Todo estaba en contra. Pero las ganas de pelear por la cultura han podido con las limitaciones que impone la pandemia. Las interminables sesiones de trabajo de Xabi Vitoria, fundador y cabeza visible del festival Korterraza, junto a su socio Gustavo Racionero y a todo ... el equipo del colectivo Kultura Kalean, ha permitido crear un entorno seguro ante un coronavirus que no ha logrado infectar una manifestación con más de una década de tradición en la capital alavesa. Tanto las proyecciones y conciertos en el Parque del Norte como las diferentes sesiones en un total de 24 localidades de la provincia, que tendrán veladas de humor, emoción, historias infantiles e innumerables miradas de quienes crean cine en concentradas píldoras narrativas.
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En ellas, la creatividad se dispara -frente a un Hollywood aletargado- y, como no podía ser menos, sus impulsores han optado por sacar adelante esta cita, abierta a todos los públicos, con apoyos como los de EL CORREO, que también ha querido reconocer esta labor en la persona de Vitoria, como Alavés del Mes; Laboral Kutxa o Eleyco, así como las instituciones municipales y foral. Pero el alma de toda este salto de fe ha sido, sin duda, Xabi Vitoria, que a sus 42 años no ha querido permitir que su criatura, cruce de afición por el cine y devoción por la música, dejara de cumplir junto al público en este 2020. Antes de que naciera, su impulsor «estudiaba Empresariales en Vitoria, estaba en el último curso e hice las prácticas. Acabé desencantado y no terminé; dejé algunas asignaturas», recuerda quien pensó en terminar en la UNED, «pero nunca me he vuelto a presentar a ningún examen», confiesa.
Y agrega que se embarcó en aquellos estudios porque no sabía qué quería hacer, pero tampoco tenía intención de abandonar su proceso formativo. En realidad, Xabi Vitoria -de familia hostelera- ha desarrollado una labor profesional en este ámbito. Lo que pasa es que las puertas no le van ni al campo ni a este inquieto alavés. «Por puro 'hobby', hice un curso de dos años en la Escuela de Artes y Oficios, con Juan Arrosagaray. Me picó el gusanillo y me fui a Madrid a estudiar un máster de Postproducción Audiovisual», relata quien quiso pensar en torno a su vida y organizarse. «Pero me encontré muy pez en materia gráfica, así que terminé haciendo un máster avanzado en Diseño Gráfico y Edición de Vídeo Digital» .
Con la calle por bandera, el trabajo final de estos estudios fue «el primer Korterraza», en la cafetería Virgen Blanca, donde ya había organizado proyecciones. Cuatro años de déficit económico pudieron con la pasion amateur de Vitoria y sus colaboradores. «Tiré prácticamente solo. Los dos años siguientes fueron muy duros para mí», explica quien tras dar este salto de fe también se formó como diseñador web.
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Páginas y redes sociales se sumaron al cine de verano, a la programación de diferentes iniciativas en torno al cine y la música, como recuerda quien en su día hizo el primer concierto del dúo country Lobo & Carmine. Los vídeos y el trabajo de su empresa Play Gasteiz han centrado buena parte de la labor profesional de este hostelero 'arrepentido'.
«Tuve el bar Downtown y me arruiné. Recomiendo a la gente que se arruine una vez en la vida, no que deba dinero», distingue. Hace ya siete años que empezó de cero. Y sin duda pisa fuerte.
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