La residencia más veterana de Álava se somete a un 'lifting'

Sus actuales residentes ya se han reubicado en otros equipamientos, por lo que los trabajos podrán arrancar en cuanto se formalice la adjudicación. El objetivo es que las obras arranquen para principios del próximo año y el plazo de ejecución será de 18 meses, por lo que podría estar lista para mediados de 2025. Esta intervención forma parte del plan global de reforma y modernización de los centros que la Diputación pretende financiar con fondos Next Generation de la Unión Europea (UE).

La remodelación supondrá una reestructuración integral de los espacios porque incluye la «demolición total» del interior del geriátrico, así se logrará la ampliación de las planta baja y primera para 'crecer' hasta contar con una superficie de 616,32 metros cuadrados. Eso permitirá que la mayor parte de las habitaciones sean individuales, 37 de 39, pero en ese objetivo de mejorar en la intimidad de los usuarios se reducirán las plazas de 48 a 41. Además, se dispondrá de un centro de atención diurna con cuatro plazas.

«Vamos a adaptar el centro a las necesidades actuales, que son diferentes a las que demandaban cuando se inauguró. Inicialmente las personas residentes tenían cierta autonomía, pero progresivamente los mayores que viven en los centros forales son más mayores y más frágiles, tienen más dependencia y presentan de manera habitual diferentes grados de deterioro cognitivo», explica el diputado de Políticas Sociales, el peneuvista Gorka Urtaran.

El edificio se reorganizará de manera que cuente con dos módulos convivenciales, uno por planta, lo que también servirá para controlar posibles contagios, como se demostró durante la pandemia. A cota cero estará la unidad reservada para personas con un perfil asistido y el primer nivel estará reservado para casos psicogeriátricos. «Samaniego contará con una unidad que atenderá a las personas con demencia. Además estará adaptada al nuevo modelo de cuidados que estamos poniendo en marcha de forma paulatina, con residencias que buscan espacios más íntimos, hogareños y familiares», añade Urtaran.

Ambos niveles contarán con terrazas y pérgolas. El segundo piso y la entrecubierta dará servicio a otros usos, como son el administrativo y las salas de terapia. Todos los espacios en los que se prevé el uso por parte de los residentes se redimensionarán para permitir el traslado de camas o elementos de gran tamaño, así como la instalación de grúas para mover con seguridad a los mayores con más problemas.

Su estética exterior será lo que más llame la atención para el visitante. El ladrillo naranja que el Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS) eligió a principios de los ochenta para la fachada de este centro de personas mayores dará paso a unas placas de colores claros y grisaceos con amplios ventanales. Además, se adaptará para garantizar la accesibilidad de personas con movilidad reducida y respetando todas las medidas de seguridad.

El geriátrico quedará «totalmente renovado». Algo que era necesario, ya que data de 1982 y fue uno de los primeros que se impulsó por parte de la Diputación de Álava. Es cierto que algo antes, en la década de los setenta, se construyó la residencia de Txagorritxu, pero el Imserso fue su impulsor inicial y posteriormente se transfirió a la Administración foral. De esta manera, se continúa con el proceso de modernización de los centros para personas mayores a través de los fondos de la UE. Además, en la presente legislatura se pretende iniciar con la construcción de un nuevo centro para personas mayores en el barrio de Salburua.