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Salburua, el paraíso de las garzas
Récord ·
Este año nada menos que 443 parejas de 19 especies de aves acuátícas han sacado adelante a sus polluelos en el humedal. InsólitoSecciones
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Este año nada menos que 443 parejas de 19 especies de aves acuátícas han sacado adelante a sus polluelos en el humedal. InsólitoTendría que ocurrir una hecatombe para que a los humedales de Salburua les expulsaran de la prestigiosa Red Natura 2000, porque año a año no hacen más que afianzarse como uno de los templos de la biodiversidad en el Estado. la joya verde de Vitoria ... es el paraíso para aves acuáticas como las garzas coloniales, allí cría el pato colorado, es refugio del aguilucho lagunero y hasta el ansar común ha renunciado a instalar sus nidos en el Norte de Europa para quedarse unas temporadas en este remanso ubicadao a tiro de piedra de la ciudad. Desde 1995, año cero de la creación de este vergel surgido de una escombrera, Vitoria vigila sigilosamente lo que que se cuece entre sus lagunas y carrizos. Y resulta que éste está siendo un año de récord.
443 parejas de 19 especies de aves acuáticas diferentes han sacado adelante sus polluelos en el humedal vitoriano. Se trata de una cifra récord, ya que desde que se realiza un seguimiento nunca había habido tan buenos datos. Confirma su gran valor para la conservación de la biodiversidad.
Mamá pata colorada y sus 9 polluelos Esta especie prefiere más los humedales de la franja mediterránea o del centro de la península ibérica que el norte. Aún así, alguno hacía su nido en el embalse de Ullibarri-Gamboa. Es la primera vez que una pareja cría en Salburua. Se vio a la madre con 9 pollos.
140 parejas de focha común se han contabilizado en los humedales. Después de esta ave, la población mas númerosa es la de las garcillas bueyeras, con 11 parejas, seguidas ya a distancia por la garza real (38 pares), el martinete común (29) y la garceta común (20). Por su importancia, el enclave se ha convertido en un paraíso para las garzas coloniales.
La Unidad Municipal de Anillo Verde y Biodiversidad ha constatado que un total de 443 parejas de 19 especies de aves acuáticas diferentes han sacado adelante a sus polluelos en Salburua. «Se trata de la mayor cifra registrada desde que en 1995 el Ayuntamiento iniciara el programa de seguimientos», se congratula el concejal del área, el socialista Pascual Borja. ¿Y qué significa esto para el enclave? «Que aquellas especies que se reproducen en Salburua de forma regular mantienen unas tendencias poblacionales estables o al alza, lo cual nos permite afirmar que ofrece de forma estable un hábitat óptimo para la cría de aves acuáticas», añade el edil.
Vamos, que en las balsas de Arakaute y Betoño se está muy a gustito. Esto hace que sea, desde hace 20 años, la zona húmeda que acoge mayor población reproductora de aves acuáticas en toda Euskadi junto con el embalse de Ullibarri-Gamboa.
Los responsables del Anillo Verde se atreven a hacer un relato sencillo de las primicias del año. Por primera vez en la historia del humedal, dicen, se ha reproducido en este enclave un pato colorado. Los más afortunados pudieron ver hace una semanas a la hembra seguida de nueve pollos. Esta anátida concentra su población reproductora ibérica en la fachada mediterránea y el centro peninsular y en el País Vasco sólo criaba desde el año 2013 y de forma intermitente en Ullibarri. «Es un pato bastante exigente, especialista en humedales con abundante vegetación acuática sumergida, por lo que su asentamiento en Salburua es un hecho muy positivo. El macho ostenta en primavera un plumaje muy hermoso, destacando su cabeza de color castaño rojizo y su pico de un intenso rojo», comentan con emoción los ornitólogos.
El segundo gran notición es que Salburua se confirma como el paraíso de las garzas coloniales del País Vasco. Este año han criado 198 parejas de 4 especies diferentes: garza real, garceta común, martinete común y garcilla bueyera. Les gusta una sauceda inundada de Betoño y de entre todas la más abundante es la bueyera, que se asentó en el año 2015 con solo 4 parejas y ha alcanzado las 111 una década después. Estas colonias, sentencian los entendidos, son uno de los «valores ambientales más destacables de Salburua desde el punto de vista de la preservación a escala regional de las grandes zancudas».
