Óscar López y José Antonio Burgo disfrutan de un rioja alavesa en el Museo del Vino. Fotografías: Rafa Gutiérrez

Donde el vino alavés perdió terreno

Las bodegas alavesas buscan recuperar mercados cercanos como San Sebastián y Bilbao, donde su consumo es cercano al 20%

Domingo, 14 de junio 2020, 02:02

«Lo que había aquí antes era mucha 'riojitis'». En ocasiones, los análisis más certeros e incontestables son a la vez los más sencillos. La reflexión corresponde a Esteban Ortega, del bar Bergara de San Sebastián, y lo cierto es que es la sensación ... que le queda a uno tras recorrerse las tres capitales vascas a la hora del 'poteo' y supervisar si el consumo de rioja alavesa en Gipuzkoa y Bizkaia es tan desigual con respecto a Álava como lo indican los datos oficiales.

Publicidad

De todo el vino que baña los paladares de las provincias vecinas, solo «el 20%» procede de nuestro territorio, según aseguró hace unos días la consejera Arantxa Tapia, que viajó a Laguardia para anunciar ayudas. Entre ellas, destaca la promoción de la marca Basque Wine, a modo de paraguas para la producción vitivinícola propia. Cada bar es un ecosistema propio y marca sus reglas; hay quien llena «el 95%» de sus copas con rioja alavesa como el Culmen, en la Plaza Nueva de Bilbao, y también quien selecciona cada pieza de su enoteca con denominaciones de origen que hace solo unos años parecían incompatibles con la producción de vino. Pero la radiografía general indica que el rioja alavesa hace tiempo que empezó a perder terreno en Bizkaia y Gipuzkoa.

Algunos señalan la clave en la crisis de la helada de 1999, que disparó el precio de la uva y facilitó la entrada de nuevos sabores que después encontraron arraigo. Otros señalan a la sensibilización, a que los tragos alaveses no se perciben como propios en los territorios vecinos. O que la batalla por hacerse con el dominio de las barras con la cerveza, que ha conquistado a la juventud, es desigual.

Eider y Jesús se disponen a brindar en la terraza del Culmen.

Terrazas llenas y plena actividad en la Plaza Nueva de Bilbao

José Luis Rámila tiene vinos de toda España para acompañar con sus quesos.

A excepción de solo dos bares, la Plaza Nueva es quizás el lugar que más se acerca a la normalidad en la capital vizcaína. No tanto en el interior de los establecimientos, todavía lejos del bullicio que presentaban antes de la pandemia, pero las terrazas y el amplio espacio de la plaza la han convertido sin duda en uno de sus pulmones. Algo menos concurrido se mostraban Ledesma e Indautxu, también zonas de 'poteo' por excelencia en la capital vizcaína.

«Hace años compraba nueve cajas de Villabuena y una de La Rioja. Ahora la gente bebe menos, pero elige mejor. Y no está para diferenciar el rioja, el rioja alavesa o cualquier otro. Si está bueno, como si es de Murcia», afirma José Luis Rámila, a quien los nuevos hábitos le han obligado a instalar un cañero en la barra a su pesar. Él, convencido de que el mejor acompañante de sus quesos es un buen vino, acaba de incorporar a su oferta género «de toda España». «Ahora traes un vino de Mallorca y todo el mundo lo quiere probar», refrenda Esteban Ortega.

Publicidad

Culto al vino

La proporción no es mucho más elevada en los lugares de fervoroso culto al tinto como el Bilbao Berri, donde la venta de rioja alavesa ronda el 25% del total. José Antonio Ramos ofrece a los forasteros txakoli y, si no les convence y piden «algo de la tierra», prueba con género alavés.

El Museo del Vino, que solo vende por botellas desde hace 36 años, realiza una firme apuesta por el producto del territorio. Así lo demuestran las dos botellas que comparten su dueño, José Antonio Burgo y su amigo Óscar López tras la puerta entreabierta y un taburete a modo de barricada. Sin embargo, la mitad de sus ventas son de rioja, y el 50% de ellas, de la vertiente alavesa. «Han desaparecido las cuadrillas de vinos y se nota. Además, si solo bebes cerveza, no haces paladar ni cultura», afirma Burgo, que sirve para ilustrar por qué a su local le denominan La Meca del vino en Bilbao. Tampoco se quedaron cortos con la paradoja.

