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jesús nicolás
Jueves, 9 de septiembre 2021
En 1982 desapareció el último ejemplar autóctono de quebrantahuesos de Álava. Esta rapaz habitaba en el parque natural de Valderejo. Desde entonces no había vuelto ... a anidar esta especie en el territorio histórico. Pero, tras casi 40 años en los que sólo se han visto ejemplares de paso, había regresado la esperanza de recuperarla. Los ornitologos vigilaban a un ejemplar que llevaba ya cinco meses sobrevolando la muga entre Álava y Navarra, cerca de los montes de Entzia e Iturrieta, pero anteayer fue encontrado colgado de un avellano en Narbaiza tras chocar con un tendido eléctrico.
Fue hace tres días cuando Flumen –como se llama esta ave– salió a dar un paseo por la Llanada y decidió pernoctar cerca del parque natural de Aitzkorri-Aratz. Un recorrido que se pudo seguir gracias al dispositivo localizador que lleva desde que el Gobierno de Aragón lo capturó en 2020 en las cercanías de Jaca, en pleno Pirineo oscense. Pero, de repente, la señal GPS indicó que llevaba horas sin moverse en un prado al norte de la población alavesa, lo que podría indicar que podía estar herido o muerto.
En ese momento personal de la Diputación y de Hontza Natura Elkartea se desplegaron para localizar al pájaro. La búsqueda se dilató, según asegura Arturo Rodríguez, portavoz del grupo ecologista, «hasta seis horas». «Estaba en el interior de un bosque, en una zona con poca visibilidad», recuerda. «Había chocado con un cable y cayó con tan mala suerte que quedó colgado boca abajo de la horquilla de un avellano». Allí se encontraba «muy débil» tras pasar en esa posición «unas 30 horas». «Llevaba una herida en una de las alas y tenía la pata por la que estaba colgado dislocada». Inmediatamente este macho fue trasladado de urgencia al Centro de Recuperación de Especies de Martioda. Todavía no saben cuando podrán volver soltarlo en libertad.
Se trata de un caso «insólito», señala Rodríguez, «sí habíamos visto algunos quebrantahuesos pasar por Álava, pero ninguno asentarse». El sueño de este ecologista es ver a una pareja reproducirse en el territorio. Y para esto, tienen las esperanzas depositadas en Flumen. «Parece que le gustaba la zona de la Montaña Alavesa, si encontrara una compañera para procrear sería una magnífica noticia».
Estos conservacionistas llevan ya 15 años colaborando con la Diputación para mejorar la biodiversidad en el territorio. «No tenían pensado introducir la especie porque realmente pensamos que acabarán extediéndose de forma natural. Ya hay doce parejas en Navarra». De hecho, si se asentará este ave, no sería el primer caso en Euskadi. «Ya hay una pareja venida de allí que está viviendo en el parque natural de Aralar, en Gipuzkoa».
Y si finalmente se decidieran a introducir esta especie directamente, como se ha hecho con el águila Bonelli, los resultados podrían ser muy satisfactorios. Otras comunidades ya se han lanzado a recuperar al quebrantahuesos. «Se han cogido polluelos de los Pirineos y se han introducido en Picos de Europa, Sierra Morena y Valencia». De momento, para impedir que se vuelva a repetir este accidente, Hontza ha urgido a la Diputación a señalizar el tendido y ha solicitado que instalen comederos para que quebrantahuesos y alimoches puedan comer tranquilos en lugares libres de cables.
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