Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El gran Donnay solía ir a menudo al molino de Legardagutxi con sus amigos. A merendar, pasear, chicolear, componer... Una vez, sin embargo volvió, él solo, y lo que vio lo trasformó en una preciosa canción. 'He vuelto solo al molino y he vuelto a ... rememorar...'
A mí me sucede parecido con Iruña. Durante años fui acompañado. A prospeccionar, a excavar... He vuelto solo a Iruña. Saludé al encargado de la entrada, cumpliendo con la educación que nos enseñó Larra -«nadie pase sin saludar al portero...»- y paseé a mi aire, recordando, como el maestro. Y, como el maestro, canté para mí: «.. y en él todo sigue igual,...». Porque esa es la sensación que tuve. Que, desde que yo iba por allá, en los años 70, poco había cambiado.
Lo primero que no había cambiado era el calor. Todavía me sofoco recordando el que pasamos durante las excavaciones. Tremendo. Como para que te afectara a las meninges y tuvieras cualquier tipo de alucinación, antes de conseguir evacuarte a una tienda bareto -es inútil que la busquen, ya no está- que había antes de las Víllodas. Cerca de donde dejaron llevarse parte del yacimiento para hacer una fábrica de bloques de cemento, que sí que está.
En esta ocasión, refugiado en un fragmento de camino antiguo bordeado de unos arbolillos sombreantes, me pregunté por qué hace tanto calor y sus consecuencias. Al por qué me contesté con una de mis ocurrencias. Iruña forma parte casi de la Sierra de Badaya, solo los separa el río. La Sierra de Badaya es una enorme masa de piedra cubierta apenas, y sólo en parte, por el encinar. Yo he caminado por ella y he sufrido eso de que el calor te viene de arriba, del sol, pero también de abajo, de la roca recalentada. Pienso en esa aportación adicional que se vuelca sobre las tierras altas de lo que fue Veleia y hoy es Iruña.
Tirando del hilo aproveché para concluir que, quizás por esta razón, la ciudad acabó siendo abandonada. Por qué nunca ha habido habitación después, quitando lo de la Encomienda. La gente se acomodó a los dos lados del río, en Trespuentes y en Víllodas, utilizaron las tierras del antiguo poblado para labrarlas pero no generó ni un mal pueblecito de nada que, como en el caso de Gasteiz pudiera dar lugar a una Victoria.
Lo demás, lo que digo, sin cambios. El paisaje de entonces sigue siendo básicamente el de ahora. Lo más llamativo, según llegas, los restos de la puerta noble en la muralla. Algo se ha hecho pero no mucho más que lo que se hizo. En el interior, se han consolidado las ruinas que descubrieron Verástegui, Nieto, Elorza... y poco más. Fuera sí hay una novedad. Unas ruinas nuevas que unos arqueólogos dicen que corresponden a un 'macellun', mercado, y otros lo niegan. Algo muy habitual entre ellos, el no estar de acuerdo.
Sigo pensando lo mismo que hace tantos años, que si yo fuera turista, me llevaría una decepción. Esperaría ver algo espectacular, dado el bombo mediático y político que se le dio al 'oppidum' y me tendría que contentar con mucha cartelería, mucho de: aquí hubo y aquí y aquí, pero nada sustancioso que echarme a la vista. Y eso que, la puerta principal tuvo que ser monumental, lo sabemos por otros ejemplos. Y eso que, hacia la zona del río, se pueden detectar aún, mucho mejor hace años, los restos de un pequeño teatro. Y eso que, en algún sitio hubo un templo de gran tamaño, por el que tiene un capitel que se salvó de la destrucción que debieron sufrir todos los elementos ornamentales de gran lujo que debieron formar parte de él. Claro, decir que Veleia fue una gran ciudad es una cosa y mostrarlo es otra.
Me pregunto, es la ventaja de estar solo, tan solo que ni un mal saltamontes he visto, con todos los que saltaban antes, que puedes pensar lo que te apetezca, sobre de quién es la culpa de que todo siga igual. Me respondo empezando por lo más fácil. Iruña está muy destruido. Puede parecer una perogrullada, porque todo lo que tiene más de 2.000 años de antigüedad suele estarlo pero no lo es tanta. Hay lugares ocupados en época romana que han dejado ruinas, vamos a decir que suficientes como para darnos cuenta de lo que allí hubo. No es el caso de Iruña, que está totalmente arrasada y saqueada. En Iruña no volvió a vivir nadie pero todo el que pudo utilizó lo que allí hubo. Es fácil suponer lo que tuvo que quedar por allí tras la desocupación. No tanto lo fungible, lo valioso y transportable, aunque algo también. La famosa 'campana de oro' que buscaron siempre los lugareños debía recordar tiempos en los que no era raro tropezar con objetos de valor al labrar, incluso con aquellos viejos arados que apenas raspaban la tierra. Todavía hoy hay buscadores furtivos con sus detectores que algo encuentran, antes de ser detenidos por la Ertzaintza.
Desde el punto de vista arqueológico, sin embargo, Iruña es un yacimiento del máximo interés que merece la pena ser excavado. Ahora bien, ¿cómo? Desde luego no al ritmo que se ha hecho hasta ahora. Debe actuarse de forma mucho más agresiva. Hay que liberar terreno a ojo, con la ayuda de medios mecánicos, con la de obreros de pico y pala, controlados por todo el staff de arqueólogos del que Álava dispone.
Las excavaciones tienen que ser tan amplias que, finalmente el paisaje cambie. Porque, la fase de excavaciones debe ir acompañada de otra inmediata de reconstrucción de las estructuras que, aunque sea a nivel de primeras hiladas de los muros o incluso de muros saqueados, se vayan descubriendo.
En mi opinión, esta labor de reconstrucción visibilizante debería comenzarse ya por los elementos más monumentales. La puerta principal, los dos lienzos de la muralla, tanto el que ya se advierte bien, aunque de forma insuficiente, por el Oeste como el que aún está oculto por el Este. El teatro...
Cuanto antes, llegar a Iruña debe suponer llegar a un lugar impactante, no ya por sus ruinas sino por lo que se ha hecho con ellas. Nadie engañará a nadie, se sabrá que lo que se ve es moderno, pero lo mismo nadie se engaña cuando ve la fachada de Notre Dame de París, 'Il duomo' de Milán, la torre de Colonia, el teatro romano de Sagunto, etc, etc. Todos sabemos que no son originales pero nos impresionan lo mismo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.