Álava empieza a recuperar la normalidad. No sólo la capital, sino también los pueblos. Aunque a algunos, por poco, les va a tocar seguir las franjas horarias de esta primera fase. Es el caso de Agurain-Salvatierra, que supera por unas decenas los 5.000 ... residentes y que deberá ceñirse a las restricciones más severas.
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Pero eso no ha impedido que la gente se haya echado a la calle en las primeras horas permitidas. Tocaba madrugar, pero muchos se han animado a calzarse las zapatillas y a dar un buen y necesario paseo. «Llevo desde las 8 paseando. Hay un montón de gente, había muchas ganas de poder salir, de recuperar la forma», celebra Lourdes, ya de vuelta de su nueva rutina.
Algunos han aprovechado para alargar su habitual bajada a por el pan. Aunque todavía mucha gente dormía en sus casas, las calles empezaban a tomar color. «He salido a dar un paseíllo y de paso a comprar el pan. Había ganas de salir. Vamos poco a poco volviendo a la normalidad, se agradece salir», explica Tomás barra en mano.
Impera la tranquilidad. Pocas mascarillas, pero atentos para conservar la distancia de seguridad. Las colas de los comercios insuflan algo más de vida a la localidad. Montse y Ana Mari, atentas al mejor turno de la pescadera, lo atestiguan desde su privilegiado mirador.
«Me siento como si estuviera estrenando las calles. Está todo limpio y hay muy poca gente». Ainara estrenó su libertad poco después de las siete de la mañana en el barrio llodiano de Latiorro. Eligió el camino de Zabale para «estirar un poco las piernas, que llevamos tanto tiempo quietos en casa que se me hace raro». Su pareja, Jesús, también se sentía extraño. «Se me hace gasta raro salir de paseo con mi mujer. Hasta ahora lo hemos llevado bien en casa, pero salir juntos, no. Es la primera vez desde marzo».
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Según ha ido avanzado la hora del paseo para adultos, el camino se ha ido llenado de corredores y ciclistas. Todos procuraban mantener las distancias e incluso en las zonas dispersas, también se podía ver a gente con mascarilla.
«En la subida a Santa Lucía también me he encontrado con mucha gente», explicó Iker que decidió salir temprano para llegar hasta el santuario y volver a casa antes de las diez. Sin embargo, donde más concentración se ha visto ha sido en el parque lineal del Nervión, la zona más llana de Llodio y por donde eligieron pasear la personas de más edad, a un ritmo más tranquilo.
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Algo parecido ocurrió en Amurrio, donde la ruta del Refor fue la más concurrida, como casi todos los días. Un paseo llano, urbanizado y cercano al pueblo. Incluso los más jóvenes optaron por madrugar para jugar en las canchas de baloncesto. Las posibilidades de paseo en Amurrio no llegaron hasta el Babio, una de las rutas más habituales para los aficionados al monte. Sin embargo, se pudieron acercar hasta Kuxkumendi y Aspaltza.
En Artziniega, Ayala y Okondo, la salida se está produciendo de forma escalonada. Nadie tiene prisa por salir a primera hora. «De momento, la gente está saliendo a por el pan. A pasear pueden ir a cualquier hora del día», explico Miren, una mujer que salió a primera hora para pasear su perro.
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