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Vi unas imágenes de las algas que habían sacado de Ullíbarri-Gamboa para poder recoger el cuerpo inerte de su última víctima. Una montaña enorme, y no se habían retirado más que las imprescindibles.
Para evitar confusiones quiero decir que no me he bañado nunca ... en el embalse. Ni lo haré. Me da 'yu-yu'. De siempre. Igual por lo que me impresionó saber que el monumento en forma de barca que tan bien conocía recordaba a aquellos ocho guipuzcoanos, siete chicas y un chico, que se ahogaron cuando su barco dio la vuelta allá por el año 1958, recién inaugurado. O las dos personas que tuvieron el mismo final cuando iban a ver a sus familiares a la isla de Zuaza, en 1983. Además está el tema de los barbos gigantes que te pueden dar un mordisco de aúpa o de los gigantescos siluros capaces de amedrentar a los intrépidos ertzainas aprendices de submarinistas.
Lo que no quiere decir que no me haya interesado por él. Lo he hecho y mucho, lo que no sé es si con el mismo acierto porque tengo muy claro que sin el embalse, sin los embalses, nuestra vida como vitorianos/as sería mucho peor. Cuando la sequía publiqué mi opinión sobre la oportunidad de aprovecharla para sacar tierra de la gran cubeta del de Ullíbarri. Porque, me parecía, y me parece, que se tiene que ir rellenando y que, por tanto, el embalse puede acumular cada vez menos agua. Lo dije basándome en la intuición de que, al ser el resultado de llenar de agua unos espacios formados, en buena medida por tierras labrantías, muchas en ladera, tiene lógica pensar que esas tierras superficiales deben tender a depositarse en las zonas más bajas. A lo que hay que sumar toda la demás tierra que cada vez que suben y bajan las aguas harán lo mismo. Lo dije pero por decir. Yo no puedo saber si estoy en lo cierto o no. Eso es cosa de los técnicos, pero si estoy en lo cierto creo que ellos lo deberían decir como advertencia; por si se pueden ir tomando medidas.
Me ha gustado divulgar algo tan obvio, pero tan poco asumido en general, de que no es lo mismo un pantano que un embalse y que luego están los lagos, por su cuenta. Un pantano, un lago, son retenciones de agua naturales. Un embalse es lo mismo, pero propiciado por la acción humana. En Álava han existido pantanos, vinculados sobre todo con el cauce del río Zadorra y también con terrenos en los que el nivel freático natural estaba muy alto y afloraba. Queda el recuerdo de ello en las aguas pantanosas de Lakua o Salburua, pero hay más. Tenemos también algunos casos de lagos o lagunas en Laguardia y un par de ejemplos curiosos, pues se llenan cuando no llueve, el 'pozo de Ubirin/Ibirin' (Iturrieta) y el muy misterioso y legendario de Caicedo/Arreo.
Por el otro lado. Se comenzó a embalsar en el Gorbea, embalse de Urbina, entre Vizcaya y Álava en el año 1937 y desde el 1958 se cuenta con el relleno de dos grandes cubetas de agua, retenida por sus correspondientes presas en Urrunaga y Ullíbarri-Gamboa. Todavía en 1966 se aprovecharon aguas del Gorbea, del río Zubialde/Zaia y otras para formar nuevos embalses. En los últimos años se han excavado gran cantidad de balsas de regadío por todo el territorio alavés y aún quedan por llevar adelante un par de proyectos del máximo interés pero detenidos por razones, a mi entender, de poco peso.
Pero, volviendo a lo que iba. Vista la diferencia entre pantano y embalse pueden verse también fácilmente su consecuencia. De lo que ocurra en un pantano, solo la naturaleza es responsable. De lo que ocurra en un embalse lo es la comunidad humana que lo construyó y aprovecha. En el caso de los embalses de Ullibarri-Gamboa y Legutio, a quien lo utiliza para producir electricidad, en la actualidad la empresa Iberdrola, y a quien propicia su uso como espacio de recreo, la Diputación Foral de Álava.
Este segundo uso, que ya tuvo sus fatales consecuencias como he dicho al comienzo, ha continuado en mal plan con el vertido de productos nocivos procedentes de los barcos con motor que se han autorizado, con la llegada de aguas sin depurar durante años procedentes de cualquiera de los riajos que desaguan en él, en alguna ocasión tras atravesar zonas ganaderas, pero también durante años de unas instalaciones lúdicas para escolares. Sin olvidar la acción humana directa en forma de los diversos detritos de los usuarios.
Esta acción contaminante humana directa ha sido propiciada por la misma Diputación habilitando en sus orillas zonas llamadas playas, que, en realidad son prados naturales, con sus bichitos inherentes, caparras/garrapatas, tapados con arena, o no. La Diputación se cubre de las responsabilidades derivadas de la peligrosidad del baño prohibiéndolo, salvo en los momentos que dota las zonas de medios de salvamento. Pero esto no es suficiente, como se ha demostrado recientemente, con la intervención nefasta de las algas que se crían en él.
He hablado de que lo que sucede en un embalse es cosa humana, lo cual incluye las algas. Cualquiera nos hemos preguntado estos días por qué hay tantas algas en algunas zonas del embalse. He preguntado a los que saben y me han dicho que tiene que ver con un proceso que se llama eutrofización. Es decir, de un aumento de nutrientes en el agua estancada, especialmente nitrógeno y fósforo, que favorece la proliferación de las algas y cambios irreversibles en el ecosistema. En nuestro caso, ¿de dónde viene ese exceso de nutrientes? Evidentemente de las actividades agropecuarias que se desarrollan en las orillas del embalse, o del río Zadorra que lo alimenta. ¿Qué hacer para evitarlo? Suspenderlas, no. Regularlas, pero es complicado. Lo único ir es ir estudiando el convertir el embalse en una especie de gran piscina con orillas cementadas que impidiera el contacto entre las tierras agrícolas y el agua, pero me parece que tampoco es muy viable
Lo mismo ocurre con las actividades humanas de diversión. A estas alturas, ¿se podría revertir lo actuado, animando a su uso multitudinario como lugar de esparcimiento, prohibiéndolo? Sería lo lógico. De hecho, así ocurre en la mayoría de embalses de aguas que van a ser utilizados para el consumo humano. Pero no es operativo, no sería posible hoy en día.
Por lo que, al final, no puedo sino proponer que en el ínterin la Diputación quite las algas, me dicen que ya lo está haciendo, y se vaya pensando en algún tipo de solución a futuro.
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