La «rígida» normativa contiene la expansión de 'cohousing' vascos

También, los optantes ponen la lupa en la escasez de suelo público, lo que lastra económicamente el desarrollo de los proyectos y «suele debilitar a los grupos». En este sentido, se resalta que los terrenos privados tienen «elevados» precios de acceso, mientras que «es difícil que las administraciones públicas cedan sus espacios a las asociaciones, puesto que prefieren impulsar en esas parcelas viviendas públicas».

El Gobierno vasco contempla ayudas -desde 9.000 euros- para el fomento de estos edificios (que pueden ser intergeneracionales, o 'senior'), pero aún así los primeros 'cohousing' están surgiendo en entornos rurales donde resulta más sencillo asentarse. De ahí que muchas familias vizcaínas estén recuperando caseríos abandonados en los que comparten todo menos las habitaciones. En Mendata se instaló en 2022 la cooperativa Ankurkulu, compuesta por siete miembros (sin contar los dos niños que crecen aquí). También han querido transformar su hogar la asociación Boronabila, en Sopela, y Ametxe, en Gordexola.

En estos lugares ha sido posible formar un grupo con los mismos intereses, pero todavía hay muchas personas que quieren optar a estas alternativas y no saben adónde acudir. Por este motivo, desde la Asociación Vasca de Cohousing Ametsak Sortzen han organizado unos talleres que pasarán por Álava y Bizkaia entre abril y mayo para impulsar la formación de dichos colectivos.

Por otra parte, y aunque el proyecto no tiene la filosofía de 'cohousing', en Gipuzkoa se ha puesto ya la primera piedra para levantar 109 viviendas en régimen de cooperativa en el barrio de Txomin Enea. Esta promoción residencial novedosa impulsada por el Gobierno vasco «abre el camino» para proyectos en otras ciudades y será una realidad en dos años.