El cine que moldea a las víctimas de ETA

Gracias a ese episodio, y casi en la entrada del nuevo siglo, empezó a revertirse la imagen que se reproducía en el audiovisual de la banda terrorista. Y es que, antes, durante la Transición, lo que abundaban eran historias completamente edulcoradas.

Ese cambio de enfoque, así como su explicación, es el que busca reflejar la exposición 'De figurantes a protagonistas: las víctimas de ETA en el cine', que se ha inaugurado este viernes en el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo de Vitoria con una nutrida representación institucional y se mantendrá en su segunda planta hasta el 6 de abril.

A través de un centenar de filmes, series o documentales estrenados en los últimos cincuenta años, se hace un repaso del retrato que el cine ha realizado sobre las víctimas de ETA con el objetivo de acercar al público más joven este cruento episodio de nuestra historia reciente. La conclusión es que esa transformación latente «no sólo es del audiovisual, porque la sociedad vasca, y española, también ha ido evolucionando desde un silencio, hasta una mayor acogida», apunta De Pablo, colaborador de EL CORREO y comisario de la muestra, que ha contado con el apoyo de la Filmoteca Española.

En las vitrinas y paredes aparecen guiones originales, fotocromos –los carteles que promocionaban antaño las películas– bocetos de storyboard e, incluso, elementos de atrezo de un valor incalculable. Por ejemplo, la maleta bomba de 'Muerte en Amara' (Aitor González de Langarica, 2024) o una moto que en la miniserie 'La línea invisible' (Mariano Barroso, 2020) servía para contar la muerte del Guardia Civil José Antonio Pardines, el primer asesinado por ETA. Además, la sala acoge una pieza única que atrapa todas las miradas. Es una maqueta de Emilio Ruiz del Río que fue empleada para los efectos especiales de 'Operación Ogro' (Gillo Pontecorvo, 1979).

Esa estructura, que nunca antes había salido de la Filmoteca Española, representa el interior del patio de los Jesuitas, en la parte trasera de la calle Claudio Coello de Madrid e incluye el coche –abollado por la explosión– en el que viajaban el almirante Luis Carrero Blanco, su chófer, José Luis Pérez Mogena, y su escolta, Juan Antonio Bueno. Los tres fueron asesinados en el atentado con explosivos perpetrado por ETA el 20 de diciembre de 1973.

Sin embargo, el filme no profundiza en la figura del presidente del Gobierno central y a las dos otras víctimas ni siquiera se les menciona. Es más, el realizador «diferenciaba entre una ETA buena, que habría luchado contra la dictadura franquista, y otra mala, que no aceptaba la Transición».

Este punto de partida, que borraba de un plumazo el dolor de las víctimas, se repitió en creaciones como 'El proceso de Burgos' (Imanol Uribe, 1979). Las visiones algo más críticas aparecieron con filmes como 'Ander eta Yul' y hoy el cine se ha convertido ya en «un medio para construir una memoria basada en la verdad histórica y en el reconocimiento de las víctimas del terrorismo», concluye De Pablo.