![La recta final del fiscal jefe que se enfrentó «a los más poderosos»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202204/17/media/cortadas/fiscal-jefe-kV0B-U1601680082837sLF-1248x770@El%20Correo.jpg)
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david gonzález | ander carazo
Domingo, 17 de abril 2022, 00:24
Josu Izaguirre cuenta los días para abandonar el que posiblemente haya sido el cargo de su vida. Fiscal jefe de Álava desde 2006, este donostiarra que se considera de Lasarte sella tres mandatos seguidos en los que su oficina se ha empleado a fondo para ... hacer una provincia más limpia, justa y segura. Demasiado incisivo y tajante para algunos, quienes mejor le conocen destacan su fino sentido del humor cuando se desprende de la coraza. Seis personas con los que ha trabajado codo con codo, que han recurrido a su magisterio y que le han echado algún pulso judicial diseccionan lo que han supuesto estos 16 años al timón.
Mercedes Guerrero ostenta el cargo más relevante en el Palacio de Justicia de Vitoria. Ha compartido muchos actos protocolarios y reuniones con Izaguirre del que conoce su faceta profesional y más personal. «Ha dirigido la acusación de los juicios más importantes, trabajo que requiere una gran independencia y una voluntad inquebrantable», desgrana. Recuerda además Guererro que «se ha enfrentado a los más poderosos», en referencia sin citarlo al caso De Miguel, la trama de corrupción del PNV alavés, para los que Izaguirre y su equipo lograron condenas, aún pendientes del dictamen definitivo del Supremo. «Es un profesional incansable que cree que estamos en una sociedad injusta y que trabaja cada día con el mismo entusiasmo por la Justicia».
El 'caso De Miguel' no podría entenderse sin Roberto Ramos, instructor de la causa. Formó un resolutivo tándem con Izaguirre durante la larga, ardua y costosa fase de recopilación de evidencias contra los sospechosos. «Disponíamos de pocos medios, tuvimos bastante poca colaboración por parte de determinadas instituciones y éramos únicamente cuatro personas», rememora. La Ertzaintza, por ejemplo, tardó un año en entregarles un informe que se antojaba vital. Pese a las dificultades, Ramos cree que el fiscal jefe «nunca bajó el pistón». Hubo decenas de tomas de declaraciones, el sumario engordó hasta los 25.000 folios y aún así «siempre se empleó con profesionalidad y rigor. Tenía la causa muy bien estudiada y sabía qué preguntar en cada situación». Por cierto, Ramos, Izaguirre y el otro fiscal de la causa, Manu Pedreira, festejaron el dictamen condenatorio con «un café».
El compañero con el que mayor sintonía ha tenido. El número 2 de la Fiscalía alavesa celebra que «siempre tiene abierta la puerta de su despacho para escuchar a todo el que ha pedido hablar con él». De Izaguirre expresa «su intolerancia al delito, pero de forma especial con la corrupción, que ha sabido transmitir al resto del equipo». En esos ilícitos de guante blanco «nunca ha mirado el carné político ni la posición socio-económica de los implicados». Una convicción férrea a pesar del riesgo de «padecer algún tipo de perjuicio personal, profesional o económico». Delgado e Izaguirre han compartido mucho tiempo juntos en la primera planta del Palacio de Justicia, lo suficiente para saber que «bajo su aparente seriedad esconde una persona sensible, amante de la conversación y con un fino sentido del humor».
Este letrado con despacho en la calle San Prudencio defendió a Aitor Tellería en el 'caso De Miguel'. Es decir, se sitúa en las antípodas de Izaguirre. Pese a ello confiesa que «Josu tiene todo mi respeto, afecto personal y profesional al margen de las diferencias que en algunos momentos de nuestra trayectoria hayamos podido tener». La Audiencia de Álava condenó a su cliente a 6 años y medio de prisión y a una multa de 180.000 euros. «Sólo deseo que en esta vida y en el resto de su trayectoria a Josu le vaya bien porque, allí donde esté, estoy seguro de que se implicará hasta las trancas. Va en su adn personal y profesional». ¿Algún pero? «Puede que a veces le falte cintura política para estar más cerca del ajusticiado aunque todos sabemos que la Fiscalía son los 'malos' cuando acusan. Es su trabajo», cierra este abogado.
En 2014, Izaguirre sentó en el banquillo de los acusados a tres 'bartolos' acusados de pegar, vejar, amenazar y robar a una menor vitoriana durante meses. Antonio es el padre de aquella niña y escuchar el apellido del aún fiscal jefe le despierta una sensación de gratitud. «Fue cercano, siempre nos trató con mucha empatía y se involucró mucho con nosotros», evoca. «Tenía mucho carisma. Creo que se lo tomó como un tema personal. Su atención fue fabulosa, no así la del ararteko», profundiza. La Audiencia condenó a dos de los tres procesados. «En cuanto hubo el juicio, se acabó el acoso», proclama.
El que fuera regidor vitoriano abre con un aviso. «Soy un recién llegado al Palacio de Justicia y los temas que llevo son del turno de oficio, así que mi relación con Josu nace de mis años en el Ayuntamiento», advierte. Izaguirre prologó su libro sobre la corrupción. «Tardó minuto y medio en aceptarlo. Se mojó poniendo su nombre junto al mío, que tengo una clara identidad política», apostilla. «Se puede decir que es demasiado incisivo y duro, pero no se puede decir que en un fiscal sea un elemento negativo. Si eres el acusado, que te toque un fiscal demasiado duro te puede resultar algo horrible, pero si eres la víctima o el perjudicado, que tengas un fiscal demasiado duro te va a parecer estupendo».
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