enormes troncos de árboles se transformaban en un esqueleto con una sedosa capa, una impresionante cabeza de caballo, un conejo con ropa elegante, un gallo y una enorme bellota.
Ricardo Ruiz de Alegría asía con fuerza los boletos de la rifa solidaria que había comprado, y es que los beneficios del sorteo de las esculturas se destinaron al Fondo de emergencia social de la Llanada, que ayuda a las familias con dificultades desde 2010. «Hemos pedido un día libre en el trabajo para intentar llevarnos una, hasta me he traído la furgoneta, quiero el gallo», sonreía con junto a su amigo Ángel. El animalito tallado se fue para casa del propietario del boleto 563. Por su parte, la ganadora del concurso de talla fue la única mujer participante, Guadalupe Arévalo. «Valoramos la dificultad, la originalidad, los acabados y trabajar las esculturas con seguridad», señala el soriano Abel de Vicente, juez en el concurso. «Como tantos otros, empecé con esta afición porque tengo una empresa forestal», señalaba cubierto de serrín.
Aunque celebren su día txiki el sábado, los niños de Salvatierra como Ilargi, de 10 años, disfrutaron de un día festivo sin clases, con un sol espectacular y con toda clase de animales a su disposición. «Ilargi puede pasar toda la mañana acariciando a las ovejas y dándoles de comer paja, le encantan», confiesa su ama Natalia. Y es que la popularidad de la feria consigue llenarla hasta la bandera pese a la peculiaridad de celebrarse en martes, siempre el primero después del primer domingo de octubre.
Jocelyn no dudó en subirse al coche para ofrecer a los alaveses su foie gras y salchichón y micuit desde el País vasco francés. «No venimos a muchas ferias en Álava, pero esta nos gusta porque tiene productos de calidad y es muy tradicional», valoraba junto a otro puesto de talos llegado desde Lapurdi. Sobre el escenario principal, la cata de quesos se cerró con la victoria de La Leze. Al igual que el año pasado, el matrimonio formado por José Mari Jauregi y Eli Gorrotxategi y su hijo Arkaitz se llevaron el premio grande a casa tras participar en una prueba que contó con el paladar del presentador Julian Iantzi entre los miembros del jurado.
1395 La feria arrancó como un privilegio otorgado por el rey de Castillo Enrique III. Desde entonces se suspendió en contadas ocasiones como durante la sublevación carlista y ha cambió de fecha de forma puntual. En 1853 se reestableció por la Festividad de la Virgen del Rosario, en octubre.
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