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Por estas mismas fechas, el año pasado, la concejala Estíbaliz Canto se presentaba a La Blanca con el ánimo de una estudiante que, exhausta, llega a la última evaluación. «Este es mi examen final», reconocía. Tras tres años al frente de Cultura (y Deportes) más ... pedregosos y empinados de lo que le habría gustado, la edil socialista se veía con un pie fuera del cargo en esta legislatura.
– Y, sin embargo, aquí está otra vez.
– En política es sano no dar por hecho que vas a seguir y tomarte la posibilidad de no continuar con naturalidad. Este no es un puesto de trabajo cualquiera: la ciudadanía te quita y te pone.
– Pero, el año pasado, mientras subía Celedón, ¿no llegó a pensar ni por un momento algo del tipo: «Menos mal que son las últimas»?
– Nooo. En este tiempo, he podido hacer mucho análisis interno y creo de verdad que ser concejala de Cultura de mi ciudad es un honor. Fiestas es mucho estrés pero, no, aunque no sabía si iba a mantener la cartera, siempre me he sentido muy agradecida.
–Y ya que pensaba que quizás sería la última, ¿quiso dejar su sello a la hora de dejar atada y bien atada La Blanca?
– La verdad es que sí. Yo tenía una espinita clavada, y más viendo cómo caían este año las fiestas, de hacer algún tipo de programación el sábado. Además, me dije: «Si son las últimas, al menos he conseguido que por fin viniera Fangoria». Ahí quizás sí se nota mi sello.
– Como Alaska, ¿cuántas veces ha dicho eso de 'a quién le importa lo que yo haga, a quién le importa lo que yo diga'?
– Ja, ja, ja. Hay veces que tienes que abstraerte de la crítica, porque si solo te fijas en ella, no haces nada. Si tienes claro que una decisión es la correcta, hay que seguir. Un ejemplo fue el traslado de Edurne y Celedón Txiki a la Virgen Blanca. De haberme guiado por el miedo a las críticas, a lo que podrían decir por cambiar algo que siempre se había hecho así, no lo habría hecho. Pero estaba convencida de que podría ser un cambio a mejor.Y fue un acierto.
–¿En qué posición se enfrenta una concejala de 28 años a una de las fuerzas vivas con más arraigo de la ciudad como son los blusas?
– No es fácil. Sobre todo cuando se han adquirido unas costumbres después de tanto tiempo, cuando no se había querido intervenir. Pero me senté a analizar la situación y decidí que había que hacer cambios, que había que modernizar las fiestas porque no podíamos estar con un modelo caduco. Siempre he creído, de verdad, que las tradiciones tienen que tener elementos tradicionales pero no pueden estar ancladas en hace 50 años.
Blusas
– A cuenta de eso ha tenido tensiones evidentes con los blusas.
– La primera fue cuando ellos mismos deciden escindirse. Tenía por un lado a la Comisión reclamando que no reconociera a la Federación y a la Federación pidiendo los mismos derechos que la Comisión. Hemos trabajado y creo que hemos conseguido generar espacios de coexistencia.
– ¿En qué punto está ahora su relación con esas dos facciones?
– En el mejor de los últimos años. Lo más tenso fue en 2017 y ahora las cosas están mucho más normalizadas.
– Sin embargo, la Federación se ha quedado sin subvención municipal este año. ¿Qué ocurrió?
– Se acerca el día para presentar la documentación, les llamamos y no llegaron a tiempo. Ya está.
– ¿Los blusas y neskas tienen demasiado poder?
– No lo creo. Sí es cierto, aunque quede feo, que son un lobby, un grupo de presión como lo pueden ser los bicicleteros, las asociaciones en pro de los árboles... Cada uno persigue su objetivo e intenta presionar al político para que lo haga. Es natural y está en cada uno dejarse presionar o no.
– ¿Cree que tienen suficiente presupuesto para todo el programa paralelo que sacan adelante?
– Tal y como estamos, sí es suficiente. ¿Hay margen de mejora? Por supuesto. Antes de la crisis, estaban por encima de los 100.000 euros de subvención. Cuando yo cogí el cargo recibían unos 75.000 y ahora, casi 90.000. Creo que hacen una programación muy importante, que le da un toque identitario a las fiestas. Nadie se imagina una Blanca sin blusas.
Txosnas
– ¿Qué sentido tiene no programar toros, pero sí vaquillas e incluso vaquillas para niños?
– Es un tema que siempre genera controversia. Programar toros es muy caro...
– Pero, ¿quiere decir que esto se ha convertido ya en una mera cuestión económica? Hasta ahora siempre había defendido que no financiar los toros respondía a una razón moral.
