Mi padre nunca tuvo carnet del Madrid por eso se permitía romperlo cada vez que 'esos matados' perdían. Era forofo 'blanco' hasta los calzoncillos inmaculados y con escudo que llevaba pero lo del carnet no dejaba de ser una alavesada.

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A mí me ha pasado ... lo mismo con el carnet del PSE. No lo he tenido nunca, por eso lo he roto cuantas veces me ha dado la gana. Ahora bien, el no tener carnet no significa que no seas aficionado; como lo era mi padre que cuando compraba pasteles nos exigía que le reserváramos el 'merengue'. Se es de un equipo, como de un partido político, porque te gusta. Lo del Madrid, de verdad, no lo entendía muy bien, aunque nunca se lo dije. Tampoco él me dijo nada cuando se fue dando cuenta de que las ideas de los socialistas no me parecían mal del todo.

No lo hacían porque pensaba que el PSOE/PSE, tenía claro el objetivo de conseguir una sociedad cada vez más justa. No de una vez, dándole la vuelta a la tortilla para que todo siga igual, sino poco a poco intentando alcanzar el poder político en las urnas para poder gobernar a favor de los desfavorecidos; con la intención de que cada vez hubiera menos, hasta que desaparecieran. No desnudando a un santo para vestir otro sino consiguiendo vestidos, particulares, nada de uniformes rojos, para todos. Haciendo suyos los derechos expuestos por primera vez en una Constitución, la del 78, al trabajo, a la salud, a la vivienda,... Capaz de hacer frente tanto a los estériles desordenistas como a los interesados fabricantes de naciones. Capaz de comprender la realidad múltiple de España pero sin necesidad de comulgar con las ruedas de molino de los independentistas.

Lo que traducido sigue significando, para mí, firmeza de convicciones. No perder el rumbo de los objetivos aún en momentos de desaliento electoral. Admitir el retiro, si así lo decide el conjunto de la sociedad, para volver con más fuerza y conseguir de nuevo el protagonismo: seguir, seguir la huella que ya se cansarán...

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Así que hoy he decidido romper el carnet, que no tengo, porque ese partido no cumple ahora mismo mis expectativas. Todo lo contrario. Se ha abrazado a partidos de derechas, a partidos que solo aspiran a imponer un etnocentrismo tan ridículo como peligroso, solo por conseguir gobernar, aún habiendo perdido las elecciones. Sobre la razón, sobre la justicia, sobre su propia Historia. Ahora mismo me arrepiento de no haber tenido carnet de verdad, para haber hecho carrera dentro del partido, para haber llegado a ser diputado y poder votar que NO a esta investidura y trabajar para que se repitan cuanto antes las elecciones y, esta vez, ganarlas. Para intentar salvar mi partido. Y mi carnet.

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