La obligatoriedad de las mascarillas en interiores tiene los días contados. El miércoles 20 desaparecerá la última gran restricción de la pandemia y, aunque faltan menos de dos semanas para la fecha, la inmensa mayoría de las instituciones y las empresas de Álava todavía no ... sabe cómo actuará a partir de ese momento. Si se olvidarán por completo de este sistema de protección, si recomendarán su colocación entre la plantilla o también a su clientela... La puerta abierta que dejó la ministra de Sanidad, Carolina Darias, a que los departamentos de prevención de cada lugar de trabajo «establezcan cómo ha de ser su uso» sólo ha generado un reguero de dudas sobre el futuro escenario. «Esperaremos a ver qué dice el real decreto», coinciden en casi todos los sectores, convencidos de que habrá «letra pequeña» en el documento que el Consejo de Ministros aprobará el martes 19.
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En SEA, la patronal alavesa, no habían recibido hasta este jueves ninguna consulta al respecto pero intuyen que comenzarán a llegar a medida que se acerque el final de la mascarilla, una medida que entró en vigor el 19 de mayo de 2020 y que desde entonces sólo se había flexibilizado para exteriores. Después de Semana Santa, reconoce su presidente, Pascal Gómez, su uso en lugares cerrados «dependerá de cada empresa o sensibilidad de cada trabajador» aunque «irá suavizándose». Con excepciones, eso sí, porque la imposición seguirá en pie para hospitales, residencias y transporte público. La Diputación alavesa, en esta línea, exigirá su colocación en sus servicios de autobús y «en todo el espacio sociosanitario». Para el resto de situaciones, como los museos o la realización de la declaración de la renta en la sede de Hacienda, uno de los momentos con más movimiento de gente en este edificio, aguardará a leer el real decreto.
Los ayuntamientos del territorio tampoco quieren adelantar ninguna decisión hasta tener ese texto. Ni en Llodio, ni en Amurrio... y en Vitoria llevarán la retirada de la mascarilla a sus comités de recursos humanos y de instalaciones -podría reunirse justo antes de las próximas vacaciones- para saber cómo actuar con trabajadores y ciudadanía, respectivamente. Su resolución afectará a los centros cívicos, el Teatro Principal, las escuelas de música y danza, las oficinas de atención ciudadana... Mercedes lo espera abordar en su foro sobre riesgos laborales aunque, señalan los sindicatos, «en la empresa siempre se ha apostado por la máxima protección y, aunque dependerá ya de cada persona, no descartamos que se recomiende su uso» dentro de la fábrica. En Aernnova, por ejemplo, el cubrebocas continuará en los puestos donde ya era obligatorio antes de la pandemia -como el área de producción- y para los demás habrá «una valoración técnica».
La desaparición de la mascarilla casi dos años después de su implantación será en muchas empresas alavesas un asunto que sólo implicará a su personal pero en otras habrá que tener en cuenta también a la clientela. Como en los bancos, con la atención -cada vez menor- cara a cara en ventanilla. Kutxabank decidirá en torno a la fecha en que la obligatoriedad de esta protección decaiga, mientras que Laboral Kutxa quiere liquidar el asunto cuanto antes en el comité que creó «expresamente» para el coronavirus. «No es una decisión que se puede tomar de un día para otro pero queremos que sea pronto porque tiene una afección amplia», comparten.
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Las Fundaciones Vital, la catedral Santa María para sus visitas, el Buesa Arena, Egibide o la UPV/EHU, en cambio, apurarán los plazos hasta revisar el documento del Gobierno central. En los centros educativos tienen -con las vacaciones de Semana Santa- mayor margen para pensar en el nuevo escenario aunque NClic, por ejemplo, asume que dará «total libertad» a profesores y alumnos. Y el Palacio de Justicia, a la espera de que se pronuncie su sala de gobierno, un órgano de decisión interna, mantendrá la mascarilla en oficinas y salas. Javier Echaguíbel, al frente de los cines Florida, lo tiene ya claro: «Habrá que acatar lo que diga el Gobierno vasco pero yo soy partidario de que el público actúe como crea conveniente».
En el comercio y la hostelería local, apuntan desde Gasteiz On, imperará también el «respeto» al uso que cada uno haga de la mascarilla aunque «algunos recomendarán llevarla a sus trabajadores o a las personas que entren en el local». «En la hostelería está bastante claro que lo habitual ya es estar sin ella». Igual que en los gastrobares de Abastos aunque en la plaza creen que el cubrebocas «no se va a eliminar por completo». La idea es que se aconseje su utilización, incluso a través de señalética, en vista de las aglomeraciones que hay algunos días. «Y gran parte de nuestra clientela es vulnerable», apostilla su nuevo gerente, Frederic Alzola.
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