El ladrón fue capturado en el cementerio de Santa Isabel. Jesús Andrade

Robos en Vitoria

Sale en libertad, a la hora roba un patinete y se oculta en el cementerio de Vitoria

Mostró un cuchillo al dependiente que fue en su busqueda. La Ertzaintza detiene al ladrón escondido entre las tumbas

Domingo, 14 de abril 2024, 00:38

«Sería como la una de la tarde. Estábamos en la tienda y escuchamos un pitido que era del patín. Vimos cómo el chico salió por la puerta y nada». Tras ese 'nada' pronunciado con tono pausado por un dependiente de una tienda de segunda ... mano se sucedió ayer una persecución por el barrio de Coronación hasta el cementerio de Santa Isabel. Entre medias pasó de todo; un ciudadano ejemplar dejó su bicicleta al vendedor para dar alcance al caco, éste le mostró un cuchillo, abandonó el objeto birlado, se ocultó en el cementerio de Santa Isabel y acabó detenido por la Ertzaintza.

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Se da la paradoja que el caco, un joven desarraigado, llevaba «poco más de una hora» en libertad. «Ayer –por el viernes– también le detuvimos por infringir la ley», deslizan medios policiales consultados por EL CORREO. Este vecino de Vitoria pasó la noche en un calabozo de la comisaría de Portal de Foronda, visitó el Palacio de Justicia de la Avenida de Gasteiz y, poco antes del mediodía, se vio de nuevo en la calle. Con cargos penales pendientes, aunque libre otra vez.

Entra armado

En vez de pasar desapercibido, se armó con un cuchillo y acudió a una conocida tienda de segunda mano. Estuvo mirando la mercancía y al parecer le encantó un patinete eléctrico. Lo cogió pero 'olvidó' pasar por caja. La alarma del vehículo pitó al pasar por el detector y se montó sobre él para huir lo más rápido posible.

Gracias a la ayuda de un ciudadano ejemplar que le prestó su bicicleta, el empleado pudo darle alcance poco después. Sólo que desconocía contra quién se enfrentaba. «Cuando llegué casi por el cementerio, me bajé de la bicicleta que me había prestado un señor, lo encaré, se volteó y me mostró el cuchillo», relata como si nada. «No me puse nervioso, la verdad», admite.

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Quizá él no, pero sí otros viandantes testigos de la escena. «La gente empezó a gritar; 'deja, no vale la pena'». Y así hizo. Telefoneó al 112, avanzó unos metros y recuperó el patinete eléctrico, abandonado por el ladrón.

Por las emisoras internas se dio la alerta de un delincuente «armado», lo que en un principio encendió muchas alarmas. Incluso se valoró la opción de convocar al PRI, una unidad especializada en incidentes con armas blancas. Al poco de internarse en el camposanto –donde descansan insignes como Sebastián Iradier, Fernando de Amárica o Micaela Portilla–, patrulleros localizaron al delincuente entre las tumbas.

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