Las enfermeras y monitoras han sido los colectivos más afectados por este tipo de incidentes. E. C.

Las residencias de Álava ultiman un plan para reducir comportamientos agresivos

La Diputación suma 233 casos en lo que va de año y la mayoría protagonizados por usuarios con mayor deterioro cognitivo y enfermedad mental

Jueves, 19 de octubre 2023, 00:31

El Instituto de Bienestar Social de la Diputación de Álava (IFBS) suma 233 incidentes agresivos en lo que llevamos de año contra los trabajadores en residencias y centros de día de la red foral. Una cifra que puede resultar llamativa, pero que la administración rechaza ... catalogarlos como episodios de carácter «violento». Existen matices importantes. La «mayor parte» se relacionan con la discapacidad o la propia enfermedad del interno, que hace que ni siquiera sea consciente de su comportamiento. Eso se comprueba en que la mayor parte de incidentes ha tenido lugar en el equipamiento Etxebidea -que acoge a personas con discapacidad intelectual con necesidades de apoyo extenso y generalizado- y en la residencia de Txagorritxu, que es el geriátrico más grande de la red foral (con casi 150 usuarios) y que cuenta con cada vez más gente diagnosticada por deterioros cognitivos y demencias.

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Para poner freno a estas situaciones o, al menos, saber cómo actuar ante ellas, el IFBS -según ha podido saber este periódico- lleva meses trabajando con profesionales de enfermería y psiquiatría en la elaboración de un protocolo específico para que los profesionales sepan cómo deben intervenir cuando las agresiones son involuntarias. Se busca contar con herramientas para tratar de reconducir la situación y evitar que se repitan los percances. Así, uno de los ejemplos más sencillos es que otra compañera releve a la profesional con la que está obcecado el usuario. También se plantean formaciones específicas para adquirir habilidades para el manejo de este tipo de comportamientos.

Claro que entre esos 233 casos se incluyen incidentes violentos con familiares o agresiones a propósito de los usuarios, pero son los que menos. La «mayor parte» tiene su origen en determinados trastornos del comportamiento que derivan en manotazos, mordeduras, arañazos, pellizcos, tirones de pelo, insultos o notables faltas de respeto de los usuarios. Eso sucede con la demencia frontoparental o la de cuerpos de Lewy, que cursan este tipo de comportamientos que son incapaces de controlar, lo mismo sucede con discapacidades que pueden agudizar los problemas de relación o comunicación que hacen que de un modo absolutamente involuntario muestren actitudes de enfado que pueden afectar a las personas que les están atendiendo. Y es que no es raro topar con personas que son un torrente de insultos sin razón alguna.

Obviamente, este tipo de usuarios vuelvan a protagonizar agresiones. Por eso, también se plantean formaciones de comportamientos y sesiones de recuerdo entre los usuarios.

«Debe tenerse en cuenta que el perfil de persona mayor que cuidamos en los centros del IFBS es el de persona muy mayor, con un grado de dependencia elevado, la mayoría con deterioro cognitivo en diferente grado o con enfermedad mental y en muchas ocasiones con síntomas conductuales y psicológicos», recalca el Departamento de Políticas Sociales, que dirige el diputado Gorka Urtaran, en la respuesta remitida a la juntera de EH Bildu Claudia Venceslao.

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Las auxiliares de enfermería son quienes han sufrido el 80,42% de esas agresiones y el 15,42% corresponden a monitores de personas con discapacidad, es decir, los profesionales que trabajan de manera más estrecha con estos usuarios. En 2022 hubo 277 casos, en 2021 fueron 220 y en 2020 tan sólo 45 por un evidente efecto de la pandemia, el confinamiento y la distancia social.

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