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Sobre el eguzkilore recae la leyenda o creencia popular de que es capaz de ahuyentar a los malos espíritus, de proteger los hogares vascos. Es una planta llena de fuerza y luz, que se ha convertido en uno de los símbolos más tradicionales de Euskadi. ... Esta 'flor del sol', en una versión metálica, lucía desde hace ocho años en el buzón que el club de montaña San Ignacio Basotxo colocó en el monte Santa Cruz, a 965 metros de altitud, en la Sierra de Arkamo. Lo hizo en recuerdo de Pako Prior, un integrante de la entidad que falleció en 2016.
Pese a su valor simbólico, estas estructuras metálicas que desde hace décadas vigilan las cumbres alavesas no se libran del vandalismo. Es lo que ha ocurrido con este hito. Ayer, martes, uno de los miembros del club ascendió a esta cima, sita en el municipio de Kuartango, y se llevó una desagradable sorpresa: descubrió que el eguzkilore con el que en 2017 se rindió homenaje a su compañero había desaparecido. «Es una pieza única que para todos nosotros tenía un gran valor sentimental», explica a EL CORREO Fernando Marín, presidente de la entidad, que cuenta con cerca de 150 socios, en su mayoría, vecinos de los barrios vitorianos de Adurza y San Cristóbal.
«Ese buzón -recuerda- tiene su propia historia. Es el logo del club, con unos montes nevados y el eguzkilore forjado a mano. Fue uno de los que crearon alumnos y un profesor, maestro de forja, del centro de Formación Profesional y Empleo Ignacio Ellacuría. La flor estaba soldada a conciencia; por lo que creemos que quién o quiénes la han arrancado lo hicieron con la ayuda de herramientas; quizá un martillo o incluso una rotaflex», sospecha.
Desde el club de montaña San Ignacio Basotxo, fundado hace más de cincuenta años, se desconoce cuándo se pudo producir este robo. «No sabemos si ha ocurrido hace poco o en verano... Desde que hemos tenido constancia de la desaparición del eguzkilore estamos avisando a todo el mundo; por si alguien sabe algo. En cualquier caso, estamos indignados, con rabia, porque es una falta de respeto para el club y sobre todo para la persona para quien estaba dedicado. Ha sido un acto premeditado. Los montañeros no hacen esas cosas. Esperamos que quien lo hiciera se arrepienta y lo devuelva. Ya nos encargaríamos nosotros de volver a soldarlo», insiste.
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