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jon aroca | Marta peciña
Sábado, 2 de mayo 2020, 23:50
De norte a sur y de este a oeste. Los pueblos alaveses aprovecharon el primer día en el que pudieron salir a la calle. Para 47 de los 51 municipios -46.000 vecinos- fue aún más especial. Al contar con menos de 5.000 habitantes ... esquivaron las restricciones horarias, lo que bien destacaron muchos de sus paseantes. Claro que en Llodio, Amurrio y Salvatierra -además de Vitoria- tampoco resultó una jornada aburrida. Paseos, deporte y unas gotitas de felicidad llenaron una apretada agenda.
Agurain-Salvatierra
Agurain-Salvatierra supera por 62 las 5.000 personas, por lo que les tocó respetar los turnos. A primera hora salieron los más madrugadores. «Llevo desde las 8 paseando. Había muchas ganas de poder salir», celebró Lourdes de vuelta de su nueva rutina. Otros aprovecharon su visita a la panadería para estirar las piernas. Eso sí, se les vio respetando las distancias y bien pertrechados con mascarillas.
Alegría-Dulantzi
Javier, uno de los más veteranos de Alegría, dominaba la calle con la txapela en la cabeza y desde su silla de mimbre. «Con ese sol, como para perdérselo», reconocía. «Paseada la perra y luego al sol, se está bien». Otros aventureros se acercaban al río para intentar pescar y Jairo y sus hijos Eder y Luca convirtieron la plaza en su particular campo de fútbol, ideal para liberar energía.
Amurrio
Manuel, de 79 años disfrutó del paisaje de Amurrio. «Es que los árboles ya tienen hojas y cuando me quedé en casa, apenas asomaban», explicó mientras caminaba hacia el Refor. La alcaldesa, Josune Irabien, destacó la peculiaridad de Arrastaria, un terreno de Amurrio que no está conectado directamente porque hay que sortear tres kilómetros en territorio vizcaíno para enlazar las dos 'partes' del pueblo.
Artziniega, Ayala y Okondo
La libertad se hizo notar en Artziniega, Ayala y Okondo, donde no hubo aglomeraciones. «Tenemos la suerte de tener muchas zonas para pasear y podemos salir a cualquier hora», explicó Rafa en Respaldiza. Miren, con su perro en Artziniega, destacó la tranquilidad del día. «Aquí la gente no tiene prisa». «Está todo precioso con este día», comentó Alberto, en Luiaondo.
Asparrena
En Araia, Asparrena, no había niño sin su bici o patinete. Bastaba con ver sus caras para constatar que agradecen cada paso en la relajación del encierro. Elsa, acompañada por sus hijos Jon y Aser, con sendas bicis, también celebró poder salir a la calle. Aunque, como recordaron los dos niños, echen de menos a «los amigos y los abuelos». También disfrutaron los hermanos Urko y Endika, apurando una cerveza tras salir a correr. Son la envidia de muchos.
Iruña de Oca
Joseba estaba encantado de pasear por libertad por la calle central de Nanclares. «Yo creo que la gente se está portando muy bien, de sobresaliente, aquí todo el mundo respeta las distancias». Tener menos de 5.000 habitantes juega a su favor. «Ser un pueblo pequeño algunos beneficios tendría que tener», celebró.
Labastida
En Labastida el de ayer fue un buen día para todos, pero en especial para sus vecinos más mayores, los que más ganas tenían de salir a la calle. «Los que andaban todos los días lo echaban mucho de menos. Ya han podido recuperar las buenas costumbres», comentó su alcaldesa, Laura Pérez.
Llodio
En Llodio, donde la población mayor de 65 años supera el 25% de los censados en el municipio, la jornada fue un verdadero alivio porque les permitió salir de su encierro. «Ya no aguantaba más, me estaba volviendo loca en casa», explicó Mari Carmen, de 71 años. Los más madrugadores fueron los jóvenes y los adultos. A las seis de la mañana ya había gente en los montes. Uno de los primeros fue Ibon Pérez, con 'mono' de bici. En Arraño, Ainara y Jesús, se sintieron como «si estrenáramos de nuevo las calles». La mayoría de los paseantes de la mañana obvió el uso de guantes y mascarillas.
Oion
En Oion, de 3.386 habitantes, a algunos les costó acostumbrarse a las normas. «Bueno, al principio hubo un poco de despiste, pero la gente está muy tranquila porque se respetan las distancias», señalaba Mikel. El alcalde, Eduardo Terroba celebra estos pasos hacia la normalidad, aunque «el confinamiento se ha llevado bastante bien».
Patxi ha recorrido estos días Valdegovía por su trabajo, pero ayer salió por primera vez a hacer deporte en la bici con su mujer, Montse, que pisó la calle después de casi dos meses de confinamiento. En plena vía verde, ambos sintieron una sensación extraña. «Se hace raro no ver turistas. Íbamos solos», explicó mientras destacaba la emoción de su esposa al volver a salir. «Se le saltaban las lágrimas».
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