Reconocimiento a un siglo albiazul

Desde los pioneros, que con hombres clave como el presidente Hilario Dorao y el entrenador Amadeo García de Salazar protagonizaron el cambio de denominación tras el Sport Friend's Club y la primera incursión albiazul en la máxima categoría, hasta el actual Alavés. El que liderado desde hace casi diez años por Josean Querejeta y presidido por Alfonso Fernández de Trocóniz alejó los negros nubarrones económicos, devolvió la estabilidad y resurgió de nuevo desde la Segunda B. Para encadenar ya cinco campañas entre la élite y participar en la primera final de Copa de su historia. Ahora, en otra temporada complicada –¿cuál no lo ha sido en la centenaria existencia albiazul?–, el club pelea por sumar una sexta consecutiva que se convertiría además en su récord de estancia en Primera. Como referencia, el exitoso ciclo (1998-2003), que incluyó las dos únicas participaciones continentales del equipo vitoriano y, por supuesto, la recordada final de la UEFA frente al Liverpool. El Westfalenstadion de Dortmund y la épica del conjunto dirigido por Mané siguen a la cabeza de los grandes momentos.

Que no han sido tantos, aunque compartir encuentros con los mejores equipos nacionales se ha convertido en la época actual, por fortuna, en una dulce costumbre. No por ello menos difícil de perpetuar en el tiempo. Nada que no entienda la sufrida hinchada albiazul, que, sin ir más lejos, recuerda 1998 como el año donde el club regresó a Primera División después de 42 años. Aquel partido ante el Rayo Vallecano con los goles de Serrano y Sívori. Los herederos de Berasaluce, Sanz, Erezuma, Gorospe, Primi, Bolado... que cerraron la anterior etapa alavesista en Primera en 1956. Los nietos deportivos de Ciriaco y Quincoces...

Pero la realidad sanitaria sigue ahí, sin dar respiro, y complica los deseos del club de poder ofrecer una fiesta completa a sus aficionados. «El partido del centenario no se jugará hasta que Mendizorroza pueda llenarse», advirtió la entidad desde hace meses. En la mente, intentos complicados o casi irrealizables de atraer al Liverpool hasta Vitoria. El club ha desplegado, en cualquier caso, numerosas iniciativas, como el libro del centenario obra del historiador Santiago de Pablo, el himno de Mikel Izal, la baraja de naipes con 40 jugadores históricos, el sello conmemorativo, la nostálgica recuperación del marcador de Donato en el partido del 23 de enero en Mendizorroza... EL CORREO también se sumó a la festividad a lo grande. Primero, con un suplemento de 100 páginas y después, con un irrepetible cómic que atrapa la historia albiazul en conexión con la evolución de Vitoria desde 1921.

El sentimiento alavesista, posiblemente más vivo que nunca en la actualidad, no se detiene. Ni siquiera en las mútiples ocasiones donde la entidad vitoriana ha caminado sobre la cuerda floja económica, a riesgo de que la más mínima ráfaga de viento le estrellara contra el cemento de la desaparición. Pero el Deportivo Alavés sigue compitiendo mientras hace ciudad y provincia. El segundo siglo ya está aquí, en marcha.