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La producción del vino supone toneladas de sacrificio. Desde la prepoda y la reposición de materiales hasta que la botella se coloca sobre la mesa hay un enorme trabajo. Una cadena en la que el agricultor es el primer eslabón, pero muchas veces también es ... el que más sufre. Y es que muchas veces su producción no se ve correspondida por las bodegas que pagan por debajo de costes. Una forma de poner freno a esa peligrosa tendencia para el futuro de Rioja Alavesa es fijar cuánto cuesta realmente el trabajo en el campo. Por eso, la Casa del Vino de Laguardia -que depende de la Diputación- ha realizado un estudio que marca los 70 céntimos como coste base de la producción de un kilogramo de uva.
Se trata de una referencia, ya que no existen dos fincas iguales y necesita un esfuerzo físico o económico distinto. Pero Jaime Ibáñez de Elejalde, responsable de la Casa, expuso este jueves en las Juntas Generales que «la mayor parte de las explotaciones de la comarca se encuentra en un rango entre 0,70 y 0,75 euros», aunque existen otras en las que el coste podría llegar hasta los 0,80.
Esto no es lo que cobran los agricultores cuando venden el fruto de su sudor a las bodegas, sino lo que les cuesta. Ibáñez de Elejalde admitió que existen empresas que el año pasado pagaron alrededor de medio euro por el kilo de uva, aunque hubo casos puntuales en los que se desembolsaron uno o incluso dos.
Para realizar este cálculo se ha tenido en cuenta la mano de obra, el precio de abonos y fitosanitarios, la maquinaria, el riego, gastos de ferretería, amortización de la plantación, impuestos, gestoría, cobro del Consejo Regulador, contratación de seguros y gastos de gestión, además se contempla los casos de fincas arrendadas. Un grado de concreción que agradecieron los junteros, aunque reclamaron que ahora se traslade a los agricultores e instituciones para que así se cumpla con la Ley de la cadena alimentaria que establece que no se pague por debajo de los costes de producción. Hasta la fecha no consta que hayan existido denuncias en la Denominación de Origen Rioja, lo que se explica en el miedo ante posibles represalias por parte de las grandes bodegas y que les dejen de comprar el fruto de la viña.
«Lo que se pagan son las uvas y ni todas son iguales ni el mercado las reconoce como tal porque no se han producido de la misma forma. El reto de la comarca es producir siempre las mejores uvas. Seguramente no podemos competir en costes de producción, pero sí que podremos hacerlo en calidad. Eso hay que demostrarlo. Hay veces que no remunera ese esfuerzo de forma justa y digna», reconoció el diputado de Agricultura, Eduardo Aguinaco.
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