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La semana pasada, las Clarisas del convento de San Antonio de Vitoria vaciaron su dulce despensa de repostería casera y la descargaron por completo ante la puerta de Urgencias del Hospital Txagorritxu. 80 kilos de rosquillas, magdalenas, pastas, trufas y turrón de la abuela. La manera que tienen ellas de endulzar la vida pero sobre todo de agradecer al personal sanitario de Osakidetza su ímprobo esfuerzo por combatir a diario al coronavirus. Médicos, enfermeras, celadores y demás auxiliares reconocieron el detalle mientras daban buena cuenta de la mercancía en un receso de su trabajo.
Ayer, desde su clausura, fueron las hermanas Salesas las que se incorporaron a esa imparable corriente de solidaridad que mana del sufrimiento con la donación por su parte de una primera partida de mascarillas de tela. 200 protecciones para boca y nariz que dos jóvenes voluntarios llevaron a cuatro residencias de personas mayores y a Txagorritxu.
Las Salesas, con su paciencia y tacto de modista, emplearon solo tres días para entre todas –una comunidad de 23 monjas– confeccionar a mano cada uno de esos trozos de tela que escasean y que pueden librar a uno de la infección y hasta de la muerte. Además de en Txagorritxu, el resto de la partida se dejó en las residencias Juan Pablo I, en la de curas mayores de San Antonio, Carmelitas Vedruna y en la del Servicio Doméstico.
Las Salesas no van a parar, asegura sor Patricia, la madre superiora, en su empeño por contribuir a la salud de los vitorianos frente a la pandemia. Acaban de recibir en su convento del paseo de las Universidades una bobina de tela especial y están dispuestas a hacer más máscaras, las que sean posibles o necesarias y a quien se las pida sobre el patrón de costura que les hicieron llegar desde la casa de la congregación en Badajoz. Incluso desde allí les remitieron por internet un vídeo tutorial para hacerles más fácil el corte y confección.
También los alumnos de los centros profesionales de ingeniería y sanitarios de Egibide están contribuyendo al acopio y entrega de equipos de protección, aquellos de los que disponen para sus prácticas en los talleres. 5.000 pares de guantes, 300 gorros y calzas, 200 gafas de seguridad, 30 litros de alcohol y soluciones desinfectantes, batas y buzos desechables que se suman a la elaboración de mascarillas de plástico c on impresoras 3D.
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