Siguen las novedades. Las balsas vitorianas enamoran a especies amenazadas. Por ejemplo, la garza imperial, catalogada como «rara» a escala vasca, cría aquí desde 2013. Eso sí, en escaso número: una pareja en 2024. Es muy sibarita con la calidad de los humedales y sólo esconde su nido si hay un carrizal espeso. Igual de exigente es el aguilucho lagunero. En su caso, esta rapaz cría en Salburua desde 2009. Este año una pareja ha sacado adelante a dos pollos.
«Otra ave curiosa que se puede avistar en los paseos por el parque es el martinete común, una garza que mantiene en Salburua su principal punto reproductor a escala autonómica», revelan los ornitólogos del Anillo Verde. Esta especie se considera instalada en Vitoria de forma regular desde 2015. Ese año tuvo su prole una pareja y esta primavera los técnicos de Biodiversidad han contado hasta 29 nidos. «Es una garza de mediano tamaño que tiene hábitos crepusculares y nocturnos», detallan los especialistas. La peculiar zancuda abandona sus cuarteles vitorianos de invierno para irse una temporadita a latitudes más templadas y luego regresa.
Y en páginas destacadas de este noticiario ornitológico aparace otra conclusión importante para el equipo técnico de la Unidad de Anillo Verde y Biodiversidad. «Se afianzan las poblaciones de dos anátidas reproductivas singulares a escala ibérica: el porrón moñudo y el ansar común».
A saber. «El porrón moñudo es un hermoso pato que mantiene en Salburua uno de los escasospuntos reproductores regulares de toda España, ya que el grueso de su población europea cría en latitudes más norteñas». Esta temporada revolotean por las balsas vitoriana siete parejas nidificantes. Conclusión: esta anática que ya lleva 20 años criando regularmente en Salburua, con una población que oscila entre 5-9 parejas, está en alza. Como curiosidad. es el pato más tardón. Saca adelante sus polladas ya en junio y en julio.
La historia del ansar común es parecida. Se le veía siempre de paso en su migración anual hacia el norte, pero hace doce años a alguna de las parejas se le ocurrió que no era necesario moverse más y se asentó por estos pagos. Y desde entonces esta especie ha criado todos los años. Al efecto llamada de aquellos dos pioneros, han respondido a fecha de hoy 18 parejas nidificantes «por lo que todo apunta a que esta población se ha consolidado en Salburua, con una marcada tendencia al alza». Al contrario que el porrón, el ansar es tempranero. Para marzo ya están nadando sus patitos.
Y hasta aquí las novedades de la temporada primavera-verano en los humedales. Seguiremos informando.
Las aves acuáticas son uno de los «termómetros ambientales» de este espacio de la Red Natura 2000 y Europa exige un férreo control del estado de conservación de sus poblaciones. Para saber qué especies se reproducen cada año en Salburua y en qué número se utilizan diferentes sistemas de estudio, explican desde Anillo Verde y Biodiversidad Por ejemplo, para el seguimiento de las garzas coloniales, en primavera se vuela un dron que fotografía la colonia de las balsas de Betoño. Sus datos se complementan con prospecciones visuales con catalejos. Y para las especies nocturnas, como el avetorillo común, se realizan escuchas nocturnas en los hábitats preferidos de estapequeña garza.
En el caso de los patos, se anotan todas las familias observadas y se tienen en cuenta tres tamaños de los pollos para estimar una cifra mínima de reproducciones. En cuanto a las aves de nido flotante, como la focha común o el somormujo lavanco, un día al año a finales de abril o primeros de mayo se efectúan unos recorridos a pie por el interior lagunar. Sólo puede entrar personal formado para reducir al mínimo las molestias.
Por último, para otras especies, como la garza imperial o el aguilucho lagunero, que crían en carrizales espesos de difícil prospección, se registran todas las observaciones con indicios de cría (observación de parejas, vuelos de cortejo, querencia permanente por zonas concretas...). «Este seguimiento que se realiza desde 1995 permite obtener tendencias de las poblaciones a largo plazo, analizar su estado de conservación y aplicar, en su caso, medidas de gestión o mejora».
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