Las rampas mecánicas de Vitoria sólo tienen servicio de averías al quedarse sin mantenimiento

El cambio en la forma de actuar del Consistorio, que le obliga a realizar un seguimiento más exhaustivo sobre el terreno, se debe a la mala experiencia con la última compañía encargada del servicio (Schindler) y a la demora a la hora de diseñar el próximo sistema. Según fuentes municipales, esta tardanza se debe a la «complejidad» a la hora de definir las condiciones. La vinculación expiró el domingo 21 de julio, pero la adjudicación del nuevo acuerdo no está todavía a la vista, al menos hasta verano de 2025.

El equipo de gobierno (PSE-PNV) concedió a principios de este año una prórroga de seis meses a la empresa que asumió el mantenimiento de las rampas. La decisión causó cierta extrañeza entre los vecinos, que la tildaron de «burla», y en la oposición, porque el Consistorio impuso hasta ese momento una serie de multas por valor de 20.000 euros, por lo que la concejala de Espacio Público y Barrios, Beatriz Artolazabal (PNV), descartó conceder más ampliaciones desde entonces.

Lejos de reconducirse, la situación se ha mantenido prácticamente hasta el final, con más de una decena de multas impuestas desde el pasado verano, prácticamente a una por mes. Sin ir más lejos, los últimos parones se produjeron el pasado fin de semana, ya con el contrato de mantenimiento finalizado y en pleno puente por Santiago.

El Ayuntamiento tiene ahora varios pasos pendientes para tener listo el nuevo servicio. Los planes de Espacio Público pasan por contar con reparaciones a demanda por medio de facturas hasta el otoño. Será entonces cuando prevé adjudicar un contrato 'puente' de unos ocho meses de duración. Este vínculo, que ya se encuentra en proceso de contratación, permitirá recuperar el servicio de mantenimiento y supervisión.

Sin embargo, el Consistorio persigue un sistema «definitivo» que espera que sea más ambicioso. A falta de que se concreten las condiciones, no se descarta la renovación de alguno de los sistemas de rampas o ascensores. Pero más allá del servicio del Casco Viejo, el Ayuntamiento contempla la llegada de rampas y ascensores a otros barrios en los próximo años, como Aranbizkarra, Santa Lucía y San Cristóbal, que también requerirán de mantenimiento.

El Ayuntamiento confía en el próximo sistema para poner fin al quebradero de cabeza que supone garantizar el funcionamiento de rampas y ascensores, que encadenan largos periodos de averías por falta de respuestas inmediatas o por actos vandálicos. El Consistorio ha optado por aumentar el número de multas en comparación a la pasada legislatura (lleva once en el último año, y 15 en total) para tratar de solventar la situación, pero no ha terminado de resolver el problema, muy criticado por los vecinos.