– Era una cuestión moral en el sentido de cuestionar si tenía que ir dinero público a algo que genera tal debate social. Con ese tema nos veíamos ante esa disyuntiva: siempre he dicho que hay gente que lo ve como cultura y como una cuestión de identidad nacional y quien considera que es una tortura y una salvajada. Ante estas dos posiciones, la administración, más que posicionarse a favor o en contra, decidió no financiar algo que genera tal debate. Tampoco se ha prohibido. La plaza tenía muchas pérdidas. Y, sin embargo, las vaquillas no generan esa fricción social y las sacamos a coste cero, a riesgo del programador.
– ¿Tiene la sensación de que las txosnas están algo aisladas del resto de la fiesta? Y no sólo por su ubicación.
– Son una ecosistema aparte. No creo que estén aisladas, pero tienen un público y una oferta con su propia autonomía y creo que eso está bien.
– ¿Cuánto dinero reciben del Ayuntamiento?
– 65.000 euros y sólo financiamos los conciertos, que contratamos nosotros.
– Entonces, seguro que la concejala se deja caer por el recinto y ve las pancartas que se despliegan con total impunidad.
– Bueno, creo que ya no estamos en épocas pasadas...
– Sin ir más lejos, el año pasado se colocó una en apoyo de los presos de ETA (también hubo una pañoleta gigante en el escenario de Los Fueros el Día del Blusa).
– Siempre lo intentan. Ysi me preguntan a mí, como miembro del Partido Socialista, digo que se me revuelven las tripas cuando veo esas pancartas. Que alguien pueda considerar héroe a quien ha asesinado no es, como poco, plato de buen gusto. Los espacios festivos son de todos y no se los pueden apropiar unos pocos.
– Está claro que las fiestas no son momento para programar un 'Chéjov' en el teatro, pero el año pasado trajeron a Jorge Javier Vázquez...
– Que también tiene su público. El teatro de fiestas tiene que ser ligero, pero la idea es introducir cierta crítica social y este año lo hemos conseguido. Además del estreno con Ana Morgade y de darle el público lo que quiere, queremos llevarlos a otros lugares.
– Para las fiestas de 2023, ¿estará lista la reforma del Principal?
– Sí. Es la idea con la que trabajamos. Dejé el mandato con ese gran reto, sabiendo lo que había. Si venía un nuevo concejal, él no tendría que encargar un estudio para valorar las necesidades del teatro. Ahora ya lo sabemos y qué posibilidades tiene. Sólo hay que atar bien la financiación y acometer los trabajos.
– Comprenderá que resulte poco creíble que la reforma pueda estar finalizada en cuatro años cuando se tardó más de tres en encargar un estudio de alternativas.
– Lo entiendo perfectamente.
– Ahora que los socialistas también pilotan Cultura desde la Diputación, ¿la financiación para el proyecto está más allanada?
– Sí, pero ya lo estaba antes. La reforma del Principal es algo que nadie cuestiona porque son evidentes las deficiencias propias de un teatro centenario. Es uno de los grandes retos y estamos dispuestos a ir a por él. Esta no es una cuestión de optimismo ni de pesimismo, hay que trabajar.
– ¿Sigue estando sobre la mesa como opción prioritaria la intervención de 12,7 millones?
– Estamos en un momento en el que hay que ver hasta qué punto podríamos acometer esa opción intermedia, con una ampliación de la caja escénica. Pero no nos cerrarnos a nada porque, si en el futuro se puede obtener más financiación, quizás se pueda completar con una sala de baile arriba.
– ¿Qué papel jugaría ese teatro Principal remozado con un proyecto como el Auditorio, que es la gran baza del PNV?
– Son complementarios, no tienen que competir el uno con el otro y hay que tener en cuenta que también entraría en liza el Iradier Arena.
– ¿Vitoria tiene capacidad para llenar tantos contenedores?
– Hay que ser muy conscientes del reto que hay por delante y es evidente que el Principal está a tope, que en la actualidad hay muchas cosas que se nos quedan fuera. La ciudad necesita un segundo equipamiento con mayor aforo. ¿Un tercero? Bueno, puede ser bastante interesante si se reforma el Principal y el Iradier Arena cuenta con una capacidad de más de 5.000 personas.
Ahora que la joven edil socialista acaba de revalidar el cargo y con Celedón a punto de bajar de San Miguel, ya se ha puesto a diseñar las fiestas del futuro. De pronto, prevé incorporar un nuevo escenario musical, complementario a Los Fueros, al Machete y la plaza de España dedicado a la música electrónica y al indie, «que creo que se quedan algo fuera ahora». Aunque reconoce que en el Ayuntamiento tienen todavía «dudas» sobre cuál sería el espacio idóneo barajan ubicaciones como la plaza Amárica o los jardines de la Catedral, lo que obligaría a buscar un nuevo emplazamiento al Rincón del Humor.
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