Padre e hijo. Fernando Martínez de Guereñu, con la bici al hombro, y Pablo, con las botas de atletismo, posan en El Prado. Jesús Andrade

De la ruta ciclista al tartán atlético

En familia ·

Exciclista profesional, Fernando Martínez de Guereñu ejerce de apoyo en la carrera de su hijo Pablo, subcampeón nacional de heptatlón

mikel uriarte

Miércoles, 24 de marzo 2021, 00:56

En casa de los Martínez de Guereñu se respira deporte por los cuatro costados. Desde siempre. No faltan una bicicleta o las zapatillas de correr, pero eso es inherente a Fernando y a su hijo Pablo. El patriarca fue ciclista profesional desde 1987 a 1995 ... y el vástago se proclamó recientemente subcampeón de España de heptatlón en pista cubierta. Cuando el joven de 25 años nació, su padre había colgado la bicicleta, pero no se le quitaron las ganas de seguir haciendo deporte. Al contrario. «Comencé a correr con el grupo de Martín Fiz, empecé a hacer medias maratones y pruebas populares y ahí sigo. He hecho ya trece maratones. A mí me han conocido como atleta», cuenta Fernando. Así que Pablo vio en casa muchas zapatillas, camisetas y alguna que otra medalla y con apenas seis años se decantó por el atletismo. Cuando cumplió la mayoría de edad eligió estudiar IVEF mientras continuaba con su progresión.

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Ahora, con 25 años, obtiene su primer gran resultado. «Íbamos ocho atletas de los que cuatro estábamos entre los mejores. En cada prueba fui mejorando y consiguiendo los puntos necesarios. Estoy muy contento», cuenta el atleta con licencia del Durango. Eso sí, su entrenador es del Barrutia. Con Julen Armentia pasa tres horas diarias durante cinco o seis días por semana. Gimnasio, velocidad y fondo son sus quehaceres habituales, aunque las vallas y la pértiga son a las que más tiempo dedica, ya que son las que más dificultades le plantean. «Cuando se acerca la competición entrenamos más la longitud o la altura que me resultan más fáciles», apunta el joven vitoriano. La pista de Mendizorroza es su segunda casa, aunque alguna vez ha hecho sus pinitos con la bici. «Hemos subido Herrera o Urkiola. En verano viene bien para desconectar», reconoce el medallista nacional.

«Es necesario remodelar la pista de Mendizorroza. Se hace complicado trabajar en ella»

PABLO MARTÍNEZ DE GUEREÑU

Multidisciplinar

Sus preferencias atléticas son los saltos o las velocidades cortas. De ahí que se haya dirigido al heptatlón e incluso al decathlón. «Con trece años comencé a entrenar la altura, pero poco a poco iba llegando a mis límites. Un entrenador vio mis condiciones y me animó a hacerlo. Me ayudó con las pértigas y ahora me voy viendo mejor. En los lanzamientos sufro más por mis características físicas y el peso no se me da tan bien», reconoce Pablo. Su margen de mejora es claro todavía y no quiere marcarse metas internacionales, sino seguir peleando por preseas nacionales que puedan abrir alguna que otra puerta.

Del 4 al 10 de abril Pablo participará en el Algarve en unas jornadas de tecnificación de la Federación Española. «Me servirá para ver dónde puedo corregir cosas y de paso estar con atletas de alto nivel. A mi entrenador también para ver lo que otros trabajan para luego experimentarlo aquí». Todo un recorrido por delante para saber hasta dónde puede llegar. «Lleva tres años a este nivel y casi todo lo ha aprendido por vídeos. Es muy trabajador y aunque a veces no tengas tanta técnica eso se puede suplir con constancia. Recuerdo el verano pasado estar él solo en la pista, mientras el resto de la gente estaba en la piscina. Por insistencia no va a quedar», manifiesta su padre.

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Pablo ya tiene marcado el Campeonato de España al aire libre. Será en Getafe en julio, aunque antes debe lograr una clasificación con la que no tendría que haber problemas. Lo que consiga después será otro cantar, aunque esta plata seguro que le hace ver las cosas de otra forma. Mejorar sus 4,55 actuales en pértiga o los 2,05 en altura son ahora sus objetivos. Eso y un avance en las condiciones de entrenamiento. «La colchoneta de pértiga está destrozada y deberían cambiarla. Ahora van a remodelar la pista y es algo necesario porque en esas condiciones se hace complicado trabajar. Tratas de entrenar a alto nivel y debes irte a otro sitio como Ermua o San Sebastián, con los gastos y el tiempo que eso genera. No sólo por mí, sino por la gente que está empezando en esto también y que cada vez parece son más», reclama Pablo.

Mientras él se afana en mejorar, su mentor sigue viendo ciclismo cada vez que puede, tanto a pie de cuneta como por televisión. «Ha cambiado mucho de mi época a ahora. Actualmente todo es tecnología y antes era pillar el momento bueno en el día clave. Cada líder va arropado por su equipo y hay pinganillo. Todo está más controlado y no se dan las escapadas de entonces», desgrana Fernando Martínez de Guereñu, que sigue pedaleando un par de horas al día en verano, sin dejar de ser un apoyo en la mejora atlética de su hijo.

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