![Calderilla cultural](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/08/14/artium-inversion-cultura-alava-kqoH-U200999160571QrB-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Bautizo cagao, si cojo al chiquillo lo tiro al tejao». Eso cantábamos los chavales cuando había bautizos. El padrino ya lo sabía y para evitar la murga matarile llevaba unas perras de calderilla y las lanzaba al aire y al suelo. Con gran alborozo y ... algarabía nos tirábamos todos y todas a por ellas. Porque, al final, aunque fuera calderilla, para nosotros en aquellos tiempos tener una 'perra' era casi casi tener un tesoro. Para el padrino era otra cosa. Teniendo en cuenta que tenía que pagar el desayuno y la comida para toda la familia, la calderilla la tiraba a gusto.
A la hora de administrar los presupuestos de lo que sea, me voy a centrar en los de la Diputación de Álava, porque es mi administración de referencia, el padrino, también conocido como diputado general, prepara la tela para los grandes gastos del territorio histórico, y luego se guarda algo de calderilla para los chavales de la cultura.
El resultado es muy distinto de cuando se entendía que los gastos fundamentales de la 'Casa madre', eran las carreteras y la cultura. Tuvimos las mejores de España, la primera autovía, y fuimos envidia por lo que se invertía en Cultura a través del Consejo de Cultura. ¡Quién no recuerda aquellos tiempos con nostalgia!
Es curioso que a partir de la incorporación de Álava a la CAPV, la Diputación se ha tenido que hacer cargo de gastos que le deberían ser inherentes al Gobierno vasco, infraestructuras, cobertura social, lo que la ha llevado a no poder dedicar a la cultura más que la calderilla.
De todas maneras, vuelvo al símil del bautizo. El padrino echaba calderilla porque los chavales estábamos hechos a ello pero bien podía haber echado billetes. Era cosa de la costumbre.
Pero yo, qué quieren que les diga, no me acostumbro a que cada vez que hay que gastar en cultura se escatime. De vez en cuando se lee en el periódico: 'la Diputación de Álava se va a gastar...' Pero pocas veces: 'la Diputación de Álava no se va a gastar...' Y yo me sé algunas cosas en las que la Diputación tiende a gastarse cada día menos. Yo me sé algunas cosas; otros, pienso yo, se sabrán otras o ¿no?
Desde que tuve relaciones con Diputación, hace unos 50 años más o menos, y por las que he tenido después, más o menos también, aprendí la importancia que tenía la actitud del equipo de Cultura: Diputado/a, técnicos/as,.. No sé quién sería, quizás Domingo Fernández de Medrano, ilustrísimo arqueólogo inicial y director del primer Museo de Arqueología de Álava, el que me dijo: «Mira, Ramón, aquí, como en todo, el que no llora no mama».
Recuerdo un diputado de Cultura, quizás haya habido algún otro, al que le llamaban 'Sisi' porque a todo el que iba a su despacho, a pedirle algo de Cultura le decía que sí. Luego él se ocupaba de aguantar las broncas de los diputados de las carteras importantes: pero cómo has podido decir que sí, si no hay presupuesto. Algunas cosas no se hicieron, otras sí. Pero su actitud era la correcta.
La Cultura no puede ser la 'cenicienta' de los Presupuestos. No puede ser el refugio fácil de «para esto no hay dinero». Todo lo contrario, la Cultura tiene que ser uno de los mayores gastadores de dinero público, porque es inversión. A corto y a largo plazo. Y eso lo sabe hasta el que asó la manteca. Cada vez que alguien responsable admite el 'no hay dinero' se está auto excluyendo. Está diciendo, yo no sirvo para este cargo. Porque mi obligación es luchar y luchar para que hasta donde se pueda no falten los recursos para ninguna de las actividades culturales que se me propongan.
Y si no tengo dinero lo busco. No vaya a ser que ocurra lo que ocurre, que en otras administraciones similares a la nuestra sí parece que hay dinero para Cultura, mucho dinero. Y se ven los resultados. A simple vista. No quiero señalar pero si hay que gastar para comprar un documento alavés único se gasta, si hay que gastar para comprar una estatua romana, se gasta.
En Álava, no es verdad que no haya dinero para la Cultura, es verdad que no hay demasiada voluntad para conseguirlo. Quizá porque la Cultura no vende, no da suficiente rédito político. Da para una foto, sobre todo si es la parte de la cultura que se llama deporte, pero poco más.
Yo, si fuera diputado, diputada de Cultura me rebelaría, si fuera técnico/a del departamento me rebelaría. Diría: «Así no se puede trabajar, todos/as en conjunto vendemos la moto del Patrimonio, que hay que defenderlo, y tal y tal, pero para esa defensa que debemos hacer hace falta dinero. Lo que no puede ser es que hay personas perjudicadas porque no se les ayuda a mantener ese patrimonio, a las que tengamos que despachar con un: '¡ah!, se siente, como no tenemos dinero...' O a personas que trabajan en el ramo patrimonial, a las que se les aconseje: 'no te esfuerces más porque no hay dinero, esa exposición,... imposible, ese libro... no se publica, esas excavaciones arqueológicas... hasta aquí, etc. etc'.
Pienso que esto no puede seguir así. Por lo que tengo la esperanza de que, quienes estén ahora mismo barajando la formación del nuevo gobierno de la Diputación Foral de Álava no necesiten ni leer lo que he escrito porque lo tienen absolutamente. Y que, esta vez, la de Cultura no va a seguir siendo la que, en el fondo, nadie quiere, porque va rellena de calderilla, sino justamente todo lo contrario.
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