
La mayoría llegó de Curtis, Oza de los Ríos, Cesuras, Vilsantar, Mesía... Eran jóvenes, venían «con ganas de trabajar» y de labrarse un futuro en Llodio. Encontrar empleo era fácil. «Ibas a Aceros o a Villosa y te cogían», explica Manuel Bermúdez, uno de los que llegó hace más de medio siglo. Llamaron a sus familias, amistades y vecinos y la comunidad gallega, fue creciendo. «Llegó a haber 600 familias».
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Se concentraron en Ugarte, un barrio que creció con la industrialización de forma desordenada, con casas pequeñas. Apenas había coberturas sociales y el primer germen fue una recaudación de fondos para atender a paisanos enfermos. Aquel acto de solidaridad dio lugar a que Eduardo Pérez Ferrer, que trabajaba en el Ayuntamiento, pensara en fundar una asociación. Creó junto a Bermúdez, que fue su presidente durante los primeros años, el Centro Gallego. El colectivo nació con un centenar de asociados y una clara vocación de mitigar la 'morriña'. La iniciativa tuvo éxito porque en poco tiempo el número de afiliados se dobló y aún hoy permanecen 250 socios. Porque el Centro Gallego es un lugar de acogida y celebración. En estas cinco décadas, se ha consolidado como referente cultural y festivo y ha contribuido a la cohesión social.
Volviendo atrás, Bermúdez recuerda la dureza de aquellos años 60, tener que empezar una nueva vida lejos de su tierra. «Aquí se trabajaba mucho. Se podían meter todas las horas que quisieras en la fábrica, pero la jornada era de doce». Los sueldos eran muy bajos «y apenas sobraba nada para aportaciones voluntarias que permitieran poner en marcha el centro». Aun así, con grandes esfuerzos y algún problema que resolvieron a base de buena voluntad, lograron comprar los locales actuales. Finalmente, el centro se inauguró en mayo de 1969.
Desde entonces no han parado. Empezaron ofreciendo bailes los domingos para lograr ingresos. «Llegaron a entrar mil personas, todos 'plegados'», asegura Bermúdez. También hubo sesiones de bingo cuando se autorizó el juego. El centro gallego tiene muchos socios jóvenes aunque Bermúdez echa en falta más «implicación» en vísperas de celebraciones, como el día de las Letras Galegas, la fiesta de Santiago, el día de Galicia en Euskadi y el festival cultural de los pueblos. El centro ya está preparando exposiciones, una jornada de cine y un día dedicado al vino gallego, faltaría más.
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