Publicidad

Para Mariasun Sáenz de Samaniego, de Bodegas Ostatu, uno de los principales problemas es la «falta de arraigo» del vino alavés en las provincias vecinas. «Podría haber más sensibilización. Rioja Alavesa aporta un valor añadido y es una joyita», afirma la productora, quien aplaude la decisión de crear la marca Basque Wine pero advierte de que «no será la panacea». «Debe ir acompañada de más ideas, y creo que nos falta algo de innovación. Ya no sirve ir con la furgoneta al bar», señala de forma gráfica. Sáenz de Samaniego, de hecho, reconoce que la entrada en la Parte Vieja de San Sebastián se ha complicado en los últimos tiempos.

Para Ignacio Gil, de Bodegas Mitarte, la principal «asignatura pendiente» se encuentra en Bilbao. «Si se consumiera a la par que en San Sebastián, tendríamos muchos menos problemas. Y no te digo ya al nivel de Vitoria», asegura el productor de Labastida, quien subraya que existe «un abismo» entre el consumo de rioja alavesa de la capital vasca y sus vecinas. «Hay gente que quiere un crianza a precio de vino del año, y nuestro fuerte no es el precio», reconoce.

Publicidad

Una cuadrilla apura los tragos en Casa Gandarias.

La Parte Vieja donostiarra se mantiene a medio gas por el Covid-19

El Izkiña ofrece vinos tanto de Rioja como de Rioja Alavesa.

Las terrazas concentran todavía buena parte de la actividad hostelera en San Sebastián, pese al cese de las restricciones en el interior de los bares. La Parte Vieja, en este sentido, mantiene buena parte de sus establecimientos cerrados, todavía a la espera que la ciudad recobre el pulso.

Algo más de ambiente se respiraba en el barrio de Gros, todavía sin una gran variedad de pintxos pero con la mayoría de sus bares llenos de clientes habituales.

Salto generacional

Tampoco el mercado vitivinícola se libra del relevo generacional. Los hosteleros advierten que entre los «menores de 50 años» los tragos de Ribera del Duero son más populares. Así lo corroboran hosteleros como Maialen, del Casa Gandarias de San Sebastián, y Diego, del Brass de la capital vizcaína, quien asegura que quienes más piden rioja son los «turistas». «Empiezan a ver que otros piden otras denominaciones y se lanzan a probar», afirma por su lado la camarera del bar donostiarra, donde el «40% del vino joven que se vende es rioja alavesa».

Algunos parroquianos, de hecho, incluso realizan la «ruta del Ostatu», aunque tampoco se andan con demasiados remilgos. «Vamos donde lo tengan. Pero si no, mientras sea negro y se pueda beber...».

El blanco desaparece en el resto de capitales vascas

Manu no pudo evitar cierta sensación de decepción cuando el camarero le dijo que el blanco de Rioja Alavesa se le había agotado. «Es el único que lo tiene en toda esta zona», asegura el cliente, que se conforma con un verdejo. El área, además, es uno de los puntos de referencia en el poteo de San Sebastián, donde arrasa el pintxo-pote del jueves. La estampa, que resultó de lo más gráfica, refleja con fidelidad la escasa demanda de vinos blancos que existe en el resto de capitales vascas.

El verdejo y el rueda dominan con diferencia las barras de San Sebastián y Bilbao, donde la presencia del blanco rioja resulta muy residual. En ninguno de los locales consultados por este periódico, de hecho, se encontraba el rioja entre sus blancos más vendidos. La diferencia en el consumo con respecto a otras denominaciones de origen resulta mucho más palpable que en el tinto, donde la proporción es cercana al 20%.

El escaso consumo de vino blanco en Gipuzkoa y Bizkaia, en este sentido, contrasta con las buenas cifras que había cosechado el producto en el último año, cuando sus exportaciones crecieron en un 5%, con especial incidencia en Norteamérica. La consejera Tapia, en este sentido, subrayó el «notable incremento» que registraron las ventas en el extranjero el pasado año, y aseguró que los blancos de Rioja Alavesa «cada vez son más demandados en el mercado internacional». El panorama optimista que se le presentaba, sin embargo, se encuentra ahora amenazado por el 'Brexit', el endurecimiento de los acuerdos comerciales con EE UU y, por supuesto, la pandemia que todavía golpea a la economía global.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad