Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
«Hoy hace veinte años que el Sargento Pepper enseñó a tocar a la banda», decían los Beatles en una canción que nunca tocaron en directo. Pero Jimi Hendrix sí lo hizo, hace ya diez lustros. Y además enseñó cómo se puede llegar a tocar ... una guitarra eléctrica a varias generaciones de músicos y aficionados al rock. Ahora, el viernes el 18 de septiembre, se cumplen 50 años del fallecimiento de este involuntario miembro del triste 'Club de los 27', el guitarrista zurdo que redefinió las seis cuerdas amplificadas, grabó álbumes históricos y abanderó nuevos sonidos. Artistas alaveses de diversos perfiles aportan sus puntos de vista en torno al músico, la leyenda y su legado. Además de las cuerdas de sus instrumentos, manejan potenciómetros de mesas de sonido o grabación, transcriben temas o enseñan a tocarlos. Tienen más de un enfoque hacia la obra de un artista que en vida tan sólo publicó cuatro álbumes: 'Are You Experienced' (1967), 'Axis: Bold as Love' (1967) y 'Electric Ladyland' (1968), más el directo 'Band of Gypsys' (1970). Tras su desaparición -murió en Londres, al ahogarse con su vómito mientras dormía, según la versión más extendida- existe en el mercado una veintena más de grabaciones publicadas, entre conciertos míticos como Monterrey, isla de Wight o Woodstock, o temas registrados en estudio reunidos en torno a títulos como 'Cry Of Love', 'South Saturn Delta' o 'Valleys of Neptune'. Después de revolucionar los sonidos de guitarra eléctrica, los recursos de grabación y hasta el look de una estrella del rock, es todo un mito y un maestro cuya antorcha empuñan aún muy pocas mujeres.
Joaqu
Es, ante todo, un entusiasta de la música. Si no, nadie se explicaría que Joaquín Ortega, tras responder a un reto de colgar en Facebook las portadas de los 20 álbumes de su vida, siga haciéndolo sin un horizonte final. Y ya ha pasado de 140. También es cierto que debe de haber por ahí algo genético, porque su hermano Míchel cantaba en Crines, la banda donde otro de los artistas de la familia, Toñín, hacía sonar el bajo.
Y de este último instrumento fue de donde sacó el veneno este zurdo vitoriano. «Aprendí de oído, con los discos que había por casa y el bajo de mi hermano. Tocaba lo que oía. Pero tienes que tener algo, si no... Hay quienes no saben hacer nada sin partitura», distingue.
El integrante de Star Solo y exFarinelli también comenta que «cuando me enteré de que existía Hendrix, yo era muy jovenzuelo. No le hice mucho caso, porque me gustaban más otros grupos como Tequila. O los Ramones, era más punkarra... con los años, a partir del rock-blues de Aerosmith, me interesó un poco más. A través de los años, cuando grababa cintas para amigos o para el coche, siempre había un par de temas suyos», destaca Ortega.
En su trayectoria, Hendrix «tiene cosas geniales, y para algunos está entre los cinco mejores guitarristas o los diez compositores del rock. Para mí, de los tres discos de estudio, 'Are You Experienced?' me parece brutal. Los otros dos, psicodélicos, como muchos otros de la época. Ahí estaban los Doors, por ejemplo». Claro que precisa que «lo que tiene es un sonido alucinante. La guitarra con el wah wah, el ampli a toda tralla y el fuzz, tiene un sonido que me parece difícil de conseguir, aunque te puedas acercar».
el legado
Al mirar alrededor, Joaquín Ortega concluye que «a quien más me recuerda, en cuanto a genio y todo lo que es, es a Prince. Tocaba lo que le diera la gana. Y, también, a Lenny Kravitz. Tiene ese rollo».
Más le cuesta situar hoy al mito. «Esa época era una pasada, se ponían mucho y cayeron unos cuantos. Los de Woodstock hacían punteos hasta que les daba el bajón. No le veo haciendo otra cosa. Posiblemente, rhythm and blues. Era un virtuoso y flipas cómo toca. Y con la izquierda, ja, ja».
Iker
Hace poco que ha cumplido un año y él se siente un padre orgulloso. No es la niñita de sus ojos, que tiene alguno más. Es su universo sonoro, Silverstar Studios, en Zabalgana, donde Iker Bengoa ejerce como ingeniero y productor. Aunque su relación con el rock tiene diferentes ángulos -ha sonorizado a múltiples grupos en la sala Urban Rock Concept-, su guitarra disfruta con la distorsión y el volumen del metalcore en el seno de la potente banda Childrain, con proyección internacional.
¿Cuál sería hoy la de Jimi Hendrix? «Qué dificil resumir algo tan grande. Ha sido el padre de la guitarra de rock moderna, amplió los límites y dio una nueva dimensión tanto a la música como al instrumento. Rompió los esquemas en su tiempo, creó un nuevo estadio en la forma de concebir la música y hoy sigue siendo un referente», indica Bengoa.
El genio de Seattle «inspira a tantas generaciones de estilos e influencias diferentes que daría para hablar horas». Pero, al condensar su obra, el alavés prefiere la dimensión del álbum. «'Electric Ladyland' es el que más me gusta, donde su personalidad se muestra más asentada. Sin perder el carácter experimental, es un despliegue total de virtuosismo, de arriba a abajo», sentencia.
El legado
También la herencia hendrixiana se ha dejado notar en las grabaciones. «A la hora de producir y mezclar jugaba con cosas que hoy pueden parecer infantiles pero que entonces eran rompedoras, como los 'paneos' -la ubicación dentro del estéreo de los sonidos-, así como el wah, phasers y otros elementos que tiñen su obra de este carácter experimental», sin olvidar que «como los genios, llevaba el número de tomas al extremo, en busca de la perfección».
En esa línea, Bengoa aventura que, «de nacer hoy, habría sobresalido casi sin pretenderlo. Al sacar lo que llevaría dentro, el despliegue de genialidad sería alucinante. Pero su fama no sería tal. Hoy tiene más repercusión un buen envoltorio y una fuerte inversión detrás que el discurso artístico». ¿Y los jóvenes de hoy? «Creo que, como al Ché, lo conocen más como icono que por su obra. No creo que le vean bajo un riff de John Frusciante, Tom Morello o Muse».
Iñig
Enredado entre Crines, militante en Dave & The Souldiers o con madera de dúo acústico junto a Álex El Hierro, las guitarras de Iñigo Etxeita han sonado en diferentes contextos. Ahora, cuando se emplea entre el rock clásico de Four Foxes y en hacer que otros hagan sonar sus guitarras en la escuela Avant Music Center, mira unos minutos hacia el zurdo de Seattle.
Y confiesa que «en principio, como un guitarrista en los que te fijas, no me llamó mucho la atención, por lo que me gustaba a mí en su momento. Pero al cabo de los años, cuando ya he tirado hacia el lado más blues y más negro, mezclado con el rock, ya me he fijado tanto en su forma de tocar como en su estilo sonoro. En todo lo que ha inventado y en todo en lo que ha repercutido en los demás. Incluso en la imagen, de la que ha cogido un poco gente como Prince», ejemplifica.
Entre las piezas de Hendrix, Etxeita cita en principio «temas como el 'Purple Haze' o' Hey Joe', por ejemplo. Este es un tema que hemos tocado mucho -con Dave & The Souldiers, por ejemplo- y que en la escuela los alumnos estudian en cuanto a progresión de acordes, ya con 7 años», en uno de los primeros cursos, y tres años más tarde más adelante trabajan en el ámbito del solo de guitarra «en mi menor. O hay referencias en cuanto a su sonido o cómo emularlo. Está sin duda en el top 10 de los guitarristas de toda la historia», subraya el vitoriano.
EL LEGADO
Y, en buena lógica, esa figura de la música «está súper presente en la escuela, porque el método es británico y, aunque él no lo era, tuvo gran relación con aquella escena, en la que dejó una enorme influencia», precisa. Etxeita considera que, de no haber tenido un final tan prematuro, «con su espíritu innovador, desde el soul y los efectos de phaser, wah wah y distorsión, habría tenido una evolución similar a los Stones. Cuando llegaron ya los 70, habría mezclado su música con el sonido disco, y en los 80, innovando más. Ahora, con la electrónica o cualquier tendencia, sin desvincularse de su estilo, de los genes que tenía dentro», calcula el músico. Por su parte, se autoubica «como el amigo Hendrix, siempre investigando para hacer algo nuevo o creativo».
José
Mucho antes de dedicarse a tocar la guitarra en orquestas, en Drakkar o el bajo con Bill Lyerly, el impacto inicial sobre el joven José González Cotta fue más de la Stratocaster de Mark Knopfler que por parte de Jimi Hendrix. «Pero recuerdo que hacia el 80 compré un recopilatorio. Me ponía temas para tocar encima hasta que me cargaba el disco», apunta. Claro que también indica que «había canciones más psicodélicas que tampoco me acababan de entrar, mientras que otras me venían muy bien para practicar cosas como las escalas de blues que utilizaba», explica quien hace ya lustros se enganchó también a la labor de luthier.
En su tienda-taller de la calle Correría recuerda que el mítico zurdo «tuvo algunos conciertos horrorosos, porque se ponía más ciego que el copetín y dependía un poco del día». No obstante, recuerda que «en mis clases sigo enseñando cosas suyas», dentro de un listado de piezas que considera imprescindibles. «A veces parece que las jam sessions son patrimonio del jazz, donde se improvisa con temas que todo el mundo conoce. Pero yo no entiendo que un tío que toca la guitarra y le gusta el rock no sepa tocar 'Satisfaction' o 'Hey Joe', que son clásicos. Otro es 'Little Wing', porque tiene una serie de acordes que se salen un poco de lo estándar y una estructura más inusual», describe González.
El legado
Confiesa que «no soy un especialista de Hendrix, así como podría estar hablando tres días de Eric Clapton o de B.B. King», pero señala que «recuerdo haber visto un vídeo de estudio con una acústica y pensar 'este tío toca como Dios' y otras veces me dan ganas de tirarlo por la ventana. Tengo una relación de amor-odio, aunque esto suponga echarme tierra encima». Agrega que «tuvo 4 o 5 años de carrera fulgurante, pero estaba curtido porque, aparte de su trabajo como músico, de joven ganó un concurso de talentos en el teatro Apollo», el mítico local de Harlem.
Al proyectar su figura en el tiempo, González calcula que «igual hubiera sido un Jeff Beck o un Robben Ford... Siempre que escucho a Eric Gales pienso que es lo que habría sido un Hendrix, aunque Gales es zurdo pero toca con las cuerdas de diestro. Toca muy, muy bien